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viernes, 4 de septiembre de 2015

“La ley de Chandler” y otras reglas de oro para el Drama


Cuando el potencial para un conflicto es visible, nunca tiene que dejarse de lado. 

Sin conflicto, no hay drama, y sin drama no hay relato, novela, película o serie televisiva que resista. Un show donde todos se llevan bien con todos y nada espinoso ocurre aburre.

Seamos honestos, nadie quiere ver una serie de TV donde un pibe va a trabajar de 8 a 5, ocasionalmente escribe una nota para su blog y se toma una cerveza con amigos. Por eso Gran Hermano busca personas que vayan al choque y sean propicias a generar quilombo en la casa (conflicto, señores, conflicto). Y por eso el jurado de MasterChef eligió a Alejo contra Martín. (Al final del día, es un reality más).

Existen ciertas Reglas para el Drama que están más o menos establecidas. 

Al respecto, Raymond Chandler una vez describió una regla maravillosa y acertada que es la siguiente:

Cuando tengas dudas, hacé que un hombre entre por la puerta con una pistola en su mano”.
 (Ley de Chandler)

Chandler –uno de los autores estadounidenses de novela negra más famosos– codificó en esta Ley un consejo fundamental para escritores de drama. Cuando te sientas arriconada por una trama donde no sucede nada, la adición de un nuevo oponente o complicación puede liberar al protagonista de una narracción monótona. Y si metemos un poco de violencia al mix, no le va a hacer nada mal.


Mis lectores nunca van a ver venir ESTO”.

Otros, con un poco más de humor, comentan sobre la Ley de Chandler que: “Cuando todo lo demás falle, hacé que varios ninjas encapuchados ingresen premeditadamente a través de las ventanas y ataquen con nunchucks.”

Naturalmente, Chandler utilizó esta regla en sus propias historias del detective Phillip Marlowe. En algunos casos hasta hizo una parodia de sí mismo. Un ejemplo clásico es una escena de “La dama en el lago” (1943). Esto es lo que pasa:

Sacó la mano derecha del bolsillo y me apuntó con el arma. Sonreí. Quizá no fuera la sonrisa más sincera del mundo, pero el caso es que lo hice.

–Nunca me han gustado esta clase de escenas –le dije–. Detective se enfrenta con asesino. Asesino saca pistola y apunta a detective. Asesino cuenta al detective su triste historia con la idea de matarlo después, perdiendo así un tiempo precioso aun en el caso de que al final logre liquidarlo. Solo que el asesino nunca lo logra. Siempre ocurre algo que lo impide. A los dioses tampoco les gusta la escena. Siempre consiguen estropearla.

–Supongamos que esta vez lo hacemos de un modo un poco distinto –dijo ella en voz baja acercándose a mi suavamente a través de la alfombra–. Supongamos que esta vez no le digo nada, no ocurre nada, y lo mato.

–Seguiría sin gustame la escena –respondí.”

Stephen King también menciona esta regla en su autobiografía “Mientras escribo” (que reseñé en este post) como una de las formas que encontró para superar un caso serio de bloqueo de escritor mientras trabajaba en su cuarta novela: “La danza de la muerte” (The Stand, 1978).

Una de mis películas favoritas, “El quinto infierno”, (The Boondock Saints, 1999) está hecha prácticamente con personas pateando puertas y disparando, pero hay una escena particular que se ajusta a la “Ley de Chandler”. Los dos protagonistas están tirados, casi aburridos, y la trama se encuentra en un freno. De pronto, su mejor amigo patea la puerta mostrando su arma y diciéndole a todos que junten sus cosas.

También sucede en la explosiva secuela de The Expendables (2012), cuando los héroes estánChuck Norris. Tremendo momento de una cinta que es una fiesta pochoclera sin precedentes.
atrapados bajo fuego y el enemigo saca un motherfuckin tanque. De repente, todos los villanos empiezan a caer masacrados por una fuerza invisble. Resulta que era

Casino Royale (2006) presenta una situación similar. Bond (Daniel Craig) está siendo torturado por el malo de turno (Le Chiffre, un genial Mads Milkkelsen). El héroe afirma que nunca va a dar la información, el villano sabe que no puede matarlo, decide castrarlo (ouch!) y entonces… alguien aparece y le dispara al pobre Le Chiffre.

Esencialmente, cuando nosotros (escritores) nos quedamos sin drama, tenemos que encontrarle la vuelta para forzar drama a situaciones que quizás no lo son tanto. Y esto es muy delicado. Cuando la ejecución es pobre, el resultado es un escenario inusual, irracional y altamente improbable que solo existe para prolongar un conflicto inexistente.

También se corre el riesgo de pasarse para el otro lado, y que la ridiculez del drama planteado lo convierta en una parodia, en algo gracioso o absolutamente caricaturesco.

Una cuestión debatible surge en libros y películas sobre un hecho histórico. Es común que allí los conflictos, por más que en la realidad hayan sido menores, se intenfiquen y exacerben. Esto no significa necesariamente que el escritor nos miente en la cara o está intentando cambiar la historia; pero es que sin conflicto, los lectores y espectadores no tienen algo realmente con lo que puedan identificarse.


No por nada se considera a Raymond Chandler como uno de los padres fundamentales de la novela negra. En varios ensayos y entrevistas demostró sólidos conceptos acerca de cómo escribir ficción criminal. Su obra desconcertaba a un lector inteligente, trataba sobre personas reales en el mundo real (personas con verdaderas motivaciones para matar, más allá de presentar un cadáver al argumento) y era técnico en cuanto a los métodos del asesinato y la investigación en sí. Proximamente voy a reseñar “Lady in the Lake”, una de sus novelas más valoradas.

¡Hasta la próxima!

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9 comentarios:

  1. Muy interesante. Voy a tener que buscar algo de Chandler para leer, sino esa futura reseña tuya se me va a amontonar con las otras que no termino de leer porque ponés el cartel de Spoiler Alert :/ Pero es un buen recurso, y por lo que veo, bastante divertido.

    Saludos!

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    1. ¡Ja, ja, ja! Seguramente hay miles y miles de libros que vos leíste y yo no... eso es lo que hace interesante el intercambio. Y sí: el spoiler alert es fundamental en esta era de Internet y de gente que te dice que "Bruce estaba muerto", "En realidad estaban en la Tierra" y "Snape mata a Dumbledore"... (ups!).

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    2. Te faltó el clásico: Kayser Soze es el rengo XD

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    3. "And just like that... puf... he was gone..."

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  2. Casino Royale tiene un acierto es que el villano no es el villano principal, que está ausente. Es alguien que tiene deudas millonarias, está en peligro. Incluso le amenazan a su novia o amante. Es por eso que se desespera y se vuelve tan peligroso. Eso justifica que alguien irrumpa y lo mate, lo que salva a james Bond. Además de otro factor, que es otro acierto. La falsa resolución, cuando aún no llegó el final, que es remplazada por la verdadera, la que completa la historia. Y la película termina con un principio de venganza, que se completa en Quatum of solace.

    Interesante la ley de Chandler.

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    1. De hecho, disfruté mucho de Casino Royale cuando la vi. Después vi Skyfall (que me pareció un desastre) y me salteé Quantum of Solace. Malísimo lo mío.

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  3. Y además agregaría que hace falta un personaje que pueda enfrentar, aunque sea parcialmente, a la raiz del conflicto, que el detective resuelva el caso, aunque algunos intereses lo encubran.

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  4. Excelente la Ley de Chandler, la desconocía. Aunque ahora que lo pienso, una noche de tedio absoluto un amigo utilizó la Ley de Chandler (con un rifle y un pasamontañas) para hacerle una joda al resto.
    Ufff flor de julepe

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    1. Che... capaz que es hora de evaluar las amistades que tenés, jajaja. Un zarpado el flaco. Pero sí, básicamente vio que la juntada no tenía conflicto y le metió picante.

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