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jueves, 5 de julio de 2018

La Torre Oscura (III): “Las Tierras Baldías” (1991)


Como hace ya un tiempo, estoy leyendo un libro de la épica saga de La Torre Oscura por año. Esta vez me tocó el tercero, Las Tierras Baldías, que me pareció fascinante y el más completo hasta ahora. En esta nota voy intentar desarmar un poquito el texto para reseñarlo desde sus puntos más fundamentales.


El recorrido de Blaine, el Mono, por las Tierras Baldías... 



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El ka-tet reunido

Este tercer volumen junta a todos los personajes principales, forjando el ka-tet (grupo de personas unidas por el Ka, la fuerza que rige a todos los seres): Eddie y Susannah venían del libro anterior, junto al pistolero Roland.

Ahora se suma Jake Chambers, quien había muerto al final del primer libro y acá regresa de una forma tan ingeniosa como maravillosa.

De los tres volúmenes, creo que este fue el libro que más me gustó hasta ahora porque me pareció muy sólido y sorprendente. Si bien es muy extenso (a veces de forma innecesaria - la versión que yo leí tenía unas 700 páginas) tiene grandes momentos y se lee con fluidez.

Al clásico género de fantasía y western que caracterizaba a la saga, en este caso Stephen King incorporó muchos más elementos de ciencia ficción (mi género favorito).

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A partir de acá se van a revelar partes fundamentales de la trama. Este es el obligado #SpoilerAlert. ¡Están avisados!

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Para empezar, hay una gran paradoja temporal (creada en La llegada de los tres, en relación a la muerte de Jake) que se resuelve de una manera interesante. Pero además aparecen ciudades pos-apocalípticas (Lud), un oso cibernético y gigante que ataca a los protagonistas al inicio (Shardik) y una inteligencia artificial / tren monorriel demente / entidad amante de las adivinanzas (Blaine, el Mono).


La llegada a Lud

El libro se divide –muy  claramente–  en dos mitades, cada una con tres partes. La primera mitad del libro juega magistralmente con el hecho de que tanto Roland como Jake están pudiendo sentir ambas líneas temporales, lo que los está volviendo locos.

Debido a que Roland (en La llegada de los tres) evitó que Mort empujara a Jake al tráfico, él nunca murió, por lo que nunca apareció en Medio -Mundo y, por ende, nunca fue abandonado por el pistolero (en el primer libro) para morir debajo de las montañas.

La segunda parte trabaja la reunión del ka-tet conformado por los cuatro protagonistas (más un simpático animal, Acho) a medida que ingresan a la misteriosa ciudad de Lud. Curiosamente, las Tierras Baldías aparecen recién sobre el clímax de la historia. Un final que, dicho sea de paso, es bastante abierto. Me imagino que esto debe haber molestado mucho a los seguidores, ya que la continuación (La Torra Oscura #4: Mago y cristal) llegaría seis años después.

La historia hasta ahora…

Cada volumen de La Torre Oscura incluye una página que muestra una simple palabra que funciona como subtítulo.

Para Las Tierras Baldías esa palabra es “redención”, que hace referencia a Roland rescatando a Jake y retornándolo al ka-tet (y, de esa manera, recuperando ambos la cordura). Eddie y Susannah también encuentran redención a través de su amor por el otro y la devoción de convertirse en verdaderos pistoleros.

Todas estas relaciones entre los cuatro son profundizadas mucho en este libro; además, cada uno de los personajes tiene momentos geniales.

El inicio de la novela es tremendo.

Cinco meses después de que Roland sacó a Eddie y a Susannah de Nueva York hasta Medio-Mundo, está entrenándolos para ser pistoleros. Roland ya está recuperado de su encuentro con las langostas monstruosas de La llegada de los tres pero ahora tiene un nuevo problema: la paradoja temporal que creó al salvar a Jake de Jack Mort lo está volviendo loco. Recuerda simultáneamente haber conocido a Jake en la estación de tren y también que no hubo nadie allí.

Ya en las primeras hojas se encuentran con un oso cibernético y enorme llamado Shardik, uno de los guardianes de los doce haces que se intersectan con la Torre. En Nueva York, Jake tampoco la está pasando bien porque está teniendo visiones del misterioso pistolero.

Activar el portal a 1977 cuesta muchísimo y es una de las cosas que más me molestó de la pobre adaptación de La Torre Oscura que salió en el 2017.  Abrir una puerta en Medio-Mundo es toda una experiencia mística y peligrosa, mientras que en la película abrían puertas como cuando uno se cambia de camisa.


El cruce del portal

Acá, para traer a Jake, Roland, Eddie y Susannah utilizan rituales y visiones, tallan una llave especial, llegan hasta un círculo de poder y se enfrentan a un demonio. Un bicho invisible que, dicho sea de paso, para poder distraerlo mientras traen a Jake, dejan que viole a Susannah (en ese momento, Detta Walker, su alter-ego).

Este es una de las escenas perturbadoras y gráficas que Stephen King nunca puede evitar colocar en sus obras. Al principio parece bastante fuera de lugar e innecesaria, pero agrega un punto argumental importante para el futuro porque ahora Susannah está embarazada de vaya uno a saber qué.

Tecnología y el mal

Uno de los leitmotivs de este volumen es que cómo los avances tecnológicos pueden volverse destructivos cuando no se controlan. Sucede con Shardik, uno de los doce guardianes, y sucede con el monorriel Blaine, quien no puede considerarse ni bueno ni malo: sólo es una máquina funcionando mal.

Al parecer, los Antiguos quisieron mejorar al mundo con sus creaciones, pero dejaron atrás una infraestructura que amenaza la existencia misma. “El mundo se ha movido” tiene que ver un poco con eso.

La Torre tiene un significado simbólico para Roland, pero su travesía no es únicamente mística, sino también práctica. Aunque él no entiende lo específico de la Torre y el Haz, sabe lo suficiente para captar que ambos requieren del otro para la estabilidad. Así, la existencia del mundo depende literalmente de que la Torre no caiga.


La Torre Oscura y sus doce haces

La Torre Oscura #3 hace mucho por avanzar en la mitología de la saga. Ahora sabemos que existen doce Animales Guardianes que cuidan cada uno de los doce Pórticos. Los Guardianes (un robot por cada animal) están conectados de a pares por medio de un Haz y en el punto donde se encuentran todos los Haces se halla la Torre Oscura.

Como el ka-tet ya encontró el Camino del Oso (enfrentando a Shardik) ahora tienen una especie de GPS cósmico para poder avanzar hacia la Torre. Sólo hay que seguir al Haz.

Habiendo recuperado al cuarto miembro del grupo, los héroes siguen su viaje hasta Lud, una ciudad antigua que supo tener tecnología de punta y que ha sido arrasada por décadas de guerra. Allí, un sobreviviente, el Chirlas, secuestra a Jake aprovechando los inconvenientes que enfrenta el grupo al atravesar un puente casi destruido. Roland sale a su rescate (una vez más) mientras que Eddie y Susannah conocen a Blaine.

La verdad es que la historia tiene bastantes enredos y es imposible seguirla, a esta altura, si uno no leyó los libros anteriores.

Sobre el final aparece un nuevo enemigo: el Extraño Sin Edad (un villano que Roland va a tener que matar, según le advirtió el Hombre de Negro en el primer libro de la saga). Este extraño recluta a Tic-Tac (el líder del Chirlas) quien había sido disparado por Jake y dejado por muerto.


El extraño sin edad

Todavía no…

Algo que me molestó por momentos de la novela es que hay grandes tramos donde parece que no pasa nada. O donde todo apunta a que vamos a tener una gran revelación (o que, por lo menos, Roland se va a sentar a contarnos todo sobre su pasado y la relación con la Torre) y eso no sucede.

Lo que vengo pensando desde el primer volumen lo mantengo: la saga es un triunfo de estilo sobre sustancia. Es una historia muy atrapante y llamativa que apunta a crear una atmósfera, aunque quizás la aventura no llega a ser tan épica todavía.

Ojo: el sentido de aventura y la construcción del mundo están presentes, pero en el medio hay páginas y páginas de caminar, peregrinar, hacer fogatas y preguntarse qué catzo está pasando.

En el libro, los grandes momentos de acción (donde se incrementa el ritmo) son cuatro: la pelea con Shardik, la dramática apertura del portal, el paso por el puente en suspensión y el duelo subterráneo en Lud. Todas son escenas tremendas, ¿pero justifican realmente una novela tan larga? Algunos creerán que sí… otros (como yo) agradeceríamos unas cien páginas menos.


Todavía muy lejos de la Torre Oscura

De todas maneras, este fue el volumen que más me enganchó y creo que es el más completo por la narrativa cerrada que trabaja y cómo desarrolla a los personajes principales. Se siente como el final de una primera gran etapa.

Me dio la sensación de que El Pistolero y La llegada de los tres fueron más fragmentados, como historias reunidas dentro de una novela, pero sin tener conexión del todo. Esto es especialmente cierto para el primer volumen, que literalmente inició como una serie de cuentos interconectados sobre el pistolero.

En su lugar, Las Tierras Baldías se siente como una novela de verdad, pensada como tal, con todos los elementos de la máquina funcionando de forma coordinada. La verdad es que la saga se va poniendo cada vez mejor y tengo muchas ganas de leer Mago y Cristal el próximo año.

Palabras finales

Aunque el libro termina con una suerte de cliffhanger (Blaine anuncia su intención de descarrilar con el ka-tet arriba a menos que puedan derrotarlo en una competencia de adivinanzas) yo lo sentí como un desenlace adecuado. ¡Probablemente porque sé que puedo agarrar el próximo libro cuando quiera!

La novela cierra con Blaine, Roland y los demás atravesando a toda velocidad (más de 1000 km/h) las Tierras Baldías (un territorio radiactivo plagado de animales mutados y ruinas que –se afirma– fue creado por algo mucho peor que una guerra nuclear) rumbo a Topeka, el final del recorrido del monorriel.

Me gusta la idea de Roland y su ka-tet sobre una especie de tren lúdico que los está llevando directo al infierno. ¿Van a descarrilar? ¿Llegarán sanos a su destino (acercándose más a la Torre)? ¿Podrán vencer al tren inteligente en el concurso de adivinanzas? Quedan muchísimas preguntas por responder.


Charlie el Chu-Chu, o Blaine el mono...

Me intrigaron muchos los giros de tuerca de la historia, disfruté el uso adecuado de los elementos de sci-fi (pocos autores trabajan psicológicamente los efectos de una paradoja temporal) y cómo los personajes comienzan a confiar unos en otros en este libro. Todos tienen un rol vital para cumplir y se apoyan para continuar el viaje. Roland no sólo se redime de sus acciones anteriores, sino que además aprende que todos juntos son más que la suma de las partes.

El Pistolero fue una colección de historias de relativa autonomía. La Llegada de los Tres introdujo a los personajes principales.

Las Tierras Baldías finalmente mueve la aventura hacia adelante, brindando apenas un poco más sobre el panorama actual y algo de dirección real. Me encantó el libro y ya es una de mis lecturas favoritas del 2018.

«Hay una profunda enfermedad en la Torre Oscura, que es el corazón de todo. Y se extiende. Las tierras que tenemos debajo solo son un signo más de esa enfermedad»

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