Estoy de vuelta en Roma, en un hostel bastante mala onda. Pero son mis últimos dos
días en Europa, así que supongo que está bien. Me da la posibilidad de comentar
mi experiencia en Berlín, un destino
que no estaba planeado dentro de mi itinerario.
Día 23 26/02 – La llegada a Berlín.
Salimos de Praga
en bus (Student Agency) a las 11 hs.
Increíble el colectivo. Pagamos 35 EUR. Es super cómodo, amplio, con pequeñas
tv´s para elegir series y películas y bebidas a disposición. Salía a las 11 hs
y nos dejaba en Berlín a las 17 hs. Para eso caminamos hasta Florenc (principal estación de bus de
Praga).
Para llegar al hostel (Hostel Sun Flower) habíamos pedido indicaciones previamente por
mail. Un subte hasta Zoo Station y
luego una conexión en tren hasta nuestra parada (de nombre impronunciable).
Llegamos con facilidad, pero tuvimos una que otra duda.
A primera vista el hostel nos pareció muy
copado (más tarde comprobamos que, efectivamente, es un buen hostel). Tiene un
buen ambiente (bar + área social en la entrada) y está muy bien ubicado, un
poco alejado del casco histórico, pero con menos de 20 minutos caminando se
puede llegar a la East Side Gallery,
a un supermercado, a una zona de bares y restaurants, a la estación de trenes o
a dos muy conocidos boliches de la ciudad.
Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza
de seis. No recuerdo bien el precio unitario
porque algunos días costaban más y otros menos. En la habitación había
cuatro canadienses muy piolas (como todos los canadienses, de hecho).
Nunca
conocí a un canadiense que no fuera absolutamente buena onda. Se conocieron
haciendo un intercambio de Erasmus
Mundus en Ámsterdam y decidieron
viajar juntos.
Ya eran alrededor de las 7 p.m, momento más que
oportuno para dar una vuelta. Recorrimos la zona (un poco oscura para mi gusto)
y tomamos algo en Kptn (Captain). Buen bar, medio hippon, que
nos habían recomendado. Compré un cepillo de dientes y pasta porque me los
había dejado en el hostel anterior. También nos hicimos con un six-pack y volvimos
al hostel. Había un buen número de personalidades ahí. Estaba Freddie Mercury (un flaco con el mejor bigote que vi en mi vida, irlandés
creo), un italiano buscando departamento, dos españolas (Sonia y Lara), una brasilera
(Paula) y un irlandés que habla tan
rápido que parece la ardillita de La Era
del Hielo. Una de las españolas había perdido su celular en un boliche el
día anterior, así que las terminamos acompañando a buscarlo. No tuvo suerte. A
la vuelta pintó un kebab en un puesto de la calle y el turco nos regaló una
cerveza por que sí. Un genio.
Volvimos directamente a dormir.
Personajes bizarros / destacados del momento
- Freddie
Mercury: el irlandés con un bigote perfecto.
- Los
canadienses, futuros protagonistas de algunas de nuestras aventuras.
- Paula,
la brasilera con acento mexicano que sonaba como Fiona de Shrek (o más bien
como Burro, porque no paraba de hablar).
- Sonia
y Lara. No sé porque me resulta tan
cautivante ese acento que tienen los españoles.
- ¡La
ardilla de La Era de Hielo! Me
río solo al acordarme lo rápido que hablaba ese pibe, como si estuviera adicto
a la cafeína.
Día 24 27/02 – El Alternative Free Tour
y Barghein.
Nos levantamos tipo 8:30 hs. Mientras Fran desayunaba
en el hostel, yo tomé mate. Como él había pagado el desayuno, me facilitó unos panes.
La idea era hacer el Walking Free Tour en español que nos habían recomendado en Praga (“Viva Berlín”) pero resulta que los muchachos recién arrancan en
marzo. Así que terminamos haciendo un Alternative
Free Tour que estuvo bastante bien.
La idea del tour es recorrer lugares que
normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos,
sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Es una suerte de tour izquierda y bien
anti-establishment.
Visitás lugares microscópicos y te relatan historias mínimas.
Te meten de lleno en
el arte urbano y el grafiti de la ciudad, y su importancia. Rich (el guía, un australiano) te tira
consejos de lugares menos conocidos, bares, te cuenta historias conmovedoras
sobre guettos, sobre los lugares que aún quedan en pie luego de la guerra, un
hospital que se convirtió en community center, los muchachos de 1UP (que son,
prácticamente, crimen organizado del grafiti).
Visitamos también el distrito de
Kreuzberg (cuna del arte urbana).
Kreuzberg es un barrio súper interesante. Cuando
existía el Muro de Berlín, estaba rodeado en tres de sus cuatro
lados, y apareció una cultura propia alternativa a la de Berlín Oeste. Pasamos por SO36, el bar más antiguo de todo Berlín, caminamos por una treehouse construida a partir de basura
al lado de la muralla donde sigue viviendo su dueño (Osman Kalin), una historia muy cautivante que pueden leer en
Internet. Vimos comunidades de arte no convencional, negras, caribeñas, etc.
Es
fascinante, y Rich lo hace realmente
muy ameno con su humor y su positivismo.
Cuando terminamos el tour nos fuimos a ver la East Side Gallery, que es un trozo del
muro de 1,3 km que fue trasladado a esta zona. Por supuesto, lleno de arte y grafitis.
En el hostel saqué un cheap flight a Roma por Germanwings (empresa del grupo Lufthansa) para volar el domingo por
la tarde. Pagué 130 EUR. Tenía ganas de
hacer alguna ciudad más (Munich o Viena, quizás) pero no creo tener
tiempo y no quería arriesgarme. Preferí estar uno o dos días antes en Roma.
También pasamos por la terminal de trenes para sacar el pasaje de Fran, que lo
consiguió a un muy buen precio. Para viajar en tren, es más recomendable
hacerlo personalmente que por Internet, porque es más fácil acceder a
promociones, descuentos y combinaciones.
Quisimos ir a cenar algo de comida tradicional alemana, pero luego
de una hora buscando no encontramos absolutamente nada. Estaba lleno de
restaurants turcos, chinos, japoneses, etc. ¡Pero ni una maldita salchicha
alemana! Al final desistimos y terminamos metiendo un clásico Kebab.
En el hostel había bastante movimiento. Los canadienses
estaban tirados en la habitación. Resulta que los cuatro son fanáticos de
Seinfeld (igual que Fran y yo). El tema salió a la luz cuando uno de ellos tiró
el clásico quote Not that there´s
anything wrong with that. Colgamos como una hora hablando de
la mejor serie de la historia. Tomamos unas cervezas con ellos en la pieza y terminamos saliendo a un
lugar cercano que me hizo un poco recordar a Metelkova en Ljubljana.
No nos dejaron entrar porque, aparentemente, había “demasiados hombres”.
En la calle nos pusimos a charlar con tres
chicas canadienses, así que nuestros amigos estaban contentos. Tiraban mucha
magia con estas chicas y ¡Adam (uno
de ellos) en un momento sacó un burrito del bolsillo! O sea, el pibe hablaba
con la chica, metió la mano en el bolsillo, sacó un burrito (sus amigos no
tenían idea que él tuviera comida guardada en la campera) y siguió hablando con
ella. Un genio total. Adam se
convirtió en un gran compañero de aventuras durante nuestra corta estadía.
De vuelta en el hostel, pensamos qué hacer de
nuestra noche cuando nos comentaron de un lugar llamado Berghain. Es una fábrica abandonada que se convirtió en boliche, un
lugar medio under y, contradictoriamente, muy exclusivo. ¡Hay páginas dedicadas
a tirar tips y consejos para no ser rebotado! (En serio. Por ejemplo esta página o esta otra). Por cierto, existe un app llamado
“How to get into Berghain” con
recomendaciones y direcciones para llegar.
Mucha mística rodeaba al lugar, así que nos
interesamos en darle una chance. Algunos dicen que su política de entrada es totalmente
aleatoria y casi todos están de acuerdo en que hay que vestirse de negro (the darker, the better). El recepcionista
del hostel me dijo que “cuanto más gay parezca mejor”, y Adam me comentó que
prefieren mayores de 25.
También hay que "ingresar de forma silenciosa", sin
estar borracho, y muy serio. Entrar con naturalidad. Es casi como un ritual. Me dijeron que es mejor ir
solo o en grupos de hasta tres, usar una bufanda (aman las bufandas), esperar a
que el guardia te diga de avanzar en la fila, ser cool y hablar en alemán (no
les gustan los extranjeros). Es algo así
como el soup nazi de Seinfeld. Con tantas reglas en el aire, obviamente pensábamos
que íbamos a ser rechazados. Y de hecho: lo fuimos.
Intentamos entrar con Fran y Adam; nos rebotaron a los tres. Estábamos
bastante enojados. Yo fui el tercero en ser rebotado y me puse a charlar con
unas pibas austriacas (también rebotadas) que estaban con toda la bronca
encima. Lo perdí a Fran. Luego de 15 minutos, me cambié un poco el look (clavé
vincha, me abrí la campera, me puse más serio) y lo volví a intentar. ¡Esta vez sí entré!
Adentro me confiscaron la cámara, me taparon
las cámaras del celular con stickers y me dijeron que si me veían sacando fotos
me podían echar. A su vez, me cobraron unos dolorosos 14 EUR y me revisaron
toda la billetera. Pero ya estaba adentro.
El lugar es inmenso, justamente porque supo ser
una fábrica. Abre todo el fin de semana de corrido, incluso a la mañana y a la
tarde. No hay ventanas y es todo tecno (uno de los clubs de música tecno más
exclusivos de Europa, según dicen). No es un boliche gay, pero sí gay-friendly
(estaba repleto) y es muy loco porque hay recovecos oscuros para comerse a una
mina, ¡y hasta camas! Adentro vi bastante acción. En algunos pasillos hay
cuadrados alfombrados donde te podés meter y cerrar una cortina, y en algunas
terrazas hay sillones-cama apartados para hacer lo que pinte. Los baños son
mixtos, hay dos grandes pistas de baile con DJ´s y gente muy bizarra, pero
buena onda. Hablé con gente de todas partes. Había muchas parejas, muchísimas.
También algunos andaban solos (como yo) y estaban en la suya. Adentro me
encontré a Freddie Mercury, el
irlandés, y charlamos un rato. Cuando ya no daba para más, volví a casa y me
desplomé en la cama.
Día 25 28/02 – El Berlín histórico y el Pub Crawl.
Hoy hacíamos el Tour de Berlín Histórico con una empresa diferente a la del día
anterior, así que tocaba madrugar. Mientras desayunábamos, Fran me comentó que
se volvió al hostel y siguió charlando con la gente de ahí y los flacos de la
recepción. Se acostó tarde también, así que ambos estábamos medio duros. Pero
el tour había que hacerlo.
Nos movimos en tren hasta la estación central (Hauptbahnhof). ¡Es gigante! La mayor
estación de trenes de paso de toda la UE. Se terminó de construir en el 2006,
meses antes de que arrancara el mundial, para darle un toque más moderno a
Berlín.
Ya nos sentimos todos unos berlinenses. Nos
manejamos perfectamente con el sistema de transporte público, y la verdad es
que funciona de diez. Sacás el ticket en máquinas (el costo cambia depende de
la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te subís al tren. En realidad,
nadie te chequea nada. Pero dicen que las multas pueden ser de 40 EUR si te
agarran sin ticket. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy
fácilmente. La frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar
más de cinco minutos para subir al que queríamos.
De todas formas, este es un punto a tener en
cuenta en Berlín. Es una ciudad
demasiado grande para hacerla a pie, y el uso del transporte público es
prácticamente inevitable. Esto le agrega un costo adicional a la estadía en la
ciudad, a menos que uno se ubique alrededor de las estaciones más céntricas (Alexanderplatz o HackescherMarkt, por ejemplo). Un ticket AB individual (de los más
comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta 6,70 EUR. Una buena opción
(que me enteré después) es adquirir la Berlin
WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en
hoteles, restaurants, bares, etc.
La cuestión es que en Hauptbahnhof era el punto de encuentro para el tour, que elegimos
hacerlo en español. Cuesta 12 EUR y nos tocó un tal Daniel, que era procedente de España. (No le llegó ni a los talones
a nuestro Daniel de Praga). En nuestro grupo había una pareja de porteños
grandes (en sus 50). ¡La mujer (Amelia)
nos amaba! No paraba de sacarnos fotos, y después nos las envió por mail. Fue
ligeramente perturbador, pero nos reíamos mucho con ella y sus historias.
Resulta que su hijo está en uno de esos grupos que pintan grafiti en trenes y
en todas partes (al mejor estilo “1UP”). También nos contó que, de chica, era
vecina de los dos hijos de Adolf
Eichmann, y que su viejo era compañero de laburo de ambos. ¡Tremendo!
El tour en sí está muy bueno, pero se nos hizo
demasiado largo. De las 4 horas iniciales, terminamos recorriendo a pie durante
6 horas, con apenas un break de 15 minutos para ir al baño y tomar un café. Es
súper completo. Entre otras cosas, ves el Reichstag,
el monumento soviético, la puerta de Brandenburgo,
el increíble Memorial del Holocausto (¡definitivamente
vale la pena!), la ubicación del bunker de Hitler,
las ruinas de la Gestapo, los restos del Muro de Berlín, Checkpoint Charlie
(¡interesante calle!), la Catedral y la Isla de los Museos.
Son como 20 lugares
históricos en un solo tour. Daniel sabía muchísimo y te hablaba de cada uno de
ellos, pero francamente nos resultó muy aburrido. Por más que el tema sea súper
interesante, uno necesita tener cierta energía y algo de feeling para que los
turistas no se aburran luego de seis horas. Daniel no tiraba nunca un chiste
(de hecho, creo que lo vi reír una sola vez y gracias a un disparo de humor que
largué). Un poco me hacía acordar a mi profesora de Lengua en la secundaria (Marité), una flaca que sabía muchísimo
de lo que estaba hablando, pero que te hacía dormir con solo quince minutos de
clase.
De todas maneras, es una buena forma de conocer
los lugares más importantes de Berlín. Definitivamente son mejores los Walking Free Tour porque los guías
dependen de las propinas y se esfuerzan mucho más en entretener.
Después fuimos hasta la torre de TV y
averiguamos cuánto sale subir. No lo vale. Son 13 EUR, te dan turno dentro de
una hora y media desde que comprás el ticket y hay que hacer una fila eterna.
Es interesante subir porque es la torre más alta de Europa (más alta que la
torre Eiffel de Francia) y se ve
prácticamente desde cualquier punto de la ciudad. Rich, el guía del Alternative Tour, nos contó que uno puede subir
hasta Monkey Bar (que está en un
piso 12) y tener una vista muy similar a la que se tiene desde la torre.
Alrededor de las 5 de la tarde, caímos a un
restaurant a sacarnos el gusto de probar una buena salchicha alemana. Y lo
conseguimos.
Probamos el plato Currywurst,
que es un par de salchichas caseras preparadas con una salsa roja, pimienta y
unas papas (8,90 EUR). ¡Riquísimo! El plato era tan grande que casi no lo
terminamos.
Antes de volver al hostel, reservamos para
entrar a la Cúpula del Parlamento.
Es gratis, pero hay que reservar antes para que ellos te den un día y horario.
Se puede hacer por internet, pero de forma personalizada tenés más amplitud de
horarios. Cierra a las 18 hs y justo fuimos los últimos en conseguir nuestra
reserva para el día siguiente a las 10,30 hs.
Volvimos al hostel y nos bañamos porque esa
noche (la última con Fran) salía con Pubcrawl.
Es una especie de tour nocturno donde los guías te llevan a diferentes bares de
la ciudad y terminás en un boliche. El guía tenía un aire a Adam Levine, y el grupo terminó siendo
de unas 40 personas.
La verdad es que la pasamos muy bien. Primero
conocimos a unas brasileras que vivían en Irlanda, pero pronto ya estábamos
hablando con ingleses (había un grupo grande), más irlandeses y cinco franceses
que estaban en onda “¿Qué pasó ayer?”
(Estaban haciendo despedida de soltero para uno de ellos). En el segundo bar
conocimos a unos paraguayos y a un tucumano con el corazón roto que se sumaron
a nuestro tour. ¡Es un gastadero de plata! Aunque te invitan varios shots en
cada bar, terminamos tomando mucho y de más, pero hay muy buena energía. En el
segundo bar Adam Levine echó del
tour a tres ingleses porque uno de ellos estaba absolutamente ebrio y haciendo
boludeces. Le dijo: “You are too
drunk man, you´re off the tour. Get the fuck out!”. ¡Fue durísimo! Casualmente, en el
bar anterior Fran le había ganado una curiosa apuesta a este mismo inglés.
El tour terminaba en Matrix, una disco que casualmente está a la vuelta de nuestro
hostel (nos vino como anillo al dedo). Ahí lo perdí a Fran, estuve un rato y me
volví a dormirla. Buena noche, de esas que se recuerdan. Y así dejamos Berlín,
porque al día siguiente ya tenía que tomar mi vuelo a Roma.
Día 26.5 01/03 – Back to Rome
No hubo manera de levantarnos temprano. Mi
despertador sonaba con intensidad desde las 8 am pero solo logré despegarme de
la almohada cerca de las 10 am. Por supuesto, perdimos nuestro lugar en el Domo del Parlamento. Una lástima porque
realmente tenía ganas de ir; dicen que la vista es preciosa y es una de las
visitas más recomendadas en Berlín.
En la cocina del hostel había una pareja (un
inglés y una polaca). El inglés tenía ideas bastante erradas del mate (como que
si uno lo toma con el agua hirviendo es cancerígeno). Terminamos compartiendo
un par y desmintiendo mitos. Un poco más tarde apareció una chica argentina que
resultó ser de Neuquén y haber ido a
la misma escuela secundaria que Fran y yo. Ella recién comenzaba su viaje e iba
a visitar lugares fríos y exóticos: Rusia, Hungría, Polonia, etc.
Hicimos el check out, arreglamos nuestros
gastos compartidos y alrededor de las 13 hs ya estaba listo para partir hacia Tegel (TXL), uno de los dos aeropuertos de Berlín. En el hostel me dieron
una mano para llegar (dos trenes y un colectivo directo) y luego comprobé por
Google Maps que el itinerario era el mismo. Vuelvo a repetir que tener un
celular con GPS y Google Maps es una
de las claves para este tipo de viajes.
Impresiones generales de Berlín
Berlín es la ciudad más grande que me tocó
vivir en este viaje, y es realmente imponente.
Una ciudad que no deja indiferente a nadie, para bien o
para mal. Muy cosmopolita, multicultural, (1 de cada 5 habitantes no
son alemanes), llena de cultura y de museos, también con muchas zonas verdes, con
rincones encantados y retazos de historia
en forma de cicatrices de una de las etapas más atroces de la historia.
Es impresionante ver la Puerta de Brandemburgo, un monumento que pasó de ser un símbolo de separación y
tensión política a uno de paz, libertad y diversidad cultural; o recorrer el
laberíntico Memorial al Holocausto,
que invita a la reflexión.
Pero también es interesante recorrer los espacios
más mínimos, buscar los rincones escondidos donde se entremezcla una dualidad constante: la búsqueda
para mantenerse tradicional y el bombardeo del establishment, las nuevas
tendencias de moda y el modernismo. Este contraste queda bien marcado cuando
uno hace el Alternative Free Tour y
al día siguiente el Berlín Histórico.
Ves dos caras de la misma moneda
pero desde perspectivas absolutamente opuestas.
Lo bueno de las ciudades grandes es que uno
puede encontrar de todo. La música y el teatro están muy presentes, así como
las huellas de la desaparecida monarquía prusiana. Hay mucha vida nocturna así
como lo hay diruna. También se siente el peso de la Berlín dividida, el antes y
después del Muro, los okupas, los graffitis, todo está ahí, enredado pero a la
espera de que alguien lo descubra.
No sé si viviría en Berlín.
Es como vivir en Buenos Aires,
aunque mucho menos caótica. El transporte público es muy bueno, pero costoso. Sin
embargo, me da la sensación de que es una ciudad fría, no solo por el clima que
nos tocó. Las calles se ven más bien tristes, apagadas, vacías, como si Berlín
todavía sintiera mucha culpa. Supongo que eso va a seguir cambiando, y además
es entendible. Hablamos de una ciudad que fue
destruida en un 80% y que todavía está en proceso de restauración. La
historia está presente en cada esquina de esta ciudad. El futuro también se
está escribiendo a cada minuto, a toda prisa, en esta ciudad.
Consejos generales
- Los buses de Student Agency (empresa
checa) son una excelente manera de moverse por tierra entre países. El tramo
Praga-Berlín nos costó solo 35 EUR. Los colectivos son muy cómodos, tienen una
pantalla para ver series o películas y bebidas tipo café y chocolate a
disposición.
-
Siempre es recomendable escribir al
hostel pidiendo indicaciones para llegar desde su punto de entrada al país.
Especialmente en ciudades grandes como Berlín, las distancias son bastante
largas como para hacerlas caminando.
- Sunflower
Hostel es 100% recomendable. Tiene un buen ambiente (bar + área social en
la entrada) y está muy bien ubicado, un poco alejado del casco histórico, pero
con menos de 20 minutos caminando se puede llegar a la East Side Gallery, a un supermercado, a una zona de bares y
restaurants, a la estación de trenes o a dos muy conocidos boliches de la
ciudad. Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza de seis.
- El Alternative
Walking Free Tour es definitivamente
recomendable en Berlín. La idea del tour es recorrer lugares que
normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos,
sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Vale muchísimo la pena.
- Para
viajar en tren por Europa, es más recomendable hacerlo personalmente que
por Internet, porque es más fácil acceder a promociones, descuentos y
combinaciones.
- Berghain
es uno de los clubs tecno más exclusivos de Berlín y es conocido por rechazar a
muchísima gente en la entrada. Si les interesa ir, investiguen antes los
consejos para no ser rebotado. Tiene un costo de 14 EUR la entrada.
- Berlín
es demasiado grande para caminarla. Es una buena opción el transporte
público de la ciudad. Para el tren (S-Bahn), sacás el ticket en máquinas (el
costo cambia depende de la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te
subís. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy fácilmente. La
frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar más de cinco
minutos para subir al que queríamos. Eso sí, es bastante costoso.
Un ticket AB
individual (de los más comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta
6,70 EUR. Una buena opción (que me enteré después) es adquirir la Berlin
WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en
hoteles, restaurants, bares, etc.
- Vale
la pena tomarse una mañana para hacer un Walking Tour. El que hicimos
nosotros fue en español y costó 12 EUR. El guía sabe muchísimo y te lleva a
recorrer como por 20 lugares históricos. Es una forma de conocer lo clave del
Berlín Histórico.
-
Una de las visitas obligadas en Berlín
es la Cúpula del Parlamento. ¡Y es
gratis! Hay que reservar con algo de anticipación. Se puede hacer por internet
o de forma personalizada. Hacerlo personalmente habilita a más opciones de
horarios y fechas. Mi consejo es hacer la reserva el primer día como para ir el
segundo o tercero.
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anteriores de [EUROPA 2015] en el blog: “Parte I: Mi itinerario”, “Parte II: la eterna llegada a Roma”, “Parte III: Tres días lluviosos en Roma”, “Parte IV: Tres días mágicos en Florencia”, “Parte V: V is for Venice”, “Parte VI: Eslovenia, maravillosa y exótica”, “Parte VII: La magia de Zagreb”, “Parte VIII: El largo adiós a Ljubljana”, “Parte IX: Praga, la ciudad de las cien torres”.
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