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martes, 2 de junio de 2015

“Batman: A Serious House on Serious Earth”, el origen del Asilo Arkham


¡Cuarta entrada del blog dedicada a uno de mis superhéroes favoritos! En el pasado ya reseñé el primer tomo, la novela gráfica de Alan Moore (“The Killing Joke”) y la genial historia de Frank Miller (“The Dark Knight Returns”). Ahora es el turno de otro genio de los cómics: Grant Morrison.

Desde que Detective Comics publicó la primera historia de Batman en 1939, el superhéroe se ha convertido en parte vital del Universo DC. A lo largo del tiempo, el personaje ha recibido influencias de un gran número de artistas y escritores que brindaron una interpretación particular del Caballero Oscuro y su mundo. Se hace muy difícil mantener a un personaje interesante y evolucionando constantemente durante más de 70 años corridos. Grant Morrison fue uno de los escritores que también buscó reinventar a Batman y con su novela gráfica de 1989 le dio uno de los aspectos más siniestros y crípticos que alguna vez tuvo.

Encontré “A Serious House on Serious Earth” en una tienda de cómics de mi ciudad (Bahía Blanca). Era una versión en español que costaba unos 250$. No me convenció ni el idioma ni el precio, por lo que terminé leyéndola por Internet (puede conseguirse fácilmente).

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La novela gráfica se conoce de forma resumida como “Asilo Arkham” y fue de gran inspiración para el famoso videojuego. Fue escrita por Grant Morrison en 1989 y dibujada por Dave McKean. Hoy es considerada una obra de culto, aunque en sus primeras emisiones generó críticas mixtas.

Es 1 de abril, Día de los Inocentes en Estados Unidos.

Los pacientes del Asilo Arkham, comandados por el Joker, toman de rehenes a los médicos y se hacen con el control del lugar. Batman es llamado para solucionar el problema y allí los villanos le hacen una intrigante propuesta: van a dejar libres a todos si él acepta pasar una noche entre ellos.

La premisa es tremenda porque Batman teme –como él mismo dice– que cuando las puertas de Arkham se cierren sobre él... sea como estar en casa. A partir de allí el relato se divide en dos tramas. En la principal, Batman se enfrenta a varios villanos, tiene conversaciones filosóficas con el Joker e intenta sobreponerse a sus propios miedos en aquel espacio de locura. Paralelamente vamos conociendo la historia del fundador del lugar, Amadeus Arkham, a partir de unos manuscritos encontrados.

Lo más loco de la novela es que a medida que Batman ingresa a las profundidades del asilo, como lectores también nos sumergimos en un viaje lisérgico, surrealista, repleto de símbolos bíblicos, mitología egipcia, mensajes crípticos y psicología freudiana. A su vez hay referencias al Tarot, a Alicia en el país de las maravillas y a Psicosis

La narración principal se comprende sin problemas, pero uno tiene que detenerse en cada panel para inspeccionarlo minuciosamente y así poder captar cada pedacito de narración que completa la historia. De hecho, las ediciones más recientes de la novela gráfica incluyen un guión completo para comprender exactamente todos los simbolismos y, en esencia, qué demonios está pasando en la historia.


Esta historia está más del lado del terror psicológico y Batman queda destituido de todo rasgo de heroicidad. Según la visión de Morrison, el aspecto rígido y estoico de Batman es un mecanismo de defensa para esconder sus problemas emocionales y represión sexual. Al igual que Alan Moore, el autor coloca a Batman a la altura del Guasón, ambos bastante similares en muchos aspectos.

La verdad es que toda la trama es bastante perturbadora. 

Hay villanos, como el Espantapájaros, que solo aparecen caminando, yendo y viniendo, en el fondo. Otros hablan en dialectos incomprensibles y algunos han quedado expropiados de su propia identidad por culpa de los experimentos que se realizan en el asilo. El ejemplo fundamental es Dos Caras, un personaje fundamental al desenlace de la novela, que quedó reducido a no poder tomar ningún tipo de decisión. Clayface seguramente es la representación del SIDA y además hay un contexto homoerótico entre Batman y el Joker donde este último lo seduce y hasta lo nalguea al primero. Ah, y el Sombrerero Loco está enloquecido por las niñas pequeñas.

Por su parte, el arte de la novela es extravagante y esta forma particular se acomoda oportunamente con el contenido. Hay una mezcla en el dibujo, la fotografía y el collage, una concepción muy expresionista donde abunda lo gótico (niebla, oscuridad, colores opacos). 

Sin ir más lejos, la versión del Joker es la más cercana que vi a lo demoníaco. La novela hace hincapié en una de las teorías más populares sobre este villano: que él se reinventa a sí mismo constantemente porque encuentra a la realidad desbordante. Por eso puede ser un maniático homicida un momento y convertirse en un inocente bromista casi instantáneamente. 

Acá se muestra como alguien que muta de acuerdo a lo que percibe a su alrededor, como si fuera el personaje principal de un gran teatro del absurdo.


Personalmente, la obra me resultó deliciosamente claustrofóbica. Morrison se las ingenia para mostrar la desgarradora historia del fundador de Arkham (que de por sí es atrapante) y al mismo tiempo expone un nuevo origen del Caballero Oscuro. La trama, en esencia, es sobre Batman venciendo a sus demonios personales, logrando transformarse de un niño herido y obsesionado con la muerte de sus padres hacia el brillante héroe que la ciudad necesita. La muerte de uno representara el nacimiento del otro.

Quienes se animen a leerlo, precaución porque es una historia oscurísima y dura. Me gustó muchísimo por el nivel de surrealismo y profundidad filosófica que maneja, pero el arte se aleja bastante de lo convencional. Creo que no es para cualquiera.

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3 comentarios:

  1. A pesar de que contaste el final, inevitable para demostrar lo interesante, aun así despierta la curiosidad por leerlo.

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  2. Mi historia predilecta del Murciélago.

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