Páginas

domingo, 14 de junio de 2020

“Anohana” (2011) y los recuerdos del pasado



A principios de 2020, varios sitios comenzaron a recopilar las mejores ficciones de los últimos diez años. En materia de animación japonesa, Anohana, el animé recomendado de hoy, fue uno de los títulos que sorprendentemente apareció en varias de esas listas. Hoy está disponible en Netflix.




***

Lidiar con la muerte de un amigo o ser querido nunca es fácil, sin importar la edad que tengas. Los adultos logran aceptar la pérdida de diferentes maneras, pueden embriagarse en un esfuerzo por calmar el dolor, emprender un viaje de autodescubrimiento, enterrarse en su trabajo o encontrar algún otro mecanismo de afrontamiento.

¿Pero cómo atraviesan los niños este tipo de crisis? Con demasiada frecuencia, ellos son incapaces de procesar realmente la agitación emocional que los envuelve. Justamente esto explora el animé recomendado de esta nota: Anohana.

Y sí, es una de esas historias que te va a hacer emocionar con ganas.

Recuerdos del pasado

Producido por el destacado estudio A-1 pictures (responsable de poderosas obras como Erased, Darling in the Franxx y Your Lie in April, entre muchas otras) el animé en realidad se llama Ano Hola Mita Hana no Namae wo Bokutachi wa Mada Shiranai, que podríamos traducir como: “Todavía no sabemos el nombre de la flor que vimos ese día”. El fandom eligió acortarlo simplemente a “Anohana”, que significa “esa flor”.

La historia comienza con Jinta, un adolescente aparentemente gruñón que juega videojuegos en un caluroso día de verano, mientras que su amiga de la infancia, Menma, lo molesta repetidamente. Habiendo tenido suficiente del juego, decide hacer el almuerzo, pero solo para él y su padre, lo que molesta a Menma ya que ella también quiere comer.

Todo parece una escena bastante cotidiana. El problema es que Menma (nuestra “flor” en cuestión) falleció cuando él y su grupo de amigos eran niños. Su muerte afectó emocionalmente a todos, hallando diferentes formas de procesar el duelo.


Por ejemplo, el protagonista se ha vuelto cada vez más antisocial hasta el punto de no ir más a la escuela. Otro de ellos, Poppo, abandonó todo y viajó por el mundo en busca de aventuras. Anaru sigue ciegamente a la multitud popular en la escuela, haciendo cualquier cosa para encajar. Por su parte, Tsuruko se ha dedicado por completo a ser la compañera constante de Yukiatsu, el miembro final del grupo, un chico popular con un terrible secreto.

El regreso de Menma en forma de un fantasma (que solo Jinta puede ver, por cierto) funciona como disparador para volver a unir a la antigua banda. El misterio sobrenatural es simple pero efectivo: ella tiene un deseo desde su infancia que tiene que hacerse realidad para poder pasar al otro mundo.

La flor que vimos ese día

A lo largo de 11 episodios (y una película que funciona como una suerte de epílogo), Anohana nos lleva por una montaña rusa de emociones a medida que vamos conociendo a sus personajes, los trasfondos de cada uno y el secreto de lo que ocurrió aquel trágico día.

Éste es el animé recomendado para ese amigo que:

(1) te dice que nunca llora con las series, y
(2) sigue creyendo que la animación japonesa es únicamente ver a tipos tirando poderes y con el pelo cambiando de color.

Anohana ha convertido a las personas más duritas en un charco de llanto desparramado por el suelo, no solo porque toda la premisa se basa en una tragedia, sino porque es un recordatorio donde los amigos se separan y las personas cambian.



Pero con esto no quiero decir que la historia sea un depresivo absoluto. De hecho, es todo lo contrario. El conflicto se entremezcla con un humor alegre que nunca domina la emoción del espectáculo. Un encanto adorable complementa los momentos pesados, creando un buen equilibrio donde ningún aspecto se impone por sobre el otro.

Un misterio directo al corazón

Gracias a un relato bien diseñado, construido sobre una base de personajes creíbles y tridimensionales, uno siente las emociones, pruebas y triunfos de todos. Hasta las tramas secundarias terminan siendo relevantes, ya que estos héroes tienen que lidiar con problemas como cualquier otro adolescente, lo cual los hace más identificables.

A menudo los escritores olvidan que los problemas “menores” no desaparecen solo porque surja otro más grande. Todavía sentimos celos, aparecen motivos egoístas en las relaciones y dudas sobre nuestras propias capacidades. Jinta especialmente tiene que superar una gran adversidad antes del final.


Mi única queja en términos de argumento es el poco tiempo que algunas de las historias paralelas tienen para desarrollarse. Otro episodio, o incluso dos, podrían haber servido para cerrar un poquito más cada hilo. Sin embargo, por todo lo demás Anohana hace muchísimas cosas bien.

El arte visual, por ejemplo, es sobresaliente (como A-1 Pictures nos tiene acostumbrados). La serie se inclina hacia el encanto en lugar de la emoción. Eso no quiere decir que la emoción no llegue a través de sus expresiones.

El lindo diseño de Menma, por ejemplo, mejora la tristeza que uno siente por ella, mientras la hace más adorable durante sus momentos extravagantes. Hay escenas donde la calidad se desliza, pero pasan desapercibidas.

Palabras finales

Este animé se posiciona tranquilamente como uno de los más tristes, pero también uno de los más conmovedores de la última década. El drama de cómo cinco adolescentes afligidos se unen para ayudar a sanar las cicatrices emocionales que han tratado de ocultar durante tanto tiempo es fascinante. 

El desenlace que brinda el episodio final (quizás uno de los más bellos que yo haya experimentado alguna vez en mi vida) es simplemente perfecto. Es una historia tan emotiva como desgarradora sobre la amistad, el dolor y la aceptación. Y es una de las buenas.


……………………………………………………………


……………………………………………………………

 Podés seguir las nuevas notas y novedades (además de humor y críticas de cine) en mi fan-page: http://www.facebook.com/sivoriluciano. Si te gustó, ¡compartilo o dejá un comentario!

No hay comentarios:

Publicar un comentario