No me odien por poner un título tan clickbait.
La realidad es que mi post sobre las claves
para entender “The Mirror” tiene miles de visitas y es literalmente el primer resultado que salta
en Google cuando ponés “entender The Mirror”. Todos (me incluyo) queremos
comprender un poco más sobre esas películas súper raras que hay dando vueltas.
Además, seamos honestos, ésta también es una a la
que no le viene nada mal un poquito de explicación, interpretación y contexto.
Hablamos de la enigmática y extensa cinta rusa, de 1979, extrañamente catalogada como “de
ciencia ficción”, que tiene como protagonistas a tres hombres caminando a
través de territorios inciertos, en busca de una habitación capaz de cumplir
nuestros más preciados deseos.
Voy a tratar de mantener los spoilers al mínimo. De todas
maneras, se hace necesario tocar algunos puntos argumentales de la trama.
***
Entrando a
La Zona
Stalker (СТАЛКЕР,
en su versión original rusa) es una adaptación libre de una historia de los
hermanos Strugatsky: “Roadside
Picnic” (Picnic a la vera del camino).
La película transcurre en un área devastada y parcialmente industrializada
conocida como “La Zona”.
En el centro, según se dice, existe La Habitación,
un lugar mágico que hace realidad nuestros deseos más profundos. ¿El problema?
Alcanzarla implica esquivar todo tipo de obstáculos físicos y mentales.
Durante la mayor parte de la historia seguimos el
recorrido de tres personas que conocemos sólo por su profesión: el Stalker, el Escritor
y el Profesor.
En el mundo ideado por Tarkovsky, un Stalker es una persona con las habilidades adecuadas para
infiltrarse adentro de La Zona. Su trabajo es el de ser una especie de guía,
cobrando un servicio por llevar a la gente hacia aquel peligroso interior.
Él, que también es el principal protagonista, ve a
La Zona con algo muy cercano al asombro religioso. Ha viajado tantas veces que
ya no le interesa en nada que exista una habitación capaz de cumplir deseos. Lo
que es peor, tiene miedo de hacer uso de los poderes porque su propio mentor se
suicidó por ello. A pesar de ello, continúa llevando a la gente aunque su mujer
se indigne y que la salud de Monkey,
su propia hija, se haya visto afectada por los viajes.
El Escritor es un cínico con problemas de bebida.
Quiere recuperar la inspiración. Por último, el Profesor dice estar interesado
sólo en el costado científico de la cuestión y no tiene interés en pedir ningún
deseo. Lleva una pequeña mochila de la que no parece querer desprenderse.
Una profunda
meditación
No puedo decir que me haya encantado esta película
porque es, ciertamente, muy difícil de ver. A lo mejor es a propósito (en breve
vamos a ver que es probable que así sea), pero es una historia muy lenta,
demasiado tranquila, donde pestañear puede ser arriesgado por el peligro de
quedarse dormido.
Sin embargo, es considerada una de las obras de
ciencia ficción rusa más importantes de la historia del cine.
Todos los trabajos de Tartokvsky son así, en algún punto. Profundamente meditativos, serenos,
silenciosos. Al igual que otra de sus obras (Solaris), Stalker es un
drama humano encapsulado dentro de un relato sci-fi. Visualmente es muy llamativa
por utilizar paletas de colores que diferencian al mundo dentro y fuera de La
Zona.
Mientras que afuera todo se ve opaco y pobre, con
sonidos de maquinaria industrial como un fondo constante, como parte del
paisaje, adentro todo es más verde, orgánico, vibrante, en constante movimiento.
Esto genera un contraste fuerte con el decaimiento urbano.
«La zona exige ser respetada. No sé qué sucede aquí cuando no hay nadie, pero basta que entre alguien para que todo se ponga en movimiento de inmediato.»
Lo que sí hay en La Zona es un descuido abismal:
basura, mecanismos viejos y abandonados, restos de la personas que vivieron
veinte años antes y tuvieron que alejarse luego de la catástrofe.
¿El director está hablando de los restos de una
guerra? ¿Del comunismo ruso, quizás? Difícil de saber. Lo que sí es seguro es
que no se refería al desastre nuclear de Chernobyl, ya que eso ocurrió siete
años después. (Curiosamente, Chernobyl sería conocida como “La Zona” y las
personas que ingresaban de forma ilegal al sitio abandonado serían llamadas
“Stalkers” en honor a esta película).
Como sea, la película es difícil de digerir por su
deliberada lentitud. Hay muchísimas escenas prácticamente estáticas, sin
diálogos, que se extienden por más de cuatro minutos. Eso, en una película que
dura prácticamente tres horas, la vuelve complicada de ver.
La escena más memorable en relación a esto es el
viaje que los tres tienen
arriba de una carretilla. Son varios minutos de silencio donde el
espectador se queda obligado, junto a los protagonistas, a observar el paisaje
a medida que se va modificando.
«El espectador ideal para mí mira un film como un viajero mira el paisaje por el que atraviesa en tren.» (Andréi Tarkovski)
Tampoco esperen hallar diálogos cómicos que sirvan para
relajar tanto drama profundamente existencial. Una sonrisa en una película de
este estilo es más rara que un guión coherente en una película de Michael Bay.
Hay quienes gustosamente hablan del cine de Tarkovsky
como “poesía visual”, y creo que hay un poco de verdad en eso. La película
transita por lugares muy atractivos, laberínticos y enigmáticos; lugares que
son simultáneamente hermosos e inquietantes. La sala llena de arena blanca es
uno de los que, inmediatamente, me viene a la cabeza.
Lo que sí es cierto es que, si bien podemos
encontrar muchos simbolismos y una narrativa más o menos lineal, el director no
nos ayuda en nada a comprender qué es lo que está pasando. Por suerte, hay
varias aproximaciones posibles a la película.
Un
acercamiento freudiano
Hay quienes han visto en esta tríada de personajes
las tres instancias fundamentales del aparato psíquico: el ello, el yo y el
superyó.
Según esta idea, el “Ello” sería el Escritor: la
expresión psíquica de las pulsiones y deseos más superficiales, en constante
conflicto con el “Yo” y con el “Superyó” (los otros dos protagonistas).
El “Yo” sabemos que es una instancia psíquica
mediadora entre las otras dos. Desarrolla los mecanismos necesarios para
obtener el mayor placer posible, pero dentro de los marcos que la realidad
permite. Quedaría representado, en la película, por el personaje del Profesor.
Por último, el Stalker sería el “Superyó”, la
instancia moral que constituye la internalización de las normas, reglas y
prohibiciones.
Stalker y la psicología
La mirada freudiana de Stalker es súper
interesante, más porque toda la película se desarrolla más como un tranquilo
drama psicológico que como una cinta de acción y ciencia ficción.
Los elementos
futurísticos son inexistentes o apenas se mencionan (al parecer, un Ovni habría
caído en el centro de La Zona, generando lo mágico de la habitación, y aquel es
el motivo por el cual el lugar está tan custodiado).
La última escena, ya emblemática, es también uno de
esos pequeños momentos donde podríamos haber experimentado algo sobrenatural
que va más de la mano con otros relatos sci-fi.
Monkey,
la hija del protagonista, supuestamente utiliza sus poderes psico-cinéticos
para mover un vaso de vidrio (a medida que pasa el tren por detrás, generando
movimiento también). Un perro chilla (¿de miedo?). La cámara se aleja. Suena un
fragmento del cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven. Es una de
las escenas más discutidas en relación a Stalker.
Y una de las más bellas también.
Me encanta esa escena porque encapsula gran parte
de lo que representa esta película: la idea de que todo lo que vemos podría ser
mágico o mundano en partes iguales. Generalmente se deja mucha ambigüedad a la
hora de aclarar si La Zona en verdad tiene las características fantásticas que
se le adjudican o si es una ilusión que está en la mente de las personas.
Esta indeterminación se refuerza con el final,
donde los protagonistas optan por no entrar a La Habitación cuando finalmente
la alcanzan. Hay también un efecto hipnótico constante, como si todo estuviera
ocurriendo dentro de un sueño, o bajo trance.
El conflicto
viene desde adentro
Si bien la película arranca con una pseudo-escena
de acción, con los tres escapando de tiros por parte de soldados que custodian
la zona, pronto la historia baja varios cambios. Incluso algo más loco es que
aunque se menciona que La Zona está llena de trampas, rara vez vemos una. El
conflicto central pasa más por las ideologías encontradas de los protagonistas.
Las temáticas que se van tocando son las relaciones
entre esperanza y realidad, la necesidad humana del misterio y el peligro, y
las banalidades del hombre. El deseo como búsqueda de la felicidad es abordado
también. Cada parte tiene su postura respecto a estos y otros temas que
discuten a lo largo del viaje.
Para el Stalker, La Zona es el único lugar donde se
siente cómodo. Para él cualquier otra forma de vida es una prisión, y el viaje
–aquel constante movimiento– le da sentido a su existencia. Es llamativo que
dentro del claustrofóbico mundo que se presenta, La Zona es un espacio abierto
donde todo es posible, incluso un lugar donde las leyes de la naturaleza están
supuestamente suspendidas (por ejemplo, las flores no tienen esencia).
La Habitación pone en evidencia los deseos ocultos
de las personas, rellenando las fantasías y sueños que todos llevamos en
nuestras mentes. Así, La Zona funciona más o menos como la imaginación, y es
así como me gusta pensarla.
Entrar allí implica enfrentarse a un escenario
diferente, con un mundo que cambia de acuerdo a quien lo visita. Como una obra
de arte que puede interpretarse de diferentes maneras por cada lector o por
cada audiencia.
La imaginación atenta contra la mirada literal y materialista
del mundo, amenaza con destruir todas las pequeñas categorías en las que el mundo
parece necesitar entrar.
A su vez, y acá se hace más evidente el comentario
social de la película, la imaginación y la creatividad atentan contra el orden
establecido. No es casual que un lugar tan especial, tan mágico, tan diferente
al deprimente mundo real, sea fuertemente protegido y defendido por un pequeño grupo
de personas armadas.
Stalker como un viaje interior
De esa manera, el viaje en Stalker es una travesía introspectiva hacia el interior de uno
mismo. Si el exterior de La Zona representa lo evidente, lo banal, lo conocido,
nuestro mundo ordinario (familia, amigos, objetos materiales), el interior es
el lugar donde se constituye la vida íntima de nosotros: por eso es silencio,
es cambio continuo, es contenedor de los desperdicios que vamos produciendo a
lo largo de la vida, es sueños, es imaginación libre.
A medida que los tres se van metiendo más y más en
lo profundo de La Zona, vemos que los parámetros de espacio-tiempo se vuelvan
menos coherentes, con personajes que desaparecen y aparecen en otros lugares,
finales de túneles que nos llevan hacia salas imposibles y todo tipo de
ambientaciones que no serían naturales en la vida real.
Tarkovski consideraba que una de las cosas más lindas
del cine es su habilidad para distorsionar el tiempo a voluntad del artista (lo
mismo, me atrevo a decir, podemos aplicarlo a otras artes como la literatura). La Habitación en la que los deseos (íntimos)
se hacen realidad es el lugar más oscuro de este sistema interno, un espacio
hermético, cerrado, en el que ya no es posible engañarse a sí mismo.
Vale también mencionar que, al mismo tiempo, Andréi
Tarkovski no creía que sus películas tuvieran un “significado oculto”.
«En ninguna de mis películas se simboliza algo. La Zona es sencillamente La Zona. Es la vida que el hombre debe atravesar y en la que sucumbe o aguanta. Y que resista depende tan sólo de la conciencia que tenga de su propio valor, de su capacidad de distinguir lo sustancial de lo accidental.»
El
acercamiento espiritual
Hay otra interpretación interesante en relación a Stalker (y pido disculpas si fui medio
desordenado en esta nota). Tiene que ver un poco con todo esto que vengo
comentando de la psicología (los tres personajes como versiones del “Ello”, el “Yo
“y el “Superyó”) y el
viaje hacia nuestro inscosciente, pero en lugar del foco en una sola
persona, implica ver en la película como la evolución del hombre en su totalidad,
en su humanidad evolutiva.
La Zona y La Habitación representarían las visiones
utópicas del hombre. Tres héroes funcionarían como distintos modos de
pensamiento en tres periodos históricos fácilmente identificables, lo que
indicaría las diferentes respuestas que tienen respecto al mágico lugar.
Bajo esta mirada, el Stalker es la humanidad en su
fase pre-moderna: cree en Dios, es supersticioso de La Zona y sus peligros,
está siempre preocupado, si bien vive una vida simple con su familia. El viaje hacia
La Zona es la búsqueda de la utopía.
El Escritor representa al periodo de la
Iluminación. Tiene ideas filosóficas más sofisticadas, vive en un gran mansión,
y está condenado siempre a criticarse a sí mismo. Quiere realizarse con la
escritura, es antropocentrista (Dios
ha muerto, viva el superhombre), se cree una especie de profeta en su
tierra. Algunas imágenes visuales de la película refuerzan estas ideas.
Finalmente, el Profesor es la posmodernidad: un
científico, un físico que quiere cuantificarlo todo, medir lo desconocido de La
Zona. Es metódico, racional (hiperracional incluso). Eventualmente revela sus
verdaderos motivos para llegar a La Habitación: es una utopía peligrosa y
quiere destruirla con la bomba que carga en la mochila. Es una expresión de la
era nuclear, pero en su racionalidad termina provocando más desastres.
Es divertido ver la película con esta perspectiva.
Por ejemplo, la escena en la que el escritor
defiende al profesor y golpea al stalker puede entenderse como una expresión de
la burguesía oprimiendo al proletariado. Ambos (escritor y profesor) serían como
el totalitarismo staliniano, considerándose iluminados y con raíces
filosóficas, buscando eliminar la utopía que encontró el stalker en relación a
La Habitación.
Palabras
finales
Pero no nos vayamos tanto por las ramas. Podríamos
seguir tirando teorías locas sobre Stalker
(miles lo han hecho) porque es una película tan abierta y ambigua que lo
permite.
Lo importante a entender acá es que la película se
esfuerza más por generar una suerte de estado hipnótico en el espectador
(impulsado por un ritmo lento, la escasez de diálogos y las poderosas imágenes
visuales) que en dar una respuesta cerrada y redondita a preguntas que ni
siquiera expresa abiertamente.
Creo que la mejor manera de pensar Stalker es como un ejercicio de estilo
que hace Tarkovski en cuanto a la trascendencia del ser humano. No es la
primera película en tocar esta temática ni va a ser la última.
Es una producción para ver con mucha paciencia; incluso,
de ser necesario, en partes. Me gusta pensar que el pantallazo que di en esta
nota puede ayudar a apreciarla un poquito más, aunque no dejo de admitir que,
como experiencia cinéfila se vuelve aburrida, repetitiva y monótona.
La película está disponible, de forma completa, en Youtube.
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Las locas búsquedas de Google...
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Recuerdo haber visto esa película hace algunos años. Creo que no la terminé de ver.
ResponderEliminarAsí que si está en youtube la veré, para repasarla. Sobre todo porque leí la novela y me gustó mucho.
Saludos.
Seee, está completa en youtube. Como dije: vale la pena para analizar o desmenuzar... pero es LENTA.
EliminarExcelente análisis!!
ResponderEliminar¡Gracias, Roger!
EliminarMuy buena reseña, cráneo.
ResponderEliminarEs una película muy lenta pero de una belleza tremenda, me he quedado impactado por las escenas de reflejos de agua, burbujas, movimientos del aceite y demás.
Me he visto a mí mismo luchar con los acrílicos, óleos y el aguarrás
Me gustan las imágenes de tuercas que usaste, muy representativas
Abrazo!
En efecto, no lenta, lentísima. Cuesta ver el cine de Tarkovsky, pero después una se queda contento porque son pelis con mucha tela para cortar.
EliminarLa película trata del conflicto del ser humano consigo mismo: la zona te cumple el deseo más añorado, el problema es que este deseo no siempre es el que se cree. El stalker, que fue a la zona buscando la salud de su hija, no obtuvo lo que deseaba porque en su interior no era lo que más añoraba. Es por eso que vive sufriendo y le advierte a los demás sobre la zona.
ResponderEliminarGran aporte. ¡Tal cual!
EliminarEs una maravilla no apta para palomiteros.
ResponderEliminarCine puro.
Lenta, aburrida...en fin, para tener un blog de cine tu gusto parece un poco atrofiado.
Amigo, si te quieres sentir inteligente sácate una carrera o inicia un negocio. Hay que ser bien pendejo para resaltar tu inteligencia en base a "entender" una película 😂 Más aún una película donde ni el mismo creador tenía un significado concreto en mente.
EliminarSoy intelectual... muy inteligente, ¡ay qué bonito soy!
EliminarMe da que se trata de una zona, laboratorios, donde hubo algún accidente, quizá nuclear y se quiso ocultar con la teoría del meteorito. Quizá el profesor trabajó allí, en el búnker 4 y quiso volver para destruirlo todo al ver el mito en que había convertido. Ello explicaría los poderes mutantes de la niña. Por otro lado el Stalker parece un modelo de Cristo y su mujer María Magdalena a quien le dijo sígueme. Abunda en ello la corona de espinas encontrada en el territorio del Stalker, que se queja de la poca fe del mundo.
ResponderEliminarIncreíble artículo. Es un gran aporte tu punto de vista, la verdad. Me ha gustado muchísimo. Saludos!
ResponderEliminarQuerido Lupa. No se puede desdeñar la inutilidad de encontrar el objetivo sin entender que lo más importante es el camino que se recorre para ello. Puro Kafka. Véase o léase El Castillo.
ResponderEliminarTodo muy lindo, comparto todas las opiniones. Pero: ¿alguien me podria explicar la escena final? la de la niña moviendo los vasos con la mente.
ResponderEliminarJa, gran final. Me lo guardo para una segunda parte del post. =)
EliminarGracias por esta reseña y análisis. Agradezco tu franqueza en decir que es una película lenta y difícil de mirar. Creo que el cine y la literatura son para disfrutar, para ampliar nuestro mundo, para crecer espiritualmente, entonces no debemos ver películas o leer lo ros canónocos si no nos gustan. De nada vale alardear de ver a Tarkovski si no nos gusta o simplemente no le encontramos sentido. Tu reseña justificó el esfuerzo que me resultó ver la película, que creo demasiado larga aunque potente y hermosa. Abrazo
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