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lunes, 2 de marzo de 2015

[EUROPA 2015] – Parte X: Berlín, una ciudad de contrastes

Estoy de vuelta en Roma, en un hostel bastante mala onda. Pero son mis últimos dos días en Europa, así que supongo que está bien. Me da la posibilidad de comentar mi experiencia en Berlín, un destino que no estaba planeado dentro de mi itinerario.

Día 23 26/02 –  La llegada a Berlín.

Salimos de Praga en bus (Student Agency) a las 11 hs. Increíble el colectivo. Pagamos 35 EUR. Es super cómodo, amplio, con pequeñas tv´s para elegir series y películas y bebidas a disposición. Salía a las 11 hs y nos dejaba en Berlín a las 17 hs. Para eso caminamos hasta Florenc (principal estación de bus de Praga).

Para llegar al hostel (Hostel Sun Flower) habíamos pedido indicaciones previamente por mail. Un subte hasta Zoo Station y luego una conexión en tren hasta nuestra parada (de nombre impronunciable). Llegamos con facilidad, pero tuvimos una que otra duda.

A primera vista el hostel nos pareció muy copado (más tarde comprobamos que, efectivamente, es un buen hostel). Tiene un buen ambiente (bar + área social en la entrada) y está muy bien ubicado, un poco alejado del casco histórico, pero con menos de 20 minutos caminando se puede llegar a la East Side Gallery, a un supermercado, a una zona de bares y restaurants, a la estación de trenes o a dos muy conocidos boliches de la ciudad.

Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza de seis. No recuerdo bien el precio unitario  porque algunos días costaban más y otros menos. En la habitación había cuatro canadienses muy piolas (como todos los canadienses, de hecho). 

Nunca conocí a un canadiense que no fuera absolutamente buena onda. Se conocieron haciendo un intercambio de Erasmus Mundus en Ámsterdam y decidieron viajar juntos.

Ya eran alrededor de las 7 p.m, momento más que oportuno para dar una vuelta. Recorrimos la zona (un poco oscura para mi gusto) y tomamos algo en Kptn (Captain). Buen bar, medio hippon, que nos habían recomendado. Compré un cepillo de dientes y pasta porque me los había dejado en el hostel anterior. También nos hicimos con un six-pack y volvimos al hostel. Había un buen número de personalidades ahí. Estaba Freddie Mercury (un flaco con el mejor bigote que vi en mi vida, irlandés creo), un italiano buscando departamento, dos españolas (Sonia y Lara), una brasilera (Paula) y un irlandés que habla tan rápido que parece la ardillita de La Era del Hielo. Una de las españolas había perdido su celular en un boliche el día anterior, así que las terminamos acompañando a buscarlo. No tuvo suerte. A la vuelta pintó un kebab en un puesto de la calle y el turco nos regaló una cerveza por que sí. Un genio.

Volvimos directamente a dormir.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Freddie Mercury: el irlandés con un bigote perfecto.
- Los canadienses, futuros protagonistas de algunas de nuestras aventuras.
- Paula, la brasilera con acento mexicano que sonaba como Fiona de Shrek (o más bien como Burro, porque no paraba de hablar).
- Sonia y Lara. No sé porque me resulta tan cautivante ese acento que tienen los españoles.
- ¡La ardilla de La Era de Hielo! Me río solo al acordarme lo rápido que hablaba ese pibe, como si estuviera adicto a la cafeína.

Día 24 27/02 –  El Alternative Free Tour y Barghein.

Nos levantamos tipo 8:30 hs. Mientras Fran desayunaba en el hostel, yo tomé mate. Como él había pagado el desayuno, me facilitó  unos panes.

La idea era hacer el Walking Free Tour en español que nos habían recomendado en Praga (“Viva Berlín”) pero resulta que los muchachos recién arrancan en marzo. Así que terminamos haciendo un Alternative Free Tour que estuvo bastante bien.

La idea del tour es recorrer lugares que normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos, sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Es una suerte de tour izquierda y bien anti-establishment.

Visitás lugares microscópicos y te relatan historias mínimas

Te meten de lleno en el arte urbano y el grafiti de la ciudad, y su importancia. Rich (el guía, un australiano) te tira consejos de lugares menos conocidos, bares, te cuenta historias conmovedoras sobre guettos, sobre los lugares que aún quedan en pie luego de la guerra, un hospital que se convirtió en community center, los muchachos de 1UP (que son, prácticamente, crimen organizado del grafiti). 

Visitamos también el distrito de Kreuzberg (cuna del arte urbana).

Kreuzberg es un barrio súper interesante. Cuando existía el Muro de Berlín, estaba rodeado en tres de sus cuatro lados, y apareció una cultura propia alternativa a la de Berlín Oeste. Pasamos por SO36, el bar más antiguo de todo Berlín, caminamos por una treehouse construida a partir de basura al lado de la muralla donde sigue viviendo su dueño (Osman Kalin), una historia muy cautivante que pueden leer en Internet. Vimos comunidades de arte no convencional, negras, caribeñas, etc. 

Es fascinante, y Rich lo hace realmente muy ameno con su humor y su positivismo.

Cuando terminamos el tour nos fuimos a ver la East Side Gallery, que es un trozo del muro de 1,3 km que fue trasladado a esta zona. Por supuesto, lleno de arte y grafitis.


En el hostel saqué un cheap flight a Roma por Germanwings (empresa del grupo Lufthansa) para volar el domingo por la tarde.  Pagué 130 EUR. Tenía ganas de hacer alguna ciudad más (Munich o Viena, quizás) pero no creo tener tiempo y no quería arriesgarme. Preferí estar uno o dos días antes en Roma. También pasamos por la terminal de trenes para sacar el pasaje de Fran, que lo consiguió a un muy buen precio. Para viajar en tren, es más recomendable hacerlo personalmente que por Internet, porque es más fácil acceder a promociones, descuentos y combinaciones.

Quisimos ir a cenar algo de comida tradicional alemana, pero luego de una hora buscando no encontramos absolutamente nada. Estaba lleno de restaurants turcos, chinos, japoneses, etc. ¡Pero ni una maldita salchicha alemana! Al final desistimos y terminamos metiendo un clásico Kebab.


En el hostel había bastante movimiento. Los canadienses estaban tirados en la habitación. Resulta que los cuatro son fanáticos de Seinfeld (igual que Fran y yo). El tema salió a la luz cuando uno de ellos tiró el clásico quote Not that there´s anything wrong with that. Colgamos como una hora hablando de la mejor serie de la historia. Tomamos unas cervezas con ellos en la pieza y terminamos saliendo a un lugar cercano que me hizo un poco recordar a Metelkova en Ljubljana. No nos dejaron entrar porque, aparentemente, había “demasiados hombres”.

En la calle nos pusimos a charlar con tres chicas canadienses, así que nuestros amigos estaban contentos. Tiraban mucha magia con estas chicas y ¡Adam (uno de ellos) en un momento sacó un burrito del bolsillo! O sea, el pibe hablaba con la chica, metió la mano en el bolsillo, sacó un burrito (sus amigos no tenían idea que él tuviera comida guardada en la campera) y siguió hablando con ella. Un genio total. Adam se convirtió en un gran compañero de aventuras durante nuestra corta estadía.

De vuelta en el hostel, pensamos qué hacer de nuestra noche cuando nos comentaron de un lugar llamado Berghain. Es una fábrica abandonada que se convirtió en boliche, un lugar medio under y, contradictoriamente, muy exclusivo. ¡Hay páginas dedicadas a tirar tips y consejos para no ser rebotado! (En serio. Por ejemplo esta página o esta otra). Por cierto, existe un app llamado “How to get into Berghain” con recomendaciones y direcciones para llegar.

Mucha mística rodeaba al lugar, así que nos interesamos en darle una chance. Algunos dicen que su política de entrada es totalmente aleatoria y casi todos están de acuerdo en que hay que vestirse de negro (the darker, the better). El recepcionista del hostel me dijo que “cuanto más gay parezca mejor”, y Adam me comentó que prefieren mayores de 25. 

También hay que "ingresar de forma silenciosa", sin estar borracho, y muy serio. Entrar con naturalidad. Es casi como un ritual. Me dijeron que es mejor ir solo o en grupos de hasta tres, usar una bufanda (aman las bufandas), esperar a que el guardia te diga de avanzar en la fila, ser cool y hablar en alemán (no les gustan los extranjeros). Es algo así como el soup nazi de Seinfeld. Con tantas reglas en el aire, obviamente pensábamos que íbamos a ser rechazados. Y de hecho: lo fuimos.

Intentamos entrar con Fran y Adam; nos rebotaron a los tres. Estábamos bastante enojados. Yo fui el tercero en ser rebotado y me puse a charlar con unas pibas austriacas (también rebotadas) que estaban con toda la bronca encima. Lo perdí a Fran. Luego de 15 minutos, me cambié un poco el look (clavé vincha, me abrí la campera, me puse más serio) y lo volví a intentar. ¡Esta vez sí entré!

Adentro me confiscaron la cámara, me taparon las cámaras del celular con stickers y me dijeron que si me veían sacando fotos me podían echar. A su vez, me cobraron unos dolorosos 14 EUR y me revisaron toda la billetera. Pero ya estaba adentro.

El lugar es inmenso, justamente porque supo ser una fábrica. Abre todo el fin de semana de corrido, incluso a la mañana y a la tarde. No hay ventanas y es todo tecno (uno de los clubs de música tecno más exclusivos de Europa, según dicen). No es un boliche gay, pero sí gay-friendly (estaba repleto) y es muy loco porque hay recovecos oscuros para comerse a una mina, ¡y hasta camas! Adentro vi bastante acción. En algunos pasillos hay cuadrados alfombrados donde te podés meter y cerrar una cortina, y en algunas terrazas hay sillones-cama apartados para hacer lo que pinte. Los baños son mixtos, hay dos grandes pistas de baile con DJ´s y gente muy bizarra, pero buena onda. Hablé con gente de todas partes. Había muchas parejas, muchísimas. También algunos andaban solos (como yo) y estaban en la suya. Adentro me encontré a Freddie Mercury, el irlandés, y charlamos un rato. Cuando ya no daba para más, volví a casa y me desplomé en la cama.

Día 25 28/02 – El Berlín histórico y el Pub Crawl. 

Hoy hacíamos el Tour de Berlín Histórico con una empresa diferente a la del día anterior, así que tocaba madrugar. Mientras desayunábamos, Fran me comentó que se volvió al hostel y siguió charlando con la gente de ahí y los flacos de la recepción. Se acostó tarde también, así que ambos estábamos medio duros. Pero el tour había que hacerlo.

Nos movimos en tren hasta la estación central (Hauptbahnhof). ¡Es gigante! La mayor estación de trenes de paso de toda la UE. Se terminó de construir en el 2006, meses antes de que arrancara el mundial, para darle un toque más moderno a Berlín.

Ya nos sentimos todos unos berlinenses. Nos manejamos perfectamente con el sistema de transporte público, y la verdad es que funciona de diez. Sacás el ticket en máquinas (el costo cambia depende de la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te subís al tren. En realidad, nadie te chequea nada. Pero dicen que las multas pueden ser de 40 EUR si te agarran sin ticket. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy fácilmente. La frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar más de cinco minutos para subir al que queríamos.

De todas formas, este es un punto a tener en cuenta en Berlín. Es una ciudad demasiado grande para hacerla a pie, y el uso del transporte público es prácticamente inevitable. Esto le agrega un costo adicional a la estadía en la ciudad, a menos que uno se ubique alrededor de las estaciones más céntricas (Alexanderplatz o HackescherMarkt, por ejemplo). Un ticket AB individual (de los más comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta 6,70 EUR. Una buena opción (que me enteré después) es adquirir la Berlin WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en hoteles, restaurants, bares, etc.

La cuestión es que en Hauptbahnhof era el punto de encuentro para el tour, que elegimos hacerlo en español. Cuesta 12 EUR y nos tocó un tal Daniel, que era procedente de España. (No le llegó ni a los talones a nuestro Daniel de Praga). En nuestro grupo había una pareja de porteños grandes (en sus 50). ¡La mujer (Amelia) nos amaba! No paraba de sacarnos fotos, y después nos las envió por mail. Fue ligeramente perturbador, pero nos reíamos mucho con ella y sus historias. Resulta que su hijo está en uno de esos grupos que pintan grafiti en trenes y en todas partes (al mejor estilo “1UP”). También nos contó que, de chica, era vecina de los dos hijos de Adolf Eichmann, y que su viejo era compañero de laburo de ambos. ¡Tremendo!


El tour en sí está muy bueno, pero se nos hizo demasiado largo. De las 4 horas iniciales, terminamos recorriendo a pie durante 6 horas, con apenas un break de 15 minutos para ir al baño y tomar un café. Es súper completo. Entre otras cosas, ves el Reichstag, el monumento soviético, la puerta de Brandenburgo, el increíble Memorial del Holocausto (¡definitivamente vale la pena!), la ubicación del bunker de Hitler, las ruinas de la Gestapo, los restos del Muro de Berlín, Checkpoint Charlie (¡interesante calle!), la Catedral y la Isla de los Museos. 

Son como 20 lugares históricos en un solo tour. Daniel sabía muchísimo y te hablaba de cada uno de ellos, pero francamente nos resultó muy aburrido. Por más que el tema sea súper interesante, uno necesita tener cierta energía y algo de feeling para que los turistas no se aburran luego de seis horas. Daniel no tiraba nunca un chiste (de hecho, creo que lo vi reír una sola vez y gracias a un disparo de humor que largué). Un poco me hacía acordar a mi profesora de Lengua en la secundaria (Marité), una flaca que sabía muchísimo de lo que estaba hablando, pero que te hacía dormir con solo quince minutos de clase.

De todas maneras, es una buena forma de conocer los lugares más importantes de Berlín. Definitivamente son mejores los Walking Free Tour porque los guías dependen de las propinas y se esfuerzan mucho más en entretener.

Después fuimos hasta la torre de TV y averiguamos cuánto sale subir. No lo vale. Son 13 EUR, te dan turno dentro de una hora y media desde que comprás el ticket y hay que hacer una fila eterna. Es interesante subir porque es la torre más alta de Europa (más alta que la torre Eiffel de Francia) y se ve prácticamente desde cualquier punto de la ciudad. Rich, el guía del Alternative Tour, nos contó que uno puede subir hasta Monkey Bar (que está en un piso 12) y tener una vista muy similar a la que se tiene desde la torre.

Alrededor de las 5 de la tarde, caímos a un restaurant a sacarnos el gusto de probar una buena salchicha alemana. Y lo conseguimos. 

Probamos el plato Currywurst, que es un par de salchichas caseras preparadas con una salsa roja, pimienta y unas papas (8,90 EUR). ¡Riquísimo! El plato era tan grande que casi no lo terminamos.

Antes de volver al hostel, reservamos para entrar a la Cúpula del Parlamento. Es gratis, pero hay que reservar antes para que ellos te den un día y horario. Se puede hacer por internet, pero de forma personalizada tenés más amplitud de horarios. Cierra a las 18 hs y justo fuimos los últimos en conseguir nuestra reserva para el día siguiente a las 10,30 hs.

Volvimos al hostel y nos bañamos porque esa noche (la última con Fran) salía con Pubcrawl. Es una especie de tour nocturno donde los guías te llevan a diferentes bares de la ciudad y terminás en un boliche. El guía tenía un aire a Adam Levine, y el grupo terminó siendo de unas 40 personas.

La verdad es que la pasamos muy bien. Primero conocimos a unas brasileras que vivían en Irlanda, pero pronto ya estábamos hablando con ingleses (había un grupo grande), más irlandeses y cinco franceses que estaban en onda “¿Qué pasó ayer?” (Estaban haciendo despedida de soltero para uno de ellos). En el segundo bar conocimos a unos paraguayos y a un tucumano con el corazón roto que se sumaron a nuestro tour. ¡Es un gastadero de plata! Aunque te invitan varios shots en cada bar, terminamos tomando mucho y de más, pero hay muy buena energía. En el segundo bar Adam Levine echó del tour a tres ingleses porque uno de ellos estaba absolutamente ebrio y haciendo boludeces. Le dijo: “You are too drunk man, you´re off the tour. Get the fuck out!”. ¡Fue durísimo! Casualmente, en el bar anterior Fran le había ganado una curiosa apuesta a este mismo inglés.


El tour terminaba en Matrix, una disco que casualmente está a la vuelta de nuestro hostel (nos vino como anillo al dedo). Ahí lo perdí a Fran, estuve un rato y me volví a dormirla. Buena noche, de esas que se recuerdan. Y así dejamos Berlín, porque al día siguiente ya tenía que tomar mi vuelo a Roma.

Día 26.5 01/03 –  Back to Rome

No hubo manera de levantarnos temprano. Mi despertador sonaba con intensidad desde las 8 am pero solo logré despegarme de la almohada cerca de las 10 am. Por supuesto, perdimos nuestro lugar en el Domo del Parlamento. Una lástima porque realmente tenía ganas de ir; dicen que la vista es preciosa y es una de las visitas más recomendadas en Berlín.

En la cocina del hostel había una pareja (un inglés y una polaca). El inglés tenía ideas bastante erradas del mate (como que si uno lo toma con el agua hirviendo es cancerígeno). Terminamos compartiendo un par y desmintiendo mitos. Un poco más tarde apareció una chica argentina que resultó ser de Neuquén y haber ido a la misma escuela secundaria que Fran y yo. Ella recién comenzaba su viaje e iba a visitar lugares fríos y exóticos: Rusia, Hungría, Polonia, etc.

Hicimos el check out, arreglamos nuestros gastos compartidos y alrededor de las 13 hs ya estaba listo para partir hacia Tegel (TXL), uno de los dos aeropuertos de Berlín. En el hostel me dieron una mano para llegar (dos trenes y un colectivo directo) y luego comprobé por Google Maps que el itinerario era el mismo. Vuelvo a repetir que tener un celular con GPS y Google Maps es una de las claves para este tipo de viajes.

Impresiones generales de Berlín

Berlín es la ciudad más grande que me tocó vivir en este viaje, y es realmente imponente. 

Una ciudad que no deja indiferente a nadie, para bien o para mal. Muy cosmopolita, multicultural, (1 de cada 5 habitantes no son alemanes), llena de cultura y de museos, también con muchas zonas verdes, con rincones encantados y retazos de historia en forma de cicatrices de una de las etapas más atroces de la historia.

Es impresionante ver la Puerta de Brandemburgo, un monumento que  pasó de ser un símbolo de separación y tensión política a uno de paz, libertad y diversidad cultural; o recorrer el laberíntico Memorial al Holocausto, que invita a la reflexión. 

Pero también es interesante recorrer los espacios más mínimos, buscar los rincones escondidos donde se entremezcla una dualidad constante: la búsqueda para mantenerse tradicional y el bombardeo del establishment, las nuevas tendencias de moda y el modernismo. Este contraste queda bien marcado cuando uno hace el Alternative Free Tour y al día siguiente el Berlín Histórico. Ves dos caras de la misma moneda pero desde perspectivas absolutamente opuestas.

Lo bueno de las ciudades grandes es que uno puede encontrar de todo. La música y el teatro están muy presentes, así como las huellas de la desaparecida monarquía prusiana. Hay mucha vida nocturna así como lo hay diruna. También se siente el peso de la Berlín dividida, el antes y después del Muro, los okupas, los graffitis, todo está ahí, enredado pero a la espera de que alguien lo descubra.


No sé si viviría en Berlín. Es como vivir en Buenos Aires, aunque mucho menos caótica. El transporte público es muy bueno, pero costoso. Sin embargo, me da la sensación de que es una ciudad fría, no solo por el clima que nos tocó. Las calles se ven más bien tristes, apagadas, vacías, como si Berlín todavía sintiera mucha culpa. Supongo que eso va a seguir cambiando, y además es entendible. Hablamos de una ciudad que fue destruida en un 80% y que todavía está en proceso de restauración. La historia está presente en cada esquina de esta ciudad. El futuro también se está escribiendo a cada minuto, a toda prisa, en esta ciudad.

Consejos generales

- Los buses de Student Agency (empresa checa) son una excelente manera de moverse por tierra entre países. El tramo Praga-Berlín nos costó solo 35 EUR. Los colectivos son muy cómodos, tienen una pantalla para ver series o películas y bebidas tipo café y chocolate a disposición.
- Siempre es recomendable escribir al hostel pidiendo indicaciones para llegar desde su punto de entrada al país. Especialmente en ciudades grandes como Berlín, las distancias son bastante largas como para hacerlas caminando.
- Sunflower Hostel es 100% recomendable. Tiene un buen ambiente (bar + área social en la entrada) y está muy bien ubicado, un poco alejado del casco histórico, pero con menos de 20 minutos caminando se puede llegar a la East Side Gallery, a un supermercado, a una zona de bares y restaurants, a la estación de trenes o a dos muy conocidos boliches de la ciudad. Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza de seis.
- El Alternative Walking Free Tour es definitivamente recomendable en Berlín. La idea del tour es recorrer lugares que normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos, sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Vale muchísimo la pena.

- Para viajar en tren por Europa, es más recomendable hacerlo personalmente que por Internet, porque es más fácil acceder a promociones, descuentos y combinaciones.
- Berghain es uno de los clubs tecno más exclusivos de Berlín y es conocido por rechazar a muchísima gente en la entrada. Si les interesa ir, investiguen antes los consejos para no ser rebotado. Tiene un costo de 14 EUR la entrada.

- Berlín es demasiado grande para caminarla. Es una buena opción el transporte público de la ciudad. Para el tren (S-Bahn), sacás el ticket en máquinas (el costo cambia depende de la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te subís. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy fácilmente. La frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar más de cinco minutos para subir al que queríamos. Eso sí, es bastante costoso. 

Un ticket AB individual (de los más comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta 6,70 EUR. Una buena opción (que me enteré después) es adquirir la Berlin WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en hoteles, restaurants, bares, etc.

- Vale la pena tomarse una mañana para hacer un Walking Tour. El que hicimos nosotros fue en español y costó 12 EUR. El guía sabe muchísimo y te lleva a recorrer como por 20 lugares históricos. Es una forma de conocer lo clave del Berlín Histórico.
- Una de las visitas obligadas en Berlín es la Cúpula del Parlamento. ¡Y es gratis! Hay que reservar con algo de anticipación. Se puede hacer por internet o de forma personalizada. Hacerlo personalmente habilita a más opciones de horarios y fechas. Mi consejo es hacer la reserva el primer día como para ir el segundo o tercero.

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