A principios de 2020, varios
sitios comenzaron a recopilar las mejores ficciones de los últimos diez años.
En materia de animación japonesa, Anohana,
el animé recomendado de hoy, fue uno de los títulos que sorprendentemente
apareció en varias de esas listas. Hoy está
disponible en Netflix.
***
Lidiar con la muerte de un amigo o
ser querido nunca es fácil, sin importar la edad que tengas. Los adultos logran
aceptar la pérdida de diferentes maneras, pueden embriagarse en un esfuerzo por
calmar el dolor, emprender un viaje de autodescubrimiento, enterrarse en su
trabajo o encontrar algún otro mecanismo de afrontamiento.
¿Pero cómo atraviesan los niños
este tipo de crisis? Con demasiada frecuencia, ellos son incapaces de procesar
realmente la agitación emocional que los envuelve. Justamente esto explora el
animé recomendado de esta nota: Anohana.
Y sí, es una de esas historias que
te va a hacer emocionar con ganas.
Recuerdos del pasado
Producido por el destacado estudio
A-1 pictures (responsable de poderosas obras como Erased,
Darling
in the Franxx y Your
Lie in April, entre muchas otras) el animé en realidad se llama Ano Hola Mita Hana no Namae wo Bokutachi wa
Mada Shiranai, que podríamos traducir como: “Todavía no sabemos el nombre
de la flor que vimos ese día”. El fandom eligió acortarlo simplemente a “Anohana”,
que significa “esa flor”.
La historia comienza con Jinta, un adolescente aparentemente
gruñón que juega videojuegos en un caluroso día de verano, mientras que su
amiga de la infancia, Menma, lo molesta repetidamente. Habiendo tenido
suficiente del juego, decide hacer el almuerzo, pero solo para él y su padre,
lo que molesta a Menma ya que ella también quiere comer.
Todo parece una escena bastante
cotidiana. El problema es que Menma
(nuestra “flor” en cuestión) falleció cuando él y su grupo de amigos eran
niños. Su muerte afectó emocionalmente a todos, hallando diferentes formas de
procesar el duelo.
Por ejemplo, el protagonista se ha
vuelto cada vez más antisocial hasta el punto de no ir más a la escuela. Otro
de ellos, Poppo, abandonó todo y
viajó por el mundo en busca de aventuras. Anaru
sigue ciegamente a la multitud popular en la escuela, haciendo cualquier cosa
para encajar. Por su parte, Tsuruko
se ha dedicado por completo a ser la compañera constante de Yukiatsu, el miembro final del grupo,
un chico popular con un terrible secreto.
El regreso de Menma en forma de un
fantasma (que solo Jinta puede ver, por cierto) funciona como disparador para
volver a unir a la antigua banda. El misterio sobrenatural es simple pero
efectivo: ella tiene un deseo desde su infancia que tiene que hacerse realidad
para poder pasar al otro mundo.
La flor que vimos ese día
A lo largo de 11 episodios (y una película que funciona como una suerte de
epílogo), Anohana nos lleva por una
montaña rusa de emociones a medida que vamos conociendo a sus personajes, los
trasfondos de cada uno y el secreto de lo que ocurrió aquel trágico día.
Éste es el animé recomendado para
ese amigo que:
(1) te dice que nunca llora con
las series, y
(2) sigue creyendo que la
animación japonesa es únicamente ver a tipos tirando poderes y con el pelo
cambiando de color.
Anohana ha convertido a las personas más
duritas en un charco de llanto desparramado por el suelo, no solo porque toda
la premisa se basa en una tragedia, sino porque es un recordatorio donde los
amigos se separan y las personas cambian.
Pero con esto no quiero decir que
la historia sea un depresivo absoluto. De hecho, es todo lo contrario. El
conflicto se entremezcla con un humor alegre que nunca domina la emoción del
espectáculo. Un encanto adorable complementa los momentos pesados, creando un
buen equilibrio donde ningún aspecto se impone por sobre el otro.
Un misterio directo al corazón
Gracias a un relato bien diseñado,
construido sobre una base de personajes creíbles y tridimensionales, uno siente
las emociones, pruebas y triunfos de todos. Hasta las tramas secundarias
terminan siendo relevantes, ya que estos héroes tienen que lidiar con problemas
como cualquier otro adolescente, lo cual los hace más identificables.
A menudo los escritores olvidan
que los problemas “menores” no desaparecen solo porque surja otro más grande.
Todavía sentimos celos, aparecen motivos egoístas en las relaciones y dudas
sobre nuestras propias capacidades. Jinta especialmente tiene que superar una
gran adversidad antes del final.
Mi única queja en términos de
argumento es el poco tiempo que algunas de las historias paralelas tienen para
desarrollarse. Otro episodio, o incluso dos, podrían haber servido para cerrar
un poquito más cada hilo. Sin embargo, por todo lo demás Anohana hace muchísimas cosas bien.
El arte visual, por ejemplo, es
sobresaliente (como A-1 Pictures nos
tiene acostumbrados). La serie se inclina hacia el encanto en lugar de la
emoción. Eso no quiere decir que la emoción no llegue a través de sus
expresiones.
El lindo diseño de Menma, por
ejemplo, mejora la tristeza que uno siente por ella, mientras la hace más
adorable durante sus momentos extravagantes. Hay escenas donde la calidad se
desliza, pero pasan desapercibidas.
Palabras finales
Este animé se posiciona
tranquilamente como uno de los más tristes, pero también uno de los más
conmovedores de la última década. El drama de cómo cinco adolescentes afligidos
se unen para ayudar a sanar las cicatrices emocionales que han tratado de
ocultar durante tanto tiempo es fascinante.
El desenlace que brinda el episodio
final (quizás uno de los más bellos que yo haya experimentado alguna vez en mi
vida) es simplemente perfecto. Es una historia tan emotiva como desgarradora
sobre la amistad, el dolor y la aceptación. Y es una de las buenas.
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iniciarse en Neon Genesis Evangelion?”; “Lo
mejor y lo peor del animé 2019”; “El
atractivo universal de Princess Mononoke”; “El
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