Una cosa me llevó a la otra y navegando por el blog de mi gran lectora Denise (Primera Naturaleza) terminé en otro (Palabras Soñadas) con un pequeño desafío literario. La idea de Adella Brac (http://adellabrac.blogspot.com.ar/)
era escribir un microrrelato de 5 líneas
que contuviera las palabras: empezó, chico y alma.
Me copé y no lo pensé mucho (cinco minutos, de hecho).
Creo que cumple con la premisa mientras nos enmarca en una situación que todos
podemos identificar.
Ahí va. Espero que les guste.
………………………………………………………………………………………………….
"El horno" (microrrelato)
La
gota empezó a derramarse por el escuálido cuerpo de aquel chico. Recorrió la
frente, la nariz, la boca, y finalmente se estrelló contra la hoja en blanco.
La hoja permaneció ahí, inmutable, sosegada, negada a escribirse por sí misma.
En el momento en el que —del aburrimiento— la gota y la hoja comenzaron a
hablar animadamente, él se dio cuenta de la aterradora verdad. Haberle vendido
el alma al demonio le iba a permitir aprobar ese absurdo examen final, ¿pero
cómo salir del abrasador horno después?
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Después de que “La
invención de Morel” me voló la cabeza, decidí seguir leyendo más obras de
Bioy Casares. Eso me llevó a comprar “El sueño de los héroes” (1954), una novela extrañamente hermosa
que su amigo Borges calificó como "la
historia más linda del mundo".
Mucho se ha escrito sobre esta
obra, textos críticos y análisis extensísimos de las temáticas que explora, o
de su novedosa forma de incorporar lo
fantástico. Mi motivación es, únicamente, delinear algunas cuestiones que
me parecieron interesantes e invitar al lector a que le dé una oportunidad a
una de las obras fundamentales de la literatura argentina del siglo XX.
►
“El sueño de los
héroes” en formato PDF y para
descargar: http://goo.gl/xFd9Km
En la novela, Bioy Casares vuelve
a sus tópicos del tiempo y la memoria que hicieron de “La invención de Morel” una experiencia de lectura tan fascinante.
En este caso, es el año 1927 y Emilio Gauna, un mecánico de clase
media-baja en Buenos Aires, acaba de ganar 1000$ en las carreras. Como es joven
y no tiene responsabilidades (ni familia) decide quemar la plata con sus
amigotes durante tres días en el carnaval. Pero en la tercera noche algo le
sucede, una suerte de revelación o iluminación que no va a poder recordar al
día siguiente.
#SpoilerAlert: aunque
no pienso develar (del todo) el sorprendente final, a partir de este momento es posible que se revelen partes fundamentales
de la trama.
Esta tercera novela de Bioy Casares es mucho menos fantástica que Morel y más
sobre crecer, asumir responsabilidades y
desafiar al destino. En el curso de su narrativa, a lo largo de tres años,
vemos como Gauna deja sus vicios y la mala junta para casarse (un rol que nunca
terminar por aceptar del todo) y así convertirse en una persona respetable. Pero
eso no le impide seguir investigando el extraño suceso que guarda en algún
lugar recóndito de su memoria.
Lo que más me gustó de “El sueño de los héroes” es que todo
cobra muchísimo sentido en las últimas páginas. De hecho, con algo más de
doscientas páginas, el elemento fantástico apenas se deja entrever en las
últimas diez. Lo que podría haber sido una historia normal, convencional, llena
de casualidades, acaba siendo un extracto de hechos ineludibles en los que el
Destino hace caer las piezas como fichas de dominó.
Por momentos la narrativa se
vuelve muy slice-of-life, relatando
los hechos cotidianos, del día a día, del protagonista, y el misterioso evento
pasa a un segundo plano.
Pero en realidad cada momento, cada capítulo, tiene su
intención, su porqué, su peso en la trama. Y el final (¡oh, el final!) me
pareció perfecto, tan perfecto que me enojé conmigo mismo por no verlo venir. Sorprendente, aunque increíblemente esperable.
Tres años después del “suceso” (en 1930)
Gauna vuelve a ganar dinero en las carreras e intenta reconstruir los tres días
de fiesta de 1927, en una tentativa de recuperar su iluminación, yendo contra
su misma esposa que le aconsejaba “dejarlo ir”.
¿Por qué sus amigos no querían recordar nada sobre aquella noche? ¿Quizás el soñó todo, o es un demente? ¿Alguien
está conspirando contra Emilio Gauna? Lo genial es que
Bioy Casares plantea todas estas posibilidades y las deja abiertas para que el lector cree sus hipótesis.
La reconstrucción de su viaje es
el punto de inflexión donde todo comienza a hacerse evidente. Bioy Casares, con
una maestría en la escritura y una gran habilidad para crear tensión, nos va
llenando los vacíos que existieron en el primer viaje de 1927. Y el viaje es maravilloso. Aunque “El
sueño de los héroes” no posee un ritmo vertiginoso, o una trama que enganché
completamente y en todo momento, sí se destaca por un estudio de personajes
fino, sutil. Una conversión y un fatal retorno.
Fiel a la trama realista que
plantea, el autor ubica al relato en diferentes arrabales porteños: los barrios
de Saavedra, Villa Luro y Barracas —durante las noches de carnaval,
en clubes y bares—. Utiliza modismos argentinos, pero no alcanza el nivel de
lunfardo de otras obras (como
“Los siete locos, de Roberto Arlt). Él mismo comentó que el argumento es
una excusa para poner en evidencia la vida de los jóvenes en Buenos Aires.
Aquel fue el tema central en su escritura. En efecto, la “obra condensa personajes masculinos no terminados, como adolescentes
empedernidos que buscan reconstruir lo perdido” (como describe la
periodista Silvia Hopenhayn).
El manejo del lenguaje, por
ejemplo, es magistral. Personajes absolutamente opuestos, como el doctor Valerga y el Brujo Taboada, hablan de maneras muy
disímiles. Lo mismo sucede con los chicos del barrio, que tienen su propia
jerga.
Temáticas exploradas
Personalmente creo que la trama
tiene como tema central, no una localización, ni un argumento, sino una emoción en particular: el desencanto.
Nunca se puede pasar en la vida por el mismo punto, todas las experiencias nos
enseñan cosas, pero quedan en el pasado.
Uno debe aprender a seguir hacia
adelante y no vivir de la nostalgia, o de la memoria de cosas perdidas. Emilio
Gauna, en sus monólogos internos, batalla contra esta idea de tener que crecer,
evolucionar.
El desencanto está
indisolublemente asociado al paso de la
adolescencia a la madurez (que acarrea empezar a asumir responsabilidades,
sobrevivir a las rupturas amorosas, cambiar las amistades, etc.) y a la inevitabilidad del destino. A lo
largo de 3 años en la vida de Emilio Gauna, Bioy Casares presenta toda una
amalgama de emociones y transformaciones que lo llevan a cambiar la amistad por
el amor en la juventud. Más si le sumamos el aspecto fantástico, que advierte
al lector de lo peligroso que es intentar repetir el pasado, no por volver a
sufrir los mismos errores, sino por el riesgo que supone la exposición a
situaciones evitadas anteriormente.
Estoy empezando a creer que Bioy
Casares es uno de esos escritores que permanecen imperturbables ante el dolor de
sus más queridos personajes. (Algo parecido a George Martin y su Game of
Thrones, ¿capaz?) Al igual que en “La
invención de Morel”, Gauna es empujado a un desenlace del que nunca puede
escapar. Es excelente como retrata el estudio interior de su protagonista, su
deseo incontrolado de llegar al final, de su
impulso irrefrenable, del deseo incontrolado de llegar al final de una
situación que lo supera.
La idea del destino también se
entrelaza con el tópico del tiempo, tema recurrentemente de Bioy Casares (y
característica que comparte con Borges). Aunque no lo sabemos hasta el
final, a Gauna se le concede una segunda oportunidad, por motivos extraños, que
altera el tiempo cronológico. Durante
los años 1927 a 1930 está viviendo de tiempo prestado y tiene la
responsabilidad de corregir el curso, escapar del destino, aprovechar esta
oportunidad de la mejor manera posible.
Gauna encuentra en el carnaval de
1927 la primera culminación de su vida, pero una espesa bruma etílica cubre los
acontecimientos de esos tres días. El primer capítulo ya permite vislumbrar los
indicios de lo fantástico en el relato; el narrador omite la explicación
racional de lo sucedido en ese tiempo.
Esta omisión por parte de un narrador (claramente)
omnisciente es la pauta que confirma que lo que sucedió en los bosques de
Palermo esa noche, realmente no tiene explicación (por ende, no puede ser
narrado). A partir de este quiebre de la normalidad del relato, pasamos
a ser cómplices del protagonista y también víctimas de la trama.
El problema es que Emilio nunca
llega a entender que el destino le concedió otra vuelta. Él interpreta que es
su chance de consagrarse como héroe, para dejar de ser cobarde. Escapa a la
primera culminación de su vida; el tiempo (para él) se detiene. Pera a pesar de
los intentos del brujo Taboada y su hija Clara, Emilio Gauna acaba retomando el
rumbo trágico.
La adaptación al cine
El relato fue llevado al cine en 1997, con la dirección de Sergio Renán y guión de Jorge Goldemberg. Germán Palacios (un
soberbio Emilio Gauna), Soledad Villamil (Clara), Lito Cruz (doctor Valerga) y
Fabián Vena son algunos de los a los protagonistas de la historia.
El director supo captar la esencia
de la obra, donde el elemento mágico se introduce en un espacio del suburbio,
en un universo de personajes arquetípicos del folklore urbano. A su vez, está
bien logrado el efecto de ensueño a lo largo de la historia, y el juego entre lo
real y la fantasía, entre lo real y lo
simbólico.
La película es muy fiel al relato,
aunque menos sutil, y está muy buena. Si tienen oportunidad de verla, está
completa en Youtube. Pronto voy a escribir la crítica cinéfila de esta
adaptación.
Palabras finales
“La vacilación —dice Todorov— es la primera condición de lo fantástico”,
porque lo más importante de este tipo de relatos es que el lector dude de los
acontecimientos, y es lo que me pasó al terminar esta magistral novela. Un laberinto magnífico, fatal, heroico.
“El
sueño de los héroes” maneja un lenguaje exquisito, nos muestra una
llamativa transformación del personaje y sorprende con una narrativa que es una
especie de Odisea porteña.
Otra obra de Bioy Casares que no
me decepcionó para nada.
►¿Leyeron “El sueño de los
héroes”?¿Son de leer literatura
argentina? ¡Dejen sus comentarios en el blog, así lo debatimos.
"En el futuro, el destino corre como un río.
En el futuro está todo, porque todo es posible.
Allí usted murió la semana pasada y allí está viviendo para siempre."
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Una canción puede despertar el
recuerdo de un amor perdido, el olor a bizcochuelo Exquisita transportarnos a domingos lluviosos en casa y un dibujo
animado llevarnos a redescubrir la infancia. La nostalgia es esa felicidad
triste de las cosas que recordamos con cariño, el dolor de la memoria, de aquello que parece único, irrepetible,
inolvidable.
Cuando se mira por el
retrovisor, algunos episodios parecen perfectos. Una suerte de paraíso perdido.
Mi infancia, por suerte, fue así; feliz, despreocupada. Disfrutábamos con mis
hermanos, jugábamos muchísimo y –claro– veíamos dibujitos. De grande siempre
los recordé y los reviví bajo otra mirada.
Estos cinco que presento ahora en esta última
tríada de posts son la crème de la crème
de los dibujos animados.
Todos las volví a ver en algún periodo de mi vida
adulta, y me parecen sobresalientes en
cuanto a animación, temáticas y nivel de entretenimiento.
#5 “Spiderman:
la serie animada” (1994-1998)
Hasta el día de hoy, esta adaptación del clásico
superhéroe arácnido sigue siendo la
mejor y más fiel de todas. La serie consta de 5 temporadas (un total de 65
episodios) y, al igual que “X-Men: la
serie animada”, mantiene una continuidad argumental a lo largo de la
historia.
Arranca directamente con Peter Parker ya convertido
en Spiderman y en sus épocas
universitarias. Esto me pareció genial, porque ya el primer episodio nos mete
de lleno en la dinámica de los personajes.
A medida que se desarrolla su
relación amorosa con Mary Jane Watson,
vemos algunas de las sagas más emblemáticas de los comics: la Pesadilla Neogenética (donde él se
convierte en un Monstruo Araña), la saga de Venom,
la de los Sinister Six, las Secret Wars (adaptando el primer gran
crossover Marvel) o la saga ‘Spider Wars‘, que sirve de final para la
serie.
La historia comienza impecable y termina con un
gran final, cuenta con un gran elenco de voces (incluso en la versión latina),
los diseños de los personajes son increíbles y el opening excelente.
Vemos
villanos clásicos tratados de la mejor manera posible y la serie se destaca por
tener cameos de muchos otros héroes de
Marvel. Por la serie pasaron inmunidad de personajes: varios X-Men, Daredevil,
Capitán América, Blade, Iron Man, Gata Negra y el Punisher.
No puedo sacarme la sensación de que es la versión
más sobresaliente de Spiderman, más considerando la nueva versión crepuscualiana de “Amazing Spiderman”
que me parece poco memorable. “Spiderman: TAS” tiene su lado humorístico y una importante
carga emocional. Spidey aprende habilidades y enseñanzas nuevas con cada arco
argumental y evoluciona constantemente (algo que me pareció súper novedoso en
un dibujo animado).
#4 “Animaniacs” (1993-1998)
¡Oh, Animaniacs! Célebremente considerada la mejor serie animada de los 90, fue la
segunda serie producida por la colaboración de Steven Spielberg y Warner Bros. Animation luego de Tiny Toon Adventures. No era tan zafada
como “La vida moderna de Rocko” pero
igual de irreverente. Plagada de referencias pop culturales y de humor que esquivaba
a los censores con mucha astucia.
Me acuerdo que era la época en la que también veía
las animaciones de Bugs Bunny y el
resto de sus amigos. Luego de ver Animaniacs, cualquier otro dibujito me
parecía insulso, simplista. Claramente inspirado por las creaciones de Tex Avery (que también forman parte de
este post), Animaniacs era un grupo absolutamente delirante de personajes
divertidísimos que protagonizaban uno o varios de los tres mini-segmentos del
show.
El humor de Animaniacs es una mezcla de slapstick, con algo de violencia
animada, muchas locuras y referencias culturales. Además había grandes
musicales y una serie de segmentos educativos sobre geografía, ciencias,
historia o matemáticas.
Pinky y
Cerebro, que llegaron a tener su propia serie, siempre fallaban en
conquistar al mundo. Me encantaba el trío
de palomos, un supuesto grupo mafioso, eran parodias de Robert De
Niro, Ray Liotta y Joe Pesci. También disfrutaba mucho de las
historias de la tía Slappy o las
enseñanzas de “Buena idea, mala idea”. Y, por supuesto, los hermanos Warner eran lo más;
extremadamente pícaros e ingeniosos (además de estar dementes) y siempre
conseguían lo que buscaban.
Luego de 5 temporadas (99 episodios) Animaniacs
tuvo su cierre definitivo en el año 1999 con una película: El Deseo de Wakko. Es complicado
conseguir los torrents de la serie completa, pero si lo hacen, les aseguro que
no tiene desperdicio.
#3 “Batman:
la serie animada” (1992-1995)
Creo que a esta altura ya se nota una tendencia:
mis series preferidas fueron de superhéroes, historias de misterio o comedias
con un sutil humor adulto. Esta no es la excepción. “Batman: The Animated Series” es brillante, la mejor serie de
animación que haya adaptado a un personaje de DC Comics. Las siguientes adaptaciones sufrieron un infantilismo
terrible tanto en el aspecto gráfico como en sus guiones. Hoy se sabe que las
tramas más oscuras (como la saga de Nolan)
atraen mucho al público, pero en esa época terminó por ser cancelada en el
transcurso de su segunda temporada.
Hay episodios que reinventaban por completo a los
villanos (me viene a la mente Corazón de
Hielo, que mejoró la versión original del Sr. Frío de los cómics) y varios capítulos que revolucionaban al
género, dándole una muy necesaria inyección de vida. Por ejemplo, nunca había
visto a los villanos siendo simplemente humanos, jugando una partida de Blackjack y relatando anécdotas sobre el
murciélago (Almost got i'm), o
episodios que donde Batman no aparecía casi nada (The Man Who Killed Batman). En otras ocasiones Batman se pregunta
si está haciendo las cosas de forma correcta (I Am the Night, donde muere Jim
Gordon), se juega la revelación de su identidad (The Strange Secret of Bruce Wayne) o se cuestiona su propia
realidad (Perchance to Dream, uno de
mis favoritos).
También tenemos capítulos con Dos Caras de protagonista que recuerdan a The Dark Knight (de Nolan), con una de las mejores interpretaciones
del personaje como un psicópata vengativo, asesino. Y ni hablar de Navidad con el Joker, que es una
referencia a La Broma Asesina, uno de los comics más famosos del hombre
murciélago (que
ya reseñé en este post).
El opening (que todos conocemos) es
uno de los mejores que jamás se hayan visto en serie animada, y ya marcaba la
tendencia oscura que iba a tener la serie. En X-Men y en Spiderman nunca
disparaban armas de fuego, sino rayos láser. En Batman, por ejemplo, la muerte
era compañera de ruta de los
protagonistas y las historias eran mucho más profundas y macabras.
Todos y cada uno de los 85 capítulos pueden
ser considerados minipelículas con un guión exquisito y un estilo impecable. Su
cancelación fue una lástima porque la serie no cuenta con un verdadero final, pero no por eso deja de ser una
obra maestra de mi infancia.
Otro detalle a tener en cuenta es “Batman: Mask of the Phantasm” (1993). Es la película (autosuficiente)
que salió mientras se emitía la serie. Es genial y considerada una de las
mejores películas animada de superhéroes de la historia. Si no la vieron, háganlo.
► Bonus Track: los mejores 11 episodios de Batman: TAS, según The Nostalgic Critic:
Me encantaban estas historias de misterio tipo
whodunnit donde ellos tenían que
desenmascarar a fantasmas y monstruos falsos. Casi siempre resultaban ser personas
disfrazadas. Sin embargo, en los años 80, la serie Los 13 fantasmas de Scooby-Doo mostró a los personajes enfrentándose
a monstruos reales.
Por supuesto, y como era de esperarse, Scooby-Doo
cuenta con su versión porno (que es sorprendentemente divertida... aparte
de cubrir con su premisa básica). Hace poco salió la serie Misterios S.A, que es una reinvención del género y trabaja con
temáticas más adolescentes de los chicos. El show está muy bueno y se los
recomiendo. En el post que escribí (“Tras
las huellas de Scooby-Doo”) hay muchos más datos curiosos sobre una serie
que marcó mi infancia por completo.
#1 “Los
cortos de Tex Avery” (1969-2013)
Frederick
Bean Avery (más conocido como Tex Avery) fue un director estadounidense que se hizo famoso
por producir dibujos animados durante la edad de oro de Hollywood: los
gloriosos años 30. Su estilo fue absolutamente disruptivo, rompió con el realismo
que quería presentar Walt Disney e
influyó a otros animadores a cruzar todos las fronteras de lo que se podía
hacer en animación.
Gracias a
Tex, los dibujos animados son también para adultos. Sus
cortos eran salvajes, prohibidos (muchos fueron censurados en su época) y
moralmente incorrectos.
Los chistes se estiraban hasta límites impensados y
constantemente rompían con la cuarta pared. Fue una influencia fundamental para
los Animaniacs (mi puesto #4) y creó,
o sub-desarrolló, a personajes emblemáticos como Droopy, el pato Lucas y Porky Pig.
También volvió a relatar
historias clásicas con una vuelta de tuerca más zarpada (Caperucita Roja era una bailarina que enamoraba al lobo en un bar
nocturno).
Tengo la colección completa de Tex Avery
porque es, ciertamente, impresionante. Cortos como “Blitz Wolf” (el cuento de los tres cerditos, contado con el lobo
como un nazi), Magical Maestro o el
genial “Who killed who” son pequeñas
obras maestras, y su ciclo del futuro (“La
granja del futuro”, “Los autos del futuro”,
“La casa del futuro” y “La TV del futuro”) lo veo siempre que
puedo. La gran mayoría pueden encontrarse, por suerte, en Youtube y en su versión latina. Avery comenzó en la MGM trabajando
con colores y fondos realistas, pero abandonó lentamente este estilo para un
acercamiento más frenético, mucho más
surreal.
Seguramente recuerdan muchos de su infancia, y
no sabían que eran todos salidos de la mente delirante de Tex Avery.
“King-Size Cannary” (1947) muestra a dos
animales domésticos que beben una pócima y aumentan dramáticamente su tamaño,
iniciando una lucha de proporciones. Otras obras de su haber alcanzan el mismo
nivel de excesos pero tenían como tema
central el sexo. Era muy loco ver este tipo de cuestiones en un cartoon. Tex
creó esos dibujos exagerados donde las limusinas miden 50 metros, los ojos de
los personajes se les salen de la cara, el narrador se vuelve interactivo o los
lobos se comportan como machos repletos de testoterona.
Su influencia se refleja fuertemente en
caricaturas más modernas tales como Ren y
Stimpy, Tiny Toon Adventures, Animaniacs, Fenomenoide, los Simpsons
o Tom y Jerry. Hoy es visto como uno
de los directores más influyentes de todos los tiempos en la animación. Es
impresionante la variedad de cortos que dirigió, todos igualmente maravillosos.
El legado de Tex Avery es
sumamente variado y colorido, pero por sobre todo inundado por un
particular sentido del humor. Su arte se vio nutrida por un espíritu que no conocía
límites, y que se regocijaba creando cosas que no habían sido vistas
anteriormente. Él nunca paró de trabajar, y dedicó sus últimos dos años de vida
al desarrollo de historias y personajes para los célebres estudios Hanna-Barbera.
►AHÍ LAS TIENEN. Mis 5 series animadas
de todos los tiempos. Seguramente ustedes tienen sus preferidas ¿Qué otra serie agregarían? ¡Dejen sus
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Continuando con esta tríada
de posts sobre dibujos animados, en esta ocasión voy a exponer los puestos del 10 al 6, hasta llegar a mi
serie animada de la infancia preferida.
No puedo dejar de aclararlo: es un top personal que
armé de acuerdo a cómo estos dibujitos
influyeron en mi infancia. No incluyo animé ni tampoco dibujos animados que
vi de grande, como Robot Chicken o Archer. Los
Simpson y Family Guy fueron
incluidos dentro del post de “Grandes
series de mi vida”.
Arranquemos.
#10 “Los Autos Locos”
(1968-1970)
Me pongo nostálgico de solo pensar en esta joya de
la animación infantil. La propuesta, de unos cuantos autos absolutamente bizarros corriendo por diferentes zonas del
mundo, hoy sigue siendo de las más únicas y originales que vi.
Esta producción
de la inigualable factoría de Hanna-Barbera
no pasa de moda. Incluso recordándola a través de Youtube sigue entreteniéndome por sus excentricidades.
El Compact
Pussycat, el Super Perrari, el Alambique Veloz o el Troncoswagen eran algunos de los 11
coches de carreras que competían de rally en rally con el objetivo de llegar
primeros. Entre ellos, Patán –aquel perro
de raza indefinida e inconfundible jadeo– y Pierre Nodoyuna siempre llegaban hasta la cabecera solo para
preparar alguna trampa que (obviamente) salía terriblemente mal.
Salieron tres veces primero, ocho segundos y tres terceros.
La serie estuvo inspirada en uno de los trabajos de
Blake Edwards (el
creador de La Pantera Rosa). En 1965
su último trabajo (“La carrera del siglo”)
se convertía en la comedia más costosa del cine. Protagonizada por grandes
estrellas del momento, fue una apuesta gigante dentro del género. Se centraba
en una loca carrera de autos desde Nueva York hasta París.
Me encantaban “Los
Autos Locos” porque se enfocaron en el humor puro, más que en la acción o
la aventura. Era muy diferente de las
historias de superhéroes del momento.
Me divertía el hecho de que Pierre y
Patán podrían haber ganado tranquilamente todas las carreras, pero por hacer trampa
siempre quedaban al final. (Nunca ganaron una carrera, de hecho.) La serie contó con 34 episodios sin continuidad. Su éxito de la serie generó dos spin-off (“Los peligros de Penélope Glamour” y “El Escuadrón Diabólico”), que nunca me convencieron del todo.
Además influyó a otros shows que se concentraban en competencias. Mi preferido:
“Las Olimpíadas de la Risa” (1977).
#9 “Tom y Jerry” (1940-1982)
¡Tom y Jerry! ¡Qué recuerdos!
Se trata de los primeros personajes creados por William Hanna y Joseph Barbera, los genios más famosos de la animación infantil.
La trama de cada corto se centraba en los intentos (frustrados)
del gato Tom por atrapar al ratón Jerry, y el caos y destrucción que provocaban
ambos. Nunca me quedó claro por qué se perseguían, ya que en algunos capítulos
parecen llevarse bastante bien. Quizás fuera la naturaleza salvaje del felino,
un juego sádico que ambos disfrutaban o el deber de Tom dentro de la casa. La
realidad es que el motivo poco importante.
Siete episodios ganaron el Oscar a mejor corto
animado entre los años 1940 y 1957. Los capítulos fueron
controversiales por mostrar escenas fuertes, consideradas en su momento como
excesivamente violentas. Tom y Dali (de Los
Simpson) llevaron esta parodia al extremo, pero ya en Tom y Jerry que se
podía ver al ratón cortando a Tom por la mitad, o a Tom usando diferentes armas
para intentar acabar con él (hachas, pistolas, rifles, explosivos y hasta veneno),
o Jerry quemando la cola de Tom con una máquina para hacer waffles.
#8 “Rocko Modern´s Life”
(1993-1996)
Pasar de “Tom y Jerry” a “La vida moderna de Rocko”
es un salto cuántico.
“La vida
moderna de Rocko” se destacó por ser perturbador.
Los escritores tenían un talento increíble para salirse con la suya con escenas
arriesgadas, subidas de todo. Las insinuaciones sexuales, por ejemplo, están a
flor de piel en esta serie.
Está lejos
de ser una serie para niños. Rocko
era un wallaby australiano que llegaba a América e intentaba adaptarse a la
vertiginosa vida de la ciudad junto a sus amigos: una res (Heffer) y una tortuga (Filburt).
La mayoría de sus días estaban plagados de peligros, donde un simple plan como
mantener el trabajo o llevar la ropa a la lavandería se convertían en una
seguidilla de confusiones, mala suerte y ocurrencias extrañas.
Todos los capítulos de Rocko eran brillantes. En “Closet
Clown” (uno de mis favoritos) el vecino del protagonista (Ed Cabezagrande) violentaba a un payaso
en la calle para luego descubrir que él mismo tenía un payaso interno que
quería revelarle al mundo (toda una irreverente parodia de la homosexualidad).
En otro episodio Heffer entra a un show de juegos con el Demonio, en un intento
de recuperar su alma.
Un dato curioso es el hecho de que hay un claro paralelismo entre Bob Esponja y Rocko
(aunque esta última siempre me pareció superior). Ambos tienen un trabajo que admiran,
y no quieren ser despedidos, Rocko como vendedor de historietas, y Bob Esponja
como cocinero en el Crustáceo Cascarudo.
Esto no es casual, ya que en ambas producciones
trabajó Stephen Hillenburg, el
creador de Bob Esponja. Antes de que creara la serie, él trabajaba como
director artístico en La vida moderna de
Rocko.
Lo mejor de Rocko es que uno de chico podía verlo
sin comprender muchas de las cosas que sucedían, y reírse con el humor más tonto
y slapstick. Pero de adulto (volví a
ver toda la serie hace poco) uno empieza a apreciar la inmensa cantidad de guiños y detalles que contiene esta serie de
culto.
#7 “X-Men:
la serie animada” (1992-1997)
El primer dibujo que vi con continuidad en su trama. Me la estoy descargando de nuevo para
volver a disfrutar de sus cinco temporadas.
Lo mejor de los X-Men
era que trataba cuestiones poco comunes dentro de los dibujitos: divorcio, esclavitud, y religión,
y el tema principal: una sagaz crítica
del racismo y la intolerancia.
La serie también se destacó por
mostrar personajes masculinos y femeninos de variadas edades, etnias y
trasfondos nacionales.
Aún hoy, “X-Men: la serie animada” sigue siendo el
mejor tratamiento que se le dio a los mutantes y sus problemáticas. Las
películas son buenas, pero no llegaron a cubrir el sentimiento de ansiedad y desazón que viven los protagonistas de esta
serie. Además, cada temporada cubría una línea argumental diferente que
atravesaba varias de las sagas más canónicas del cómic.
Y ni hablar del opening, que te levantaba la
adrenalina a full desde el minuto cero.
Los fans de Dexter seguramente entienden la
referencia y recuerdan perfectamente el episodio. Sucede lo mismo si escribo: “Hoy es un hermoso día para… ¡LA CIENCIA!”.
Uno puede sentir la identificable voz del pequeño genio colorado que tenía un
laboratorio secreto dentro de su habitación.
El
Laboratorio de Dexter tuvo altísimos niveles de audiencia, y se
convirtió en una de las series más exitosas y populares de Cartoon Network. Durante su emisión, la serie fue nominada a varios
premios, entre los que se destacaron 4 Emmys, y 9 premios Annie. También es
recordada por haber ayudado a impulsar las carreras de varios caricaturistas, entre
ellos Seth MacFarlane (Family
Guy).
Genndy
Tartakovsky, el creador, fue responsable de grandes series de animación
como Samurai Jack y Star Wars: Clone Wars.
Incursionó en el
cine con Hotel Transylvania, pero su
obra maestra es “El laboratorio de Dexter”,
sin duda.
En la serie, las originales invenciones de Dexter
eran el punto más fuerte, y siempre lo terminaban metiendo en problemas. Los chistes
eran muy ocurrentes y divertidos, y estaba plagada
de referencias culturales. Varios episodios son guiños directos al animé, a
Star Trek, a Calabozos y Dragones y
hasta a las caricaturas de Looney Toones
(como el recordado episodio que parodia al Coyete y al Correcaminos).
Un episodio, por ejemplo, es una referencia directa
a Over the Top, la célebre película
de Sylvester Stallone de 1987. Aunque
en este caso, Dexter le arma un brazo biónico al padre para que pueda ganar las
pulseadas. En “Juego terminado”, Dexter
es llevado a un lugar dentro de su PC (al estilo “Tron”). El episodio el diskette dorado es una parodia de Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate,
mientras que “Mock 5” parodia excelente al animé Meteoro.
Uno de mis episodios preferidos es "Dexter's Wacky Races", referencia directa a mi puesto #10: las
carreras de los autos locos.
Y hablando de parodias, ni hablar de “Los amigos de la justicia”, un corto que
transcurría dentro de la misma serie ocasionalmente. Las aventuras del Mayor América, Val Hallen (un rockero de origen vikingo) y Gigantón me hacían descostillarme de risa. Su mayor enemigo era la
convivencia, ya que tenían que sobrevivir a la vida diaria compartida en un pequeño
departamento.
Dexter no
fue ajeno a la controversia. El episodio llamado "Rude Removal" (Eliminador de Rudeza) nunca salió al aire en
Cartoon Network (y, de hecho, yo solo lo vi años después en Internet). El
problema no fue el argumento en sí (Dexter crea un dispositivo para disminuir
la rudeza de su hermana Dee Dee, pero termina haciendo clones altamente
groseros de ambos hermanos) sino más bien el lenguaje. El capítulo tenía
bastantes groserías y no pegaba con el tono clásico del dibujito.
►AHÍ LAS TIENEN. 5 de mis 10 series
animadas de todos los tiempos. No se pierdan el próximo post: prometo que van a
ser asaltados por una emoción volcánica de nostalgia. ¿Qué otra serie agregarían? ¡Dejen sus comentarios!
PROXIMAMENTE:
Series animadas de mi infancia, puestos 5 al 1.
►Podés seguir las nuevas notas y
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Este post es el sucesor espiritual de aquel que hice
hace un tiempito sobre mis series de TV preferidas (Menciones
de Honor, Puestos
20 al 11 y Puestos
10 al 1). En este caso quiero recopilar 10 grandes dibujos animados que hicieron de mi infancia un momento
pleno de felicidad.
Como ya expresé antes, aclaro que
es un top personal y que armé de acuerdo a cómo
estos dibujitos influyeron en mi infancia. En ese momento ya algunos eran
mis preferidos, y hoy he vuelto a ver varios de ellos para revivirlos. No incluyo animé (que corresponderá a
otra tríada de posts) ni tampoco dibujos animados que vi más de grande, como Robot Chicken o Archer. Los
Simpson y Family Guy fueron
incluidos dentro del post de “Grandes
series de mi vida”.
Dicho esto, en este primer post
voy a colocar menciones de honor... aquellos que no pude hacer ingresar a mi
lista de los 10 preferidos. No tienen ningún tipo de orden o clasificación, y
todas son interesantes por motivos diferentes.
Comencemos.
“El Fantasma
del Espacio de Costa a Costa” (1994-2008)
“El Fantasma” fue una cosa extrañísima que veía en Cartoon Network pasada la medianoche.
No la entendía (en ese entonces), pero me fascinaba. Es sabido que fue la serie
que inspiró al bloque Adult Swim
años más tarde, y es considerada uno de los mejores shows de la historia.
Utilizando material antiguo de los
cartoons Hannah-Barbera, los
creadores hicieron una suerte de talk show surrealista donde el invitado “de
lujo” siempre era dejado atrás.
El clásico superhéroe se reunía con sus peores
enemigos para hacer un programa de entrevistas donde se reían de ellos mismos,
de sus invitados, de la política, de la sociedad, de todo.
Cuando salió en el 1994, pocos entendieron el chiste. Por
suerte, pronto muchas celebridades se coparon con la idea de sentarse a
responderle preguntas a una pantalla en negro, y que luego se agreguen pedazos
de material de dibujos animados, a tal punto que “El fantasma” duró más de 10
años en emisión.
El programa era una parodia cínica e irreverente
de los talk shows; en este caso, conducido por un superhéroe idiota y
retirado. Hoy se pueden descargar episodios por Torrent o verlos en Youtube. El
Fantasma y sus amigos (ex enemigos) eran representados como violentos, torpes,
ignorantes e infantiles. Por ejemplo, El fantasma muchas veces creía que sus
invitados eran también superhéroes y se colgaba tratando de averiguar sus
habilidades especiales. Se caracterizó por presentar un humor surrealista,
absurdo y exagerado que rozaba lo
lisérgico. Ver algo así a los 11-12 años era realmente una aventura
ilícita, indebida.
“Rugrats: aventuras en pañales” (1991-2004)
Este show nostálgico de
Nickelodeon presentaba las peripecias de un grupo de bebés (sí, bebés) que
vivían historias fascinantes cuando los padres no los veían. Me divertían mucho
sus aventuras inocentes donde se podía sentir mucho el peligro, aunque fuera
una odisea para robar una galletita, escapar de los gérmenes o entrar a una
habitación.
La animación no era quizás la más
simpática (de hecho, los bebés eran bastante feítos) pero fue muy popular
durante mi infancia, y hasta tenía los juegos de Playstation.
El foco de “cómo un niño ve el mundo” me pareció
fascinante. Ellos vislumbraban monstruos y magia en las ocurrencias del día
a día y ocasionalmente tenían reflexiones muy adultas.
Rugrats fue probablemente
influenciado por shows como “Los Muppets
Bebés” y utilizaba una serie de recursos muy creativos para presentar
historias que salían de su propia imaginación. ¡Y todos los personajes estaban
deliciosamente perfilados! Cada uno con sus características personales, sus
miedos y sus aspiraciones.
Claramente no fui el único que
adoraba a estos simpáticos infantes. Durante sus 9 temporadas (repartidas en trece años en el aire), Rugrats cosechó
alrededor de 20 premios, incluyendo
premios Emmy, Kids' Choice Awards, y una estrella en el Paseo de la fama
de Hollywood. Además tuvo tres películas exitosas y hasta una continuación
donde ellos son más grandes (ahí lo dejé de ver).
“Garfield y sus amigos” (1988-1994)
Garfield estuvo muy cerquita de
entrar entre mis 10 preferidos. El famoso gato naranja creado por Jim Davis en 1978 ha tenido todo tipo de adaptaciones: películas, juegos de
video, obras de teatro. Pero mi preferida siempre fue el show que presentaba
dos segmentos: uno del amante de las lasagnas
y otro de “La
granja de Orson”.
La serie salía los fines de semana por la mañana y duró siete temporadas. Lo que más me
gustaba es que se trató de un show absolutamente experimental donde los
creadores se divirtieron presentando historias muy locas. En una de ellas,
Orson y sus amigos viven un deja-vu
constante. Otra estaba llena de errores técnicos intencionalmente y recuerdo
una que se caracterizaba por tener todos los sonidos cambiados (un timbre
sonaba como un caballo, los pasos como un pato, etc). Otros capítulos rompían directamente con la cuarta pared
o se volvían metaepisodios. Este tipo
experimentos me llamaron mucho la atención e hicieron que me interesara mucho
por estos conceptos tan delirantes.
Un dato curioso es que el doblaje
en español neutro (que nos llegó a Argentina)
no era de México, como es usual, sino procedente de Chile.
La mayoría de los episodios se encuentran en Internet
online. Recuerdo que también leía algunos comics de Garfield en la web, y
encontré que el humor del show era más cruel, hasta tirando para el humor
negro. También presentaba una sátira
ingeniosa del consumismo en los ochenta y el mundo de la televisión.
“La pantera rosa” (1964-1980)
La entrada más vieja de todas y un placer culposo.
La pantera era muy inocente, pero alegraba mis mañanas con chistes
tontos y mucho humor slapstick. Es un
personaje que en seguida te remite a ese archi-conocido
tema de saxofón.
El show era una serie de cortos (de
unos 6 minutos) que usualmente giraban en torno a la Pantera intentando hacer
alguna actividad de la vida cotidiana, como colocar una ventana o pintar una
pared. Generalmente sus esfuerzos eran frustrados por agentes externos o su
propia inutilidad terminaba por molestar a los vecinos.
Muchos saben que el nacimiento de la pantera rosa
fue prácticamente una casualidad. En
la película original (titulada “La
pantera rosa” de 1963,), la
pantera rosa era, en realidad, un diamante de mucho valor y, por extensión, un
ladrón de guante blanco que había logrado robarlo. Cuando el director Blake Edwards le pidió a su animador
que cree un dibujo gracioso, mudo y de color rosa para los títulos, el
resultado fue el famoso gentleman
británico.
Cada
tanto siguen dando episodios por los canales de aire, generalmente los domingos
a la mañana.
El felino antromórfico me sigue divirtiendo con sus líos y cada
vez que lo encuentro de casualidad, no puedo evitar mirar algunas de sus
aventuras.
►
AHÍ LAS TIENEN. Estos son los dibujitos que no pude meter dentro del TOP 10 (que
se viene en un próximo post) por lo que son menciones de honor. Igualmente son todos geniales y me encantaron
de chico.
No se pierdan los próximos posts,
porque prometo que les va a agarrar una catarata cósmica de nostalgia. ¿Qué otra serie agregarían? ¡Dejen sus
comentarios!
PROXIMAMENTE: Series animadas de mi
infancia, puestos 10 al 5.
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