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martes, 2 de abril de 2024

“De nudos, vientos y otros pájaros”, un libro de Gisela Morade


Textos cargados de emociones. Historias propias y de alguien más. Y la escritura como forma de terapia. Reseña de “De nudos, vientos y otros pájaros”, un libro de Gisela Morade.

 




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Algo así como “La crisis de los 36”

¿Alguna vez sintieron que un libro les cae en las manos justo en el momento en el que lo estaban necesitando? Más o menos algo así me ocurrió con la obra de Gisela Morade, una pringlense que se volvió viral sin querer y terminó publicando su primer libro.

Confession time: estoy viviendo una suerte de crisis desde hace algún tiempo ya. Llamémosla amablemente… “crisis de los 36”. Algunas cuestiones personales me revuelven las ideas, varios proyectos me quitan el sueño y estoy tan sensible que cualquier película boluda me hace lagrimear. Posta. Estos días soy un desastre.

También me están pasando muchas cosas alrededor de Coronel Pringles, un pueblo con el que tengo una conexión muy personal. Mis viejos se criaron ahí y yo pasé veranos enteros de mi infancia –junto a mis hermanos– rondando los pasillos del viejo Hotel Avenida, que era de mi familia. Conozco cada calle de Pringles, cada esquina.



He leído bastante a César Aira (de hecho, mi última reseña literaria es sobre él), pero no tuve la fortuna de toparme con otros escritores pringlenses hasta aquel día, hace unas semanas, en el que me encontraba chusmeando la estantería de un familiar. Allí estaba De nudos, vientos y otros pájaros esperándome. Lo hojeé un poquito y rápidamente decidí que quería leerlo.

La obra, publicada en 2021, tiene casi cuarenta textos repartidos en apenas cien páginas. Son hiperbreves (a veces, apenas una carilla), autosuficientes y de una economía narrativa fascinante. Sólo algunos pocos entrarían realmente en la categoría de “relatos”, al menos de la manera tradicional. Son más bien pensamientos, reflexiones, breves ensayos sobre la vida misma. ¡Y hay de todo!

Se dividen con algunos subtítulos que tratan de englobar la temática general. Por ejemplo, los textos bajo el lema de “Deseo” son carnales, eróticos, íntimos.  Bajo “La crudeza, la crueldad” encontramos palabras que calan hondo en el alma, mostrando algunas realidades desagradables y amargas. Los escritos en “El nudo que soy” parecen ser los más autobiográficos, mientras que “Con vos. Conmigo” habla de las interrelaciones de pareja y el amor.

 

Una entrevista con Gisela Morade

Tuve la suerte de poder charlar un ratito con la autora. Primero la etiqueté en una historia de mi Instagram @ViajarLeyendo451 (ah, re tiraba el chivo). Luego la contacté por Whatsapp para intercambiar algunas ideas. Resultó que teníamos más puntos en común de lo que pensaba, porque ella conocía a mi vieja y hasta había trabajado en el Hotel Avenida. ¡Qué chiquito es Pringles!

Gisela me contó que sigue viviendo en Pringles, que éste es su primer libro y que cree que va a seguir escribiendo, aunque siente que se le “desconectó algo”, por lo que ahora está en un impasse. (…al final estábamos todos en crisis)

El libro no era libro, sino textos sueltos que ella subía a las redes sociales. Una forma de sacar afuera lo que no podía expresar de otra manera. La escritura le funcionaba como algo terapéutico. Entonces llegó la propuesta de una editorial de Buenos Aires (Hojas del Sur). Al parecer fue gracias a que algunos videos que subió se volvieron virales.


Gisela trabaja de policía aunque me aclaró que “no es policía, sino otras cosas”. Su obra mezcla ficción con cuestiones autobiográficas. Hay una mezcla de todo, aunque incluso aquellos textos que son claramente ficcionales se sienten muy personales.

«¿Cuándo fue que pasó esto? Esto de apagarnos. Esto de todos los días exactamente iguales. La rutina nos desacomodó los sueños.»

Varias veces durante la charla me insistió con que “lo de escritora le queda grande”. Afirma no entender las formas de escribir la literatura. Yo no estoy tan de acuerdo. Es verdad que hay ciertos vicios de escritor que saltan a la vista, y un gran potencial para mejorar algunos fragmentos. Pero la calidad narrativa y la emoción re están ahí.

Algunas de estas páginas me conmovieron de formas inesperadas. Y es que Gisela quizás no se sienta escritora, pero lee mucho desde muy chica. Y eso siempre, siempre, es lo más importante para escribir. Leer mucho. Leer de todo. Leer todo el tiempo.

Vuelvo un poquito para atrás. La propuesta de la editorial le llega un día paveando en su casa. Tomó el celular y se grabó leyendo un texto de Lorena Pronsky. Alguien le dijo: “¿por qué no lo grabás?”. Se animó y grabó uno suyo que se volvió medio viral y terminó llegando al dueño de la editorial. “Vio algo en mí que yo no vi. Yo cumplí un fin que era expresarme”, dice Gisela.

Le pregunté por sus próximos proyectos. En primera instancia, quiere encontrarse nuevamente para volver a empezar a escribir. Su profesión no es nada fácil por cómo es la institución en sí. Provoca mucho estrés. 

Me dijo:

Me gustaría seguir escribiendo, quizás una novela. Algo con más continuidad. Uno tiene que ser muy bueno para mantener la atención del lector durante todo un libro… y ahí entra mi autoestima. Siento que captar la atención, dejar la atención y un remate fuerte, es un montón”.

 

Los textos en De nudos, vientos y otros pájaros

Yo recontra disfruté de estas lecturas. Recomiendo mucho De nudos, vientos y otros pájaros a aquellos que busquen literatura sin flores, sin ornamentos. La literatura de Gisela Morade es muy costumbrista, como una charla con mate. Son textos que van directo al hueso.



Me cachondeé con la sección de “Deseo”. Amé textos como “Permiso” y “A medias, nada”. Necesitaba mucho leer esas palabras concretamente en estos días. Logré identificarme bastante, pese a que no soy el lector al que se apunta particularmente.

«(…) si después de conocer un poco más, decidís que aún así querés permanecer, entonces sí, te doy permiso. Entonces sí, decime que me querés.» (Permiso)

«Conmigo, a medias, nada. Si no venís a entregar todo por completo, hasta acá llegó la charla. Porque a pesar de todo, aún sigo apostando con el alma, a que el día menos pensado me sorprenda la mañana con la persona más dulce abrazada a mi espalda.» (A medias, nada)

“La siesta”, en estructura, es de lo más parecido a un relato convencional. Un niño odia la siesta. Al principio pensamos que es porque quiere seguir jugando; en realidad es ahí cuando su padre aprovecha para azotarlo con un cinto. ¡Es tremendo y te eriza completamente la piel!

Uno de mis favoritos fue “En puntas de pie”. Nos habla de un partido de fútbol con niños. El narrador (luego nos enteramos de que es “la narradora”) juega al fútbol en alpargatas y es ALTA jugadora. Me gustó mucho la frase del final: “¡Narigón boludo! ¡No se aguanta nada! ¡Menos el caño y el gol de una mujer!

En general la temática va por este lado. Se trabaja mucho sobre la identidad sexual, lo queer, el abuso y las relaciones tóxicas. Son textos muy sentimentalistas, melosos incluso, que tienen un efecto súper terapéutico. Más tarde estuve leyendo un poco de Rota se camina igual y se nota la influencia en la literatura de Gisela.

«¡La culpa la tiene el que se enamora! “Todos lo sabemos! ¿Dónde se ha visto que se entrega el corazón así, de una?»

 

Palabras finales

Una frase de Benedetti (“Uno nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento”) y otros intertextos que van apareciendo dan cuenta de que Gisela Morade lee muchísimo.



Una pregunta que siempre me gusta hacer en estas entrevistas es: “tenés la posibilidad de tomarte algo con un escritor cualquiera (vivo o muerto). ¿A quién elegís y por qué? ¿Qué tomás: café, mate, cerveza, otra?” .

Me respondió:

Sin duda, Alejandra Pizarnik. Y me tomaría cualquier cosa con alcohol: una cerveza, un buen vino, un gin… que sea para largo y hablar de todo”.

Por último, hubo también un texto muy divertido que me interpeló: “La barra”. Ocurre una situación muy graciosa. Lo que más me hizo reír fue la frase sobre la “porfiadez de los taurinos”, porque es algo con lo que justo vengo jodiendo con amigos.

«Odio que seas tan porfiada… ¡Taurina! Se te mete algo en la cabeza y no hay quien te lo saque.»

Con tantos textos diversos incluidos en “De nudos, vientos y otros pájaros”, no tengo dudas de que varios se convertirán en favoritos para quien se anime a leerlo. Sin ser un libro de autoayuda propiamente dicho, logra un efecto curativo en el lector, genera placer y, lo más importante, entretiene todo el tiempo. ¿Qué más podría pedirle a mi literatura?

No dejen de buscar este hermoso libro, y miren también las lindas notas que le hicieron a Gisel Morade los diversos medios de Pringles como El diario de Pringles y El Orden. A la autora la encuentran por su nombre en Instagram y Facebook.



¡Hasta la próxima!

 

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=>> Otros posts sobre LITERATURA en el blog: “César Aira: escritor, escultor y fugitivo”; “El Umbral de la Noche (o el fin del mundo, según Stephen King)”; “Cruzando el meridiano, las transgresiones de Federico Amigone”; “Flores que se abren de noche: un libro de Tomás Downey”; “Los pájaros en la boca de Samanta Schweblin”.

 

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2 comentarios:

  1. Vaya vaya... de coincidencias está lleno el mundo. La forma como diste con Gisela es ya una historia para publicar.

    Muy buena esa descripción de las secciones. Se ve que la autora transmite.
    Muy buena tu iniciativa de incentivar a los autores emergentes. Eso se agradece en el alma.

    En otro orden, me gustaría que me ayudaras, participando en un proyecto literario. Se trata de un concurso interactivo del que este proyecto es el único que está funcionando en red. Si te parece bien, te invito a ir a mi casita y ver cómo te puedo dar mas detalles del mismo.

    Agradecido de antemano

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    Respuestas
    1. ¡Hola! Si querés, escribime a insta y charlamos al respecto.
      @viajarleyendo451
      Ningún drama en participar de esta linda idea.
      ¡Saludos!

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