Cuando hace poco vi “Hotel Transylvania”, la genial película de animación de Gendy Tartakovski, me puse a pensar en
este post. Es una parodia muy bien lograda de cómo, muchas veces, los monstruos somos realmente nosotros:
los humanos. Mary Shelley, en su
épico libro “Frankenstein o el moderno
Prometeo” expresaba exactamente el mismo mensaje, pero hace casi 200 años.
Claro, el título tampoco tiene nada que ver con la cinta de ciencia ficción “Prometeo” de Ridley Scott. O quizás un poquito.
No fue lo único que escribió Mary Shelley,
pero si lo más conocido. Publicada originalmente en 1818, la novela nos cuenta
la fantástica historia del Dr. Víctor Frankenstein… el hombre que se atrevió a desafiar a Dios para crear una vida. De
hecho, el título completo hace referencia, de forma explícita, al mito del
titán Prometeo, quién desafió al mismo Zeus entregándole
el fuego a los hombres. Fue castigado de formas muy horribles, pero muchas
veces se lo representa como “el escultor
de la humanidad”.
Un error muy común es llamar al monstruo del
doctor como “Frankenstein”. La verdad es que el monstruo nunca tuvo nombre en la novela. Para complicar aún más
las cosas, el cine y la TV lo han convertido en un cliché, con sus inventados tornillos y cabeza cuadrada. ¡El pobre ni
siquiera era verde, sino de un tono amarillento!
Lo más loco es que el monstruo tampoco es un ser torpe ni “zombie”, como el cine nos ha querido mostrar. El personaje de la novela es culto, erudito, coherente y lúcido. Físicamente se trata de un sujeto ágil y apto. Lo cierto es que el relato de Shelley es considerado como uno de los grandes precursores de la ciencia ficción moderna.
Lo más loco es que el monstruo tampoco es un ser torpe ni “zombie”, como el cine nos ha querido mostrar. El personaje de la novela es culto, erudito, coherente y lúcido. Físicamente se trata de un sujeto ágil y apto. Lo cierto es que el relato de Shelley es considerado como uno de los grandes precursores de la ciencia ficción moderna.
Como Prometeo, el Dr. Frankenstein usa sus
conocimientos para traspasar la barrera
de lo permitido. Para quitarle a Dios, y a la Naturaleza, la capacidad
de crear una vida. Alquila un ático y dedica su tiempo a exhumar cadáveres, reuniendo lo que necesita para terminar su
experimento. Lo más interesante es que la obra plantea varias cuestiones. El
monstruo –dotado de un aspecto horrible–, lo único que desea es ser amado, pero es rechazado por su
propio padre ni bien nace. El amor se le niega constantemente, generando odio y
rencor en su interior. Solamente una niña y un hombre ciego (que son incapaces de
juzgarlo por su exterior) lo toman como amigo y le enseñan varias cosas. Pero
al no encontrar aceptación en el mundo, el monstruo decide ir tras su creador y
vengarse.
Es, realmente, uno de los
relatos de terror más profundos que he leído.
El engendro empieza a perseguir a Víctor, asesinando a cada uno de sus seres queridos. Lo tortura psicológicamente y le implora que lo entienda. Si uno se pone a pensar, Víctor es el verdadero villano de la obra. Cuando el monstruo le ruega que cree una novia para él, el científico empieza a hacerlo pero se arrepiente y la elimina junto con su laboratorio. Es interesante como Mary Shelley parte de la teoría de que todos los hombres, por naturalera, tendemos a ser bueno... pero somos corrompidos por la sociedad. Al ser tratado como un monstruo, el engendro termina convirtiéndose en uno (“profecía autocumplicada”).
Hay mucho de
psicología involucrada: el efecto
Pigmalión recién se estudiaría más de 100 años después por el Dr. Rosenthal (pero de eso hablaré más
adelante).
De cierta forma, Frankenstein termina siendo una gran metáfora, y una enseñanza sobre el lado negativo que puede traer el desarrollo científico. La aventura de la criatura contra su creador es, al fin y al cabo, el castigo consecuente del uso sin ética de la tecnología. Se trata de una novela corta (160 páginas, aprox.) pero al mantener una estructura epistolar (que recuerda todo el tiempo que estamos leyendo literatura del siglo XIX) puede llegar a resultar un poco pesado. Aun así, cuando lo leí de chico me voló la cabeza. Es el típico libro que todos conocen, y nunca nadie ha leído. Todos tienen una imagen mental (errada) del personaje y una nebulosa gris sobre su contenido.
“Frankenstein o el moderno
Prometeo” ha sobrevivido al
tiempo gracias a la originalidad de su asunto, y sus interesantes visiones acerca de la naturaleza humana. El monstruo
ha logrado convertirse en uno de los más famosos y queridos por todos, le
debemos a Mary Shelley por dejarnos ese
legado en nuestra cultura contemporánea.
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Brillante ! me gusto mucho tu comentario... Como siempre, espero el proximo.. Saludos
ResponderEliminarLo más impresionante es como Mary Shelley juega con la moral de sus personajes. El propio Victor llega a comprender en parte al monstruo (culpa suya es en cierto grado lo que ha sucedido al final, asume). Y sobre todo, que el castigo no es como debería haber sido en una novela decimonónica (no voy a decir nada). Saludos! Virginia.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo Virginia... de hecho sobre el final Victor se da cuenta de lo mal que manejó las cosas. Como dije en la nota, creo que él es el verdadero villano de la historia.
EliminarGran artículo. Yo también creo que es uno de los relatos de terror más profundos.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por tu respuesta! Espero que puedas seguir visitando el blog!!
Eliminarmuy buena crítica, un enfoque muy global del libro y de la metáfora que tiene tras de sí. la verdad es que no habia pensado en la teoría que se autocumple y el efecto pigmalion, pero sí, se podría dar el caso, se podría comparar, puesto que el monstruo no nace malo, lo hacen con tanta hostilidad que recibe. Creo qe hay que entender la novela en su totalidad par sacarle todo el jugo posible. Muy buena crítica y un blog muy interesante, saludos.
ResponderEliminarGracias por tu respuesta, me alegro que hayas visitado el blog y espero que puedas seguir leyendo y comentando los posts. Yo también estuve mirando tu página analistasdeocio.com, esta muy buena y variada. Me gustó mucho y la seguiré.
EliminarPor cierto, también escribo sobre literatura y críticas de cine en mi página:
https://www.facebook.com/sivoriluciano
Te invito a darle un "me gusta" y compartir el contenido! =)
Hola Luciano! finalmente leí tu post, también me gustó mucho. Una buena obre y un buen post, y es que es un libro que da mucho juego para el análisis. A mi particularmente me sorprendió mucho, porqué realmente tenía una visión de la obre totalmente distorsionada. Las reflexiones del monstruo y los diálogos me parecieron geniales, así como el cambio que poco a poco va efectuándose en el monstruo hasta realmente convertirse en un ser terrorífico sin una pizca de piedad.
ResponderEliminarGracias Perkins, me encantó el giro argumental de que el monstruo sea erudito y astuto... es lo más interesante del libro.
EliminarGracias por visitar y comentar!
Una de las cosas más aterradoras es la ausencia de nombren del protagonista, es decir, del monstruo que persigue y causa estragos en la vida de su creador el doctor Victor Frankenstein. La metonimia lograda es impecable.
ResponderEliminarClaro, de hecho es una de las misconceptions más comunes creer que el monstruo de llama "Frankenstein". Esta es una novela fantástica que siempre me maravilló. Impecable el comentario!! =P
EliminarLo que más me interesó de este libro, es que no es sólo una crítica a quienes quieren "ser dioses", si no que es una crítica a Dios mismo. Plantea que nuestro creador es responsable por nuestra felicidad, y si no puede darnos los medios para ser felices, entonces es "culpable".
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