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viernes, 10 de junio de 2022

“Plop” (2002), una novela de Rafael Pinedo

 

“Se llama Plop. Es el ruido que hizo al caer en el barro cuando nació”. Así arranca la fabulosa novela distópica del argentino Rafael Pinedo que se convirtió en una de mis lecturas favoritas del año.

 



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Poder y supervivencia en Plop

Tenía agendado leer Plop hace bastantes años. Se trata de una pequeña obrita de culto con la que más de una vez me crucé en algún blog o podcast literario. Pero cuando mi hermano Gastón (el japonés) me la recomendó personalmente, tuve que subirla al primer lugar entre mi extensa lista de prioridades.

Y acá estoy, con esta cortita novela ya leído y disfrutada. Aunque el texto se presta a ser leído de una sentada, vale la pena hacerlo poco a poco y degustarlo como a un buen vino.

Lo fascinante de Plop es que arranca como un inocente cuento infantil, pero en realidad se trata de un relato intenso, crudo y sucio. De hecho, es una de las novelas más duras que leí en mi vida. La historia gira en torno a dos ideas: poder y supervivencia.

Estamos ante un futuro pos apocalíptico donde la civilización ha vuelto a un estado de naturaleza y carente de tecnología. Los pocos sobrevivientes viven en tribus y de forma muy rupestre. La única agua potable disponible es la que cae de las lluvias, porque apenas toca el suelo se contamina al punto de volverse tóxica.

 

Pisando cabezas para ascender

Plop –un niño que nació en el barro (literalmente hablando)– lucha con uñas y dientes para llegar a la cima del poder. Y está dispuesto a hacer lo que sea para conseguirlo. Es un protagonista más que interesante porque logra generar empatía cuando, en realidad, es un antihéroe nefasto. A Plop no le calienta qué cabeza pisa con tal de conseguir su objetivo. Fiel a su naturaleza maquiavélica, el fin justifica los medios bajo su punto de vista.



Tampoco es que se todo culpa del protagonista, porque él es un producto del medio en el que vive. Aquella es una sociedad donde la violencia, el abuso y la perversión (al menos bajo nuestros estándares actuales) forman parte de la cotidianeidad, como una forma de demostrar quién es el más fuerte.

En el mundo de Plop, si no servís para la comunidad, sos comida para los chanchos. Ni hablar de los inválidos y los deformes, que directamente no tienen ninguna chance. Los rituales e iniciaciones que se plantean son espantosos y absolutamente crueles. Y, sin embargo, uno no puede dejar de leer.

 

Estructura y propuesta estética

No las conté, pero Plop debe tener menos de 100 páginas. Se lee súper rápido, especialmente luego de haber terminado un monstruo de mil hojas como lo fue La Torre Oscura VII.

Su estructura es extrañísima y, a mi parece, muy original. El texto es lacónico, con poquísimas descripciones y una narración directa. Vemos el desarrollo de la vida de Plop desde su nacimiento hasta su inevitable muerte. Los adverbios y adjetivos son escasos, las frases muy breves. Cada capítulo tiene una o dos páginas como mucho. Muchas veces los párrafos están formados por una oración.

Rafael Pinedo es un autor con el que tranquilamente podría haber topado en Axxón, una revista digital de fantasía y sci-fi argentina que leí incansablemente durante muchos años. De hecho, allí tengo publicados algunos relatos de ciencia ficción (como El hombre del 4-D y El Abismo).

Y, casualmente, en Axxón también hay una entrevista a Pinedo muy copada que le realizó Alejandro Alonso (autor de una novela excelente: La ruta a Trascendencia). En ella, Rafael Pinedo explica que Plop recuerda su vida con cada palada de tierra que le cae encima durante su entierro, y cada palada es una imagen.



Éste sería el motivo por el cual la novela se relata por tramos brevísimos, como si fueran postales. Por supuesto, aquella es la respuesta elegante. La realidad es mucho más práctica: Pinedo no tenía experiencia como novelista por lo que se propuso hacer una serie de cuentos enganchados que luego juntó para concebir esta obra que recibió, en el año 2002, el Premio Casa de las Américas.

 

Rafael Pinedo como autor de culto

Actualmente Rafael Pinedo es considerado un autor de culto dentro del poco cultivado género del sci-fi argentino. Falleció en 2006 dejando únicamente tres novelas (Plop, Frío y Subte), siendo las últimas dos prácticamente publicadas en forma póstuma.

Todavía no pude leer las otras dos novelas (tengo intenciones de hacerlo) pero en el éter se explica que tienen características en común: prosa sencilla, tramas pos apocalípticas, crudeza física y moral, etc. De esta forma, se habla de que esta tríada de textos conforma una suerte de “trilogía sobre la destrucción de la cultura”.

En la entrevista previamente mencionada, el autor aclara que no es fanático de las etiquetas. Sin embargo, en algunos casos sirven para que la gente se junte, además de que las editoriales puedan encasillar y promocionar sus obras.

Según Pinedo, la literatura de ciencia ficción argentina es “(…) una gran bolsa de gatos donde van a parar todos los que no hacen una literatura “tradicional”, más cercana a cierto realismo o naturalismo”.

No quiero arruinar mucho de la trama porque la disfruté un montón y querría que otros puedan descubrir los secretos que esconde por sí mismos. En su simpleza narrativa y breve longitud, Plop tiene muchísima tela para cortar.



Sí puedo volver a remarcar lo interesante de cómo el libro funde forma y contenido. La prosa concreta, que va al grano, sencilla de entender, funciona como un espejo de la misma sociedad que se describe.

El autor no hace juicio de valor, escribiendo como un cronista desapasionado. No toma partido, ni a favor ni en contra. No hay reflexión o discusión sobre los eventos crueles y rituales extraños que presenciamos. Es un texto muy visual, cinematográfico incluso. A través de este estilo tan escueto y de economía narrativa, Pinedo logra que podamos completar los espacios en blanco y entender el resto del panorama.

 

Palabras finales

Éste es un libro que puede fácilmente perturbar la sensibilidad del lector. Las costumbres son tan arbitrarias como las actuales, pero son otras. Son muy distintas. Y hay mucha crueldad. La muerte es normal, el hambre es atroz.

En el mundo de Plop no queda nada de la moral o ética de nuestra civilización. Tampoco hay conocimientos médicos. Cualquier atisbo de enfermedad causa repulsión. Los pocos que saben leer son vistos como algo místico.

Los capítulos cortitos de este libro, con las palabras justas, son una delicia absoluta. Cuando comiences a leer sobre el funcionamiento de esta sociedad distópica que busca sobrevivir, no vas a poder parar hasta el trágico e ineludible final.



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