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martes, 5 de enero de 2016

El “narrador testigo” en la narrativa


En la secundaria nos enseñan que hay, básicamente, dos tipos de narradores: en primera y en tercera persona. Eso, claro, sin contar textos como los de “Elige tu propia aventura” que están narrados en segunda persona (casos muy atípicos, por cierto).

Esa visión de dos tipos de narradores es bastante limitada, y la realidad es que hay muchos “subtipos” que hacen del tema algo un poco más complejo. Uno de los más interesantes que ha sabido brindar la literatura es el “Narrador testigo” (o “Narrador periférico”).

Este tipo de narrador puede presentarse tanto en primera persona como en tercera. Lo importante es que él no es el protagonista, sino que vio los eventos que desarrolla la historia desde afuera, desde un punto de vista concreto porque lo presenció de primera mano, pero sin afectar de manera contundente en lo sucedido.

En la célebre novela de Umberto EcoEl nombre de la rosa”, Adso (el narrador) es el asistente del detective medieval William de Baskerville, y provee la exposición de la historia dejando constancia de lo acontecido. Uno de los ejemplos más conocidos del narrador testigo.

No es tan sorprendente remarcar que Adso y William de Baskerville estuvieron inspirados en los inmortales personajes de Arthur Conan Doyle. En efecto, es el Dr. Watson quien brinda el ejemplo más clásico de “narrador testigo” que alguna vez conoció la literatura. Sherlock Holmes es quien resuelve los casos, pero es Watson el encargado de describir lo que ve, hacer fluir la trama y documentar los descubrimientos y razonamientos del detective.


Uno de los grandes objetivos del narrador testigo es preguntarle al verdadero protagonista aquellas preguntas que el espectador o lector quiere (o necesita) saber. 

Algo así sucede en la película Ex Machina (una de las mejores del pasado 2015) donde Caleb frecuentemente hace las mismas preguntas que la audiciencia quiere conocer, de manera que Nathan pueda proveer una exposición.

Autores como Franz Kafka han incursionado en la elaboración de historias con narradores téstigos. En “Un Fraticidio”, por ejemplo, expone un violento asesinato desde la mirada de un vecino.

Hay un par de reglas, muchas veces tácitas, que tienen que darse para que el narrador pueda considerase como “testigo”. Entre ellas, la esencial es que el narrador testigo nunca es el protagonista directo de los hechos relatados e intenta ser lo más objetivo posible. Un relato mío que pronto voy a subir al blog (“Homicisium”, ganador del 2° Premio en Certamen Nacional "Roberto Arlt 2015") es un modelo de esto.

Otra pauta: su visión limitada. No es omnisciente, está restringido por sus percepciones. Tampoco conoce lo que siente o piensan el resto de los personajes (aunque puede inferirlo). Se confina a describir lo que vio y, en todo caso, sugiere lo que cree que pasa  (siempre desde su perspectiva).


La literatura clásica ha brindado grandes novelas con narradores testigos, como “El Quijote” (de Miguel de Cervantes) y “Mujercitas” (de Louisa May Alcott). Allí el narrador es más bien un informante que transcribe los hechos acontecidos.

Edgar Allan Poe tiene un buen número de relatos escritos con este tipo de narración. Las historias del detective Auguste Dupin, por ejemplo, son transmitidas a través de un testigo anónimo.


Por último, el animé presenta casos interesantes (y extremos) de esta manera de contar una historia. El Director´s cut de “Deathnote” no sólo revela el verdadero final de la historia de Light Yagami sino que además sucede desde el punto de vista del shinigami Ryuk. Este interesantísimo personaje, a lo largo de la serie, usualmente actúa como “El Watson” frente a los planes de Light.

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5 comentarios:

  1. Interesante lo del narrador testigo. Un recurso fundamental en algunas historias como las de Sherlock Holmes. El personaje de Watson permite que se hagan las preguntas que justifiquen que el detective explique el caso. Y mientras tanto conocer las pistas, desde el punto de vista de Watson, quien más de una vez intenta usar la capacidad de deducción.
    Ese punto de vista permitió que Conan Doyle matara a su personaje y que, a pedido, del público, lo reviviera, con el recurso de que no había muerto. Watson no vio la pelea final como Moriarty, por lo tanto no se mostró en la historia.

    La ciencia ficción podría presentar casos en que el narrador testigo tenga una capacidad especial de observación, siendo un telepata.
    Interesante entrada.
    Saludos.

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    1. Recuerdo un par de cuentos de Asimov que cuentan con un narrador testigo. Es interesante la posibilidad de un narrador que no lo sabe todo, sino únicamente lo que experimenta con sus propios sentidos. ¡Gracias por pasar!

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  2. no sabía que no era tan común, pensé que era utilizado este recurso mucho mas...

    Kafka, Asimov, Poe, se nombran a todos los que me gustan! salu2-...

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  3. Creo que el mejor ejemplo es el de Watson. Está muy bien que hayas rescatado el narrador testigo de El Quijote.
    A mí me inquietan algunos narradores testigos en los cuentos de Cortázar, porque por momentos son testigo, por momentos omnisciente y se van mezclando en el mismo cuento. Creo que el mejor ejemplo es "La salud de los enfermos" en donde el narrador llama a todos los personajes por su apodo, y con el sentimiento de pertenencia en el círculo familiar, pero a la vez pareciera que conoce mucho más.
    Tendría que releerlo desde esa perspectiva.

    Buena entrada
    Abrazo!

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    1. Me agendo "La salud de los enfermos". ¡Gracias por el dato!

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