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lunes, 25 de julio de 2022

Palpitando el final: Attack On Titan Final Season (Parte 2)

 

Tras una espera que duró poco menos de un año, Shingeki no Kyojin volvió a revivir la llama de todo el mundo luego de su excelente primera parte de la temporada final (que exploré por acá). Reseña de Attack On Titan Final Season (Parte 2).



 

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Una mejora para estudio MAPPA

Nacido de la mente del mangaka Hajime Isayama, el animé se ha convertido en un auténtico éxito del género pos-apocalíptico. Ha revolucionado toda la industria de la animación, incluso influyendo en las obras que salieron después. Testimonio de este triunfo fue la emisión de esta segunda parte de la temporada final a través de Crunchyroll, que transmitió cada nueva entrega en simultáneo con Japón.

Estos últimos doce capítulos que componen Attack on Titan: Final Season, Parte 2 mantienen el ritmo marcado desde la primera temporada y, afortunadamente, han dado un salto cualitativo importante del estudio MAPPA en comparación a la entrega anterior.

En el pasado habíamos notado que la animación tuvo un bajón en la calidad al pasar de Studio WIT a MAPPA, si bien siempre cumplió. Durante la primera parte de la temporada final, el uso intenso de CGI fue notable (y, generalmente, no quedó del todo bien).

Para casi cualquier otro animé, las escenas por computadora mal hechas puedan pasar más desapercibidas. Pero Attack on Titan merecía el mejor tratamiento posible: y lo tuvo con esta nueva tirada de episodios. MAPPA realmente se lució con la fluidez y el arte visual.




Menos acción, más introspección

Si bien tuvimos acción de la buena en momentos claves de la historia, en este caso nos encontramos con una dirección que privilegia más la introspección de los personajes, haciendo que la serie sea digna de los elogios que recibe constantemente.

Ejemplos claros de estos espacios más reflexivos fueron los episodios “Memorias del Futuro” (donde Zeke le muestra a Eren su vida desde su nacimiento, a través de los recuerdos de su padre Grisha) o “La Noche del Fin”, gran bottle-episode en el que todo el nuevo grupo de aliados contra Eren comparte una cena en el campamento y va sacando sus “trapitos al sol”.

Si la primera parte de Attack on Titan: The Final Season trataba sobre el ataque a Marley y el surgimiento de la facción Yeagerista, con Eren comenzando a distanciarse de sus amigos, esta continuación se centra en el descenso completo de Eren como villano supremo (y el surgimiento de la resistencia, porque “donde hay poder, hay resistencia”, diría Foucalt).



La ira asesina de Eren

En el epicentro de todo este embrollo está, por supuesto, el mismo Eren Yeager. El mayor logro de Attack on Titan ha sido ver a Eren obtener una de las mejoras transformaciones desde Walter White. Después de que la temporada pasada presentara a un Eren frío y cerrado, ahora finalmente se reveló su plan para aniquilar hasta el último ser humano fuera de Paradis Island.

Lo interesante de este arco de personaje es que no es algo tan repentino, sino que ha sido cuidadosamente diseñado, incluso, desde los primeros capítulos del animé. Eren no es Daenerys, y Attack on Titan no es Game of Thrones porque Hajime Isayama sí finalizó su historia y la adaptación viene haciendo un gran trabajo para llevarla hacia todos los espectadores en versión animada.

En efecto, la ira asesina de Eren siempre estuvo ahí. Desde el primer momento en el que lo conocimos, Eren siempre fue testarudo e idealista al extremo. Simplemente lo aceptamos de esa forma porque toda nuestra furia estaba dirigida hacia los temibles titanes. Si hay algo en lo que la Parte 2 de Attack on Titan Final Season se destaca es en presentar a las dos grandes facciones en guerra como inherentemente humanas.




Los estragos de la guerra

Curiosamente, gran parte de la temporada se dedicó a mostrarnos más a todo el resto del elenco, que a Eren. Sí, su sombra está presente en cada uno de los personajes, pero Attack on Titan toma la brillante decisión de distanciarnos bastante de él (prácticamente pasamos la mitad de la temporada sin verlo) y poner el foco, en cambio, en cómo reaccionan los otros personajes a sus terribles acciones.

De ese modo, podemos pasar más tiempo no solo con Mikasa y Armin (quienes tienen su propio arco narrativo) sino también en otros más secundarios como Connie, Jean, Reiner e incluso Annie, la Female Titan que regresa a la acción luego de su largo periodo de congelamiento.

Debo decir que la gran reunión entre todo el cuerpo de reconocimiento original no estuvo del todo lograda (a Annie le perdonaron todo demasiado rápido para mi gusto), pero el reencuentro sí movió la acción hacia delante de forma satisfactoria.

Reiner continúa siendo un personaje fascinante y la persona más afectada psicológicamente por los estragos de la guerra. Verlo nuevamente reunido con sus amigos de la infancia es tan seductor como complicado. La parte central de esta Parte 2 de Attack on Titan Final Season está dedicada precisamente a estas alianzas tan improbables como necesarias.




Gabi como nexo entre Reiner y Eren

En este sentido, si Reiner fue el personaje utilizado para mostrar la crueldad de la guerra y las obligaciones a las que se ven sometidos los soldados enviados al campo de batalla desde muy jóvenes, Gabi funciona como el nexo de unión entre Reiner y el mismo Eren.

El autor, Isayama, vuelve a demostrar su destreza al presentar, al comienzo de la cuarta temporada, a este “espejo de Eren”: una niña que se unió al ejército de Marley con la clara intención de heredar al Gigante Colosal de Reiner.

El arco narrativo de Gabi es probablemente el aspecto más bello de Attack on Titan: Final Season, Parte 2, y también el que mejor pone en evidencia la dinámica puesta en juego por el creador. Todo funciona como un engranaje bien lubricado donde, de nuevo, en el centro encontramos una mayor comprensión de las motivaciones de Eren.

Gabi es el vehículo a través del cual Attack on Titan transmite su mensaje sobre el costo de la guerra y cómo los niños son los que más sufren en estos continuos ciclos de violencia. Quizás se sobreexplican demasiado estos temas, pero a veces puede ser necesario asegurarse de que la audiencia los capta por completo.

La mayoría de los shonen actuales mantienen esta dicotomía simplista del bien y el mal. En su lugar, el animé brinda un panorama de grises, en un contexto de relaciones humanas mucho más enmarañadas de lo que aparentaba inicialmente.



En última instancia, Attack on Titan nos habla sobre la forma en que los adultos se obsesionan con viejos conflictos y continúan propagando el odio, transmitiéndolo a las nuevas generaciones. Y en este sentido, Isayama no solo nos está contando una historia de escala épica, sino que también expone los peligros de reducir nuestra visión del mundo a un dualismo puro.

¡Pero queda más! Esta Parte 2 de Attack on Titan Final Season apenas fue una brutal antesala para el climático desenlace: el verdadero final llegará en 2023.

Nota originalmente publicada en Alta Peli.

 

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