La ficción o escritura
colaborativa (a veces llamada hiperficción
constructiva) es aquella creada mediante la contribución de dos o más autores. Es todo un universo
de la literatura que no suele explorarse demasiado, pero que está muy presente
hoy en día gracias a la utilización de las nuevas tecnologías.
Durante siglos, la norma fue siempre
que la originalidad literaria tenía que venir como resultado de la actividad creativa individual. Pero,
¿se puede pensar a la literatura como el producto de una comunidad creativa? La
televisión, de hecho, es una cuestión absolutamente
colectiva. Todos los programas de TV y las series tienen a un equipo
creativo detrás, y los guiones suelen estar a cargo de varias personas.
No es nueva la idea de producir a
partir de otros. Julio Cortázar, por
ejemplo, decía respecto al diálogo: “lo
escribo escuchándolo, o lo invento copiándolo, o lo copio inventándolo".
Pero no quiero hablar de las fuentes de inspiración o de dónde provienen las
ideas, sino del momento en el que varios autores se juntan a escribir algo en
conjunto.
Algo así como lo que comenté en el post
sobre el “Cadáver exquisito” y los escritores surrealistas.
Hoy, gracias a la utilización de Internet,
existen posibilidades novedosas de
colaboración creativa. Por ejemplo, el concepto de cadáver exquisito se
trasladó a la web. Varias páginas de Internet apuestan por la creación
colectiva de una novela, escrita con muchas manos. Un autor comienza el primer
capítulo y el resto de escritores colabora en la obra.
Wikipedia (y todas las “wikis”) tiene la misma filosofía. No
solo para la creación colaborativa de artículos de divulgación. También hay un
par de proyectos bastante ambiciosos de escritura colaborativa bajo el formato
wiki: la Wikinovela,
(de la Universidad de Deusto), por
ejemplo, es un intento de crear una obra
colectiva, con un multilingüe e hipertextual. Algo similar sucede con el
proyecto A Million Penguins, y la Poepedia.
André Bretón fue una de los primeros que
notó la soledad que acarrea la escritura. Por eso creó la idea del arte como
oficio colectivo junto al resto de los surrealistas. A través de juegos y
ejercicios literarios, rompieron con este esquema que hoy ya no es tan extraño.
Hasta Google (con su Google Docs) brindó la
posibilidad de editar el mismo documento por varias
personas.
Internet is beautiful, y por eso es posible encontrar todo un cosmos de páginas sobre cualquier
tema. Y este no es la excepción. Navegando un poquito, encontré varias páginas
que buscan incentivar la colaboración entre autores. “Literativa” es una red social para escritores cooperadores (http://www.literativa.com/) y “Coompone” (http://www.coompone.com/) es un portal de
escritura en grupo.
Por su parte, “Novlet” (http://www.novlet.com/)
permite la escritura colaborativa de historias no lineales en varios idiomas
(aunque la página está en inglés). “Sigue
la historia” tiene un formato similar, pero como fan-page de Facebook. Y, si tienen ganas, pueden darse una vuelta
por Soopbooks,
Webook y Protagonize,
que también apuestan por la creación dinámica y participativa.
La ficción constructiva, sin
embargo, históricamente fue maltratada y marginalizada por la crítica
literaria. Existieron comunidades creativas desde la antigüedad, pero nunca
fueron del todo bien vistas. Comenzó a cobrar peso recién a partir de la edad
media. Jacob y Wilhelm establecieron el estándar para las colaboraciones literarias
con sus “Historias de los hermanos Grimm”
(de
las cuales ya hablé en este post). Italia
tiene una tradición muy fuerte en cuanto a ficción colaborativa. Este tipo de
escritura, por ejemplo, era una de las favoritas de los futuristas italianos.
Acercándonos más a lo contemporáneo,
Douglas Preston es un autor
americano que hizo su carrera a través de colaboraciones con, por lo menos, una
docena de autores. En un
post donde hablé sobre el misterio en la literatura mencioné “Las
manos del diablo” (de Douglas
Preston y Lincoln Child). Y en
esa misma nota se encontraba “El enigma
del cuatro” (de Ian Caldwell y Dustin Thomason).
El prolífico autor Stephen King (bajo el seudónimo de Richard Bachman) también se dio una
vuelta por la escritura colaborativa con “El
talismán” (1984), junto a Peter Straub.
Muchas películas tienen
guiones escritos por dos personas, muchas veces familiares o hermanos (los
hermanos Wachowsky (“Matrix” y otras tantas) y los hermanos Nolan con “Interstellar”,
por ejemplo).
No muchos saben que los famosos
misterios de Ellery Queen en
realidad eran escritos por dos autores: los primos Daniel Nathan y Manford
Lepofsky.
En Argentina también tenemos un caso especial: el de Bustos Domecq, que no fue ni Borges y
Bioy Casares, más bien un híbrido engendrado por estos dos genios de la
literatura. (Pero de esto hablaremos en otro post.)
Como nota de color, y para cerrar el tema, les cuento que en la
secundaria tuve profesoras de lengua excepcionales que siempre recuerdo. La de
primer año, bastante experimental, nos hizo crear una novela colaborativa en
grupos. Yo y mi grupo escribimos una versión moderna de Romeo y Julieta para el
proyecto (“Romeo y Julieta 00”) que hoy me da vergüenza recordar. Por
suerte, el texto original quedó perdido en el olvido.
¡Hasta la próxima!
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=>> Otras notas TEMÁTICAMENTE RELACIONADAS con este
post: “Técnicas
narrativas: el cadáver exquisito”, “La
verdad sobre los cuentos de hadas”, “El
misterio en la literatura: simbología y ocultismo”, “Cuna
de Gato” (una novela de Kurt
Vonnegut) y “El
lado oscuro de Oliverio Girondo”.
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Muy buena entrada, y gracias por compartir los links!! En cuanto tenga un rato libre voy a darles una miradita. Con tu anécdota escolar me hiciste recordar a la de historia de 2º, que nos mandó a hacer un TP sobre la Edad Media, cuyo corolario era la creación de una mini obra de teatro. Con mi grupo hicimos algo sobre los missi dominici de Carlomagno con un montón de chistes bizarros. No es alta literatura, pero fue divertido. En alguna parte tengo guardados el borrador y el definitivo, cómo llegó todo eso a mis manos es algo que todavía no me explico.
ResponderEliminarY por cierto, no sé si leíste la historia compartida que organizaron en Literautas, creo que quedó sin terminar, pero igual está buena. Yo escribí la 5ª parte, creo (está en el blog), y fue una experiencia rara y educativa.
¡Me alegro que te guste! Tengo muchísimas notas (en mi opinión) re interesantes que ya empecé a diagramar, jaja. Che, no leí la historia compartida en Literautas. ¿Tenés el link a mano? Por estos días ando pensando como ca***** armar la historia con el comienzo de "La invención de Morel".
Eliminar¡Saludos!
Te dejo los links de la historia
Eliminarhttp://soymoriapuch.wordpress.com/2014/05/17/historia-compartida-parte-1-por-moria-puch/
http://astarteh.wordpress.com/2014/05/16/21/
http://ladesdichadesersalmon.wordpress.com/2014/05/18/historia-compartida-parte-3-por-aurora-losa/
http://ladesdichadesersalmon.wordpress.com/2014/05/21/historia-compartida-i-parte-iv-por-sebas-cano-2/comment-page-1/#comment-15
http://beyond-kag.blogspot.mx/
http://cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com/2014/06/08/historia-compartida-parte-7/
http://dosmildiasconjulia.blogspot.com.ar/2014/06/historia-compartida-parte-viii-por_14.html
http://idilioenlaoscuridadtotal.blogspot.mx/2014/07/la-historia-compartida.html
Ahí me guardé los links. ¡Gracias!
EliminarApenas empecé a leer tu entrada se me vino a la cabeza Bustos Domeq (y por qué no podríamos sumar al trío a Silvina Ocampo). Estoy leyendo "De jardines ajenos" de Bioy, y no puede estar ni 4 páginas sin nombrar alguna frase de Borges. Creo que la relación entre ellos era algo simbiótico.
ResponderEliminarAbrazo
De hecho, yo también pensé en Bustos apenas arranqué a escribir sobre esto. =P
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