Luego de que Frank
Cairnes –escritor de novelas policiales bajo el seudónimo de Félix Lane–
experimenta la inesperada muerte de su hijo por un irresponsable conductor,
toma la drástica decisión de hacer justicia por mano propia.
Se promete a sí mismo matar a un hombre, sin saber
cómo se llama, dónde vive o qué aspecto tiene. Se propone encontrarlo y
matarlo. Su único confidente es su diario, donde registra paso a paso sus
espantosos descubrimientos. Esta es la premisa de La bestia debe morir, novela de policial negro que se publicó por
primera vez en el año 1938.
Aunque fue firmada por un tal Nicholas
Blake, este no es más que el seudónimo del poeta irlandés Cecil
Day-Lewis, padre del actor británico Daniel Day-Lewis.
Se trata de un relato atrapante, fluido, visceral,
con todos los condimentos de un buen enigma. Fue seleccionado por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares para iniciar
la celebrada colección El Séptimo Círculo,
de la Editorial Emecé en 1945.
La historia es interesante porque cambia un poco el
paradigma clásico de la novela policial.
El verdadero foco acá no es tanto quién es el
asesino (si bien es un punto importante de la trama) sino hacerse preguntas
diferentes: ¿qué haríamos nosotros mismos en una situación semejante?
Cada
crimen oculta siempre un conjunto de emociones, valores y psicologías;
cuestiones que definitivamente explora La bestia debe morir.
***
#SpoilerAlert. Se revelan algunos detalles de la trama,
si bien no el desenlace de la historia.
***
Un formato poco convencional
La forma en la que el autor aborda la trama es bastante
original. Durante una primera parte denominada “El diario de
Felix Lane” (que ocupa el primer tercio de la novela) conocemos toda la
planificación e investigación del protagonista a través de las confidencias en
su diario. Es una narración en primera persona, llana y simple, con un punto de
vista acotado. Vemos sólo lo que Frank Cairnes puede ver, escuchar y pensar.
Es fascinante el nivel de detalle con el que se
describen los pormenores de su pequeño proyecto vengativo. Llegamos a entender
la desesperación de Frank y hasta transmite empatía ante una cuestión fundamentalmente
ética: ¿matarías al hombre que causó la muerte de un ser querido?
A medida que los días pasan, Frank descubre quién
es la “bestia” (un tal George Rattery)
y logra introducirse en su excéntrica familia como lobo disfrazado de oveja. Lo
verdaderamente interesante comienza acá, donde también se vuelve evidente que
él mismo podría no ser completamente honesto con lo que está registrando.
El gran giro argumental, para mí, se da al
finalizar una segunda parte del libro (donde el narrador pasa a ser tercera
persona y escapamos del encierro del diario).
El plan de Frank de asesinar a George falla (falla
de forma catastrófica), pero la Bestia muere de todas formas y por causas
diferentes. ¿Alguien conocía las verdaderas intenciones del protagonista y
aprovechó para culparlo de homicidio? ¿O fue todo una trágica coincidencia?
¿Quién mató
a George Rattery?
A partir de este punto, la novela comienza a
brindar una serie de giros inesperados que se van ejecutando con bastante
maestría.
La segunda mitad del libro es la investigación del
detective Nigel Strangeways
(protagonista de varias novelas de Blake. De hecho, La bestia debe morir se conoce informalmente como Nigel Strangeways #4), quien tiene la
tarea de demostrar la inocencia de Frank y resolver el gran interrogante: la
extraña muerte del egoísta y despiadado George.
Todos son sospechosos: su sensible hijo Phil (que vive una situación de
violencia en su familia), su esposa Violeta,
la bella y superficial Lena y hasta
su desagradable madre, Mrs. Rattery.
Su socio e incluso Frank Cairnes están también entre la lista de posibles
culpables.
Es sorprendente cómo la historia te mantiene
enganchado constantemente con ingeniosas vueltas. Al principio parece que se va
a tratar del protagonista buscando y dando muerte al asesino de su hijo, pero
todo esto se revela en las primeras páginas para dar lugar a algo mucho más
oscuro.
Juega un papel fundamental la mente analítica y
lógica de un personaje que, al ser escritor de novelas policiales, tiene la capacidad
de plasmar la lógica criminal de sus relatos en su propia vida.
Esta estructura de cambios radicales en la
perspectiva me pareció especialmente perspicaz para la época. Da ganas de
seguir avanzando en la resolución del misterio al mismo tiempo que lo hace el
detective Strangeways. Es, sin duda, una novela inteligente y llevadera, con
momentos reflexivos que imprimen un carácter único a la obra.
Las
adaptaciones al cine
Existen dos adaptaciones de la novela a la pantalla
grande. La primera, curiosamente, es
de Argentina. Dirigida por Román
Viñoly Barreto, esta cinta en blanco y negro se estrenó el 29 de mayo de 1952. Lena tomó el nombre de Linda,
George es Jorge y Nigel Strangeways no aparece por su nombre.
Luego tenemos una segunda versión, en Francia,
dirigida por Claude Chabrol en 1969: Que la bête meure (“Este hombre
debe morir”).
Hay una
película del mismo nombre de 1974,
pero no tiene nada (pero NADA) que ver con la novela de Nicholas Blake. O sea,
sólo la premisa nos da cuenta de que es otra cosa: “Ocho personas son invitadas
a una isla por el fin de semana. Una de ellas es un hombre-lobo. ¿Podés
adivinar cuál?”.
(De hecho, esta película está basada en el cuento No habrá oscuridad de James Blish).
Conclusión
El desarrollo de La bestia debe morir es lo suficientemente intenso para atrapar a
cualquier amante de la literatura policial. Los personajes, bien construidos y
complejos, permiten rápidamente simpatizar con los hechos. Por último, aunque
la historia tiene un tinte dramático fuerte, se da lugar a cierto humor cínico
que corta con el drama.
El desenlace (extraordinario, inesperado, altamente
satisfactorio) va a tomar desprevenido a más de uno.
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Anillo: una novela de Larry Niven”; “El
viejo y el mar: orgullo y determinación”; “Harry
Potter y el legado maldito: decepcionante e innecesaria”; “La
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Interesante reseña.
ResponderEliminarLo curioso es que presente desde el punto de vista de un potencial asesino, alguien que quiere descubrir al culpable para asesinarlo.
Me gusta eso de lo que cuenta el personaje, podría no ser verdad. Sé suele suponer que es verdad lo que cuenta un narrador personaje. ¨Pero no hay razón para que ese supuesto sea siempre cierto.
Buena reseña.
Gracias. Sí, todo lo relativo al diario (y la posibilidad de que lo que se dice no sea enteramente cierto) es lo más fascinante de la novela. Por suerte, puede conseguirse la novela fácilmente por Internet.
Eliminar¡Saludos!