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lunes, 28 de mayo de 2018

Vuelve Arrested Development con su temporada 5


Siendo que mañana, 29 de mayo, vuelve Arrested Development a Netflix con su temporada 5 (luego de la cuarta que se estrenó en 2013) me pareció un buen momento para repasar esta producción que representa una de las grandes series de mi vida.




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Una familia de inútiles

Si tuviera que nombrar las tres sitcoms que adoro y más me han marcado, ni lo dudo. Son Seinfeld (mi serie favorita de todos los tiempos), Coupling (su versión inglesa, claro) y Arrested Development.

Algunas series comienzan y pronto eclipsan a cualquier otro programa. El guión es más inteligente, el humor es más divertido, la edición es magistral y la calidad actoral superior. Arrested Development fue todas esas cosas para mí, al punto que volví a ver la serie completa repetidas veces.

En pocas palabras, trata sobre los Bluth, la familia más egocéntrica del mundo tratando de convivir y superar la crisis que se genera en su compañía constructora cuando George Bluth, padre de los cuatro hermanos protagonistas, es encerrado por sus manejos turbios.


La serie se ríe de todo sin filtro, aunque lo hace de forma sutil (no como Family Guy, por ejemplo), y lo mejor es que se ríe de sí misma. Todos los personajes son inútiles, horribles, amorales y odiosos… ¡pero de eso se trata!

Adelantada a su tiempo

Creo que nunca hubo una comedia tan compleja como ésta. Definitivamente estuvo adelantada a a su tiempo. Allá por el 2003, luego de tres temporadas alabadas por la crítica, completando 53 episodios, la cadena Fox decidió cancelar la serie.

A pesar de ganar premio tras premio, sus ratings seguían bajando. Esto fue un problema para los creadores. El espectador común prefería una sitcom más directa y sencilla (como Friends o Two and a Half Men) que algo tan enredado. Querían reírse de cosas tontas, no tener que estar prestando tanta atención para encontrar chistes ocultos.

Este fue uno de los motivos por los que amé Arrested Development. Requería de toda tu atención, te invitaba a ser un espectador activo y despierto. Los episodios eran 22 minutos a full, compactando chistes, alusiones, chistes recurrentes, parodias, one-liners y momentos geniales.


Muchas veces volví a ver un mismo capítulo para poder captar todo el humor (hay cosas que sólo te llegan al volver a ver la serie). Además era totalmente continuada. No podías agarrar un capítulo de mitad de segunda temporada y entender todo lo que viene sucediendo. Desde la primera escena se creaba un código con el espectador y surgían cuestiones recurrentes que hacían que cada nuevo episodio sea aún mejor.

Las tramas siempre tenían un final inesperado (bizarro y divertido) que tenía total lógica cuando lo pensabas. Cada tanto aparecían grandes estrellas de cine haciendo roles chiquitos, y estrellas “olvidadas” que tenían papeles estúpidos por un par de capítulos.

Eso sí, el humor se disfruta muchísimo más si saben inglés (mucho eufenismo y juegos de palabras)



Los actores de Arrested Development

Un poquito sobre los actores: Jason Bateman y Michael Cera saltaron a la fama instantáneamente con la serie (y son muy buenos en sus roles) pero no eran el alma de la historia.

Si bien todos estaban muy bien, mis preferidos siempre fueron Will Arnett (GOB) y David Cross (Tobias Funke). Lejos, los dos que más me hacían reír; tenían una química especial entre ellos y para con el resto.

  
Disponible en Netflix

En resumen: esta es una serie excelente, de las mejores que he visto, y que está disponible en Netflix. El final, hasta su tercera temporada, cierra perfecto y no queda para nada inconcluso, a pesar de que la terminaron por cancelar.

Sin embargo, casi una década desde la finalización prematura del show, en 2013 Netflix confirmó que sacaría una cuarta temporada de unos 15 episodios más. Fue una de las primeras producciones originales del gigante del streaming y una noticia que, en su momento, me emocionó muchísimo.

¿Qué tal fue esta cuarta temporada? Y… digamos que las críticas (y los sentimientos) fueron mixtos y hasta controversiales.


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Arrested Development: análisis temporada 4

Hoy en día, los revivals de series viejas son muchísimo más frecuentes. Twin Peaks Tercera Temporada, X-Files, Prison Break, Gilmore Girls, etc. Pero hace 5 años esta práctica no era tan común.

Lo que le pasó Arrested Development no había pasado (casi) nunca en la historia de la TV. Se canceló forzosamente en su tercera temporada, a pesar de tener un buen número de fans… y revivió milagrosamente 7 años después.

Durante este periodo, cosechó fans que la elevaron a la categoría de “serie de culto”. En lo personal, como ya dije, creo que es excelente, sin desperdicios, inteligente, infinitivamente creativa. Ahora: ¿la cuarta temporada –este resurgimiento del ave fénix– está a la altura de su registro histórico? Esto era lo que todos nos preguntábamos antes del relanzamiento de la mano de Netflix.

Hay muchísimo para comentar (y aclaro…#SpoilerAlert) pero voy a tratar de ir a los puntos más importantes sin revelar los grandes giros argumentales de la historia.


La temporada 4 es extremadamente ambiciosa (la serie siempre lo fue) y trae a todos nuestros personajes favoritos en 15 capítulos que relatan un gran evento desde distintas perspectivas. Adaptarse a este efecto Rashomon cuesta un poco, pero el pay-off es más que satisfactorio. La forma muy particular con la que se relata esta temporada es única, original, y genera un valor de “revisión” gracias a que recién entendemos cosas de la primera mitad de episodios en la segunda mitad.

Así, esta temporada 4 se estructura como un juego de cajas chinas, donde cada capítulo encaja dentro del otro. Estas muñecas rusas, esta latente intertextualidad, es el eje central.

Sí, la serie es MUY diferente… pero esto no es necesariamente malo. Debía renovarse, arriesgarse a algo distinto. En su momento no compartí la idea de mandar todos los capítulos juntos al aire (yo elegí verlos muy de a poco, por ejemplo) aunque entiendo que ante esta nueva edición “por internet”, era necesario concebir un nuevo formato.

Recordemos que, allá por 2003, Netflix recién nacía con su revolucionario modelo de streaming donde todo el contenido de la temporada se volcaba de sopetón.

Nuevos contenidos van de la mano con una nueva forma”, o por lo menos así debería ser. Celebro que a partir de esto se pueden explorar nuevas temáticas y tener niveles de profundidad distintos. Inclusive, el modelo de la cuarta temporada fue un modo ingenioso de resolver el problema de que los actores tenían dificultades para coordinar estar en el mismo lugar al mismo tiempo.

En varios lugares leí descontentos respecto a la serie porque no se engancharon con el “estilo de la historia” y la abandonaron en el quinto o sexto episodio. ¡Grave error! Es como salir de una película a la mitad. Los episodios de la temporada 4 están indisolublemente unidos… y hay giros realmente increíbles –y muy bizarros– (estoy pensando en la historia de Maeby, el Fakeblock, Tony Wonder… entre otros grandes revelaciones).


En cuanto al humor…  aunque perdió algo de sutileza creo que se mantuvo bastante fiel. Viendo episodios por segunda vez (vi la temporada 4 dos veces) capté chistes que había perdido en el camino. Conocer cómo sucedieron realmente ciertos eventos incrementa el nivel de humor.

Esto era lo que los fanáticos esperábamos, y lo pudimos encontrar: aunque hay que escarbar todavía un poco más esta vez. La tensión se va acumulando hasta el último episodio, y la trama en general se va puliendo conforme se llega al final.

Aun así, el final tipo cliffhanger es discutible. A su vez, admito que hay un toque dramático que no terminó de convencer. Entre los personajes nuevos, un gran problema fue Isla Fischer (Rebel Alley) que tiene un rol clave en la historia que nunca genera las consecuencias buscadas. Pero hay que tener paciencia, porque el creador Mitchell Hurwitz admitió que esta es la primera parte de la historia que quiere contar (sobre el final esto resulta ser más que obvio).

La temporada 4 me dio una especie de tristeza y nostalgia. Es como encontrarse con un amigo que no ves hace 7 años. ¿De qué hablar? ¿Cómo comenzar a recuperar el vínculo? Hay historias de relleno y poco interesantes (las de Lindsay y George Sr., especialmente) y hay muchos momentos que, sinceramente, no funcionan.

En situaciones particulares me decepcionó (hay capítulos muy mediocres) pero en el “todo” está más que bien. Al final del día, cada episodio contribuye satisfactoriamente al final, especialmente los que tienen a Buster, Tobias y Gob Bluth como protagonistas.

También hay ideas muy divertidas: el Fakeblock, “Cinco de Cuatro”, la pared para los mexicanos. El guión, cuando uno lo piensa, es EXCELENTE. Perfectamente consolidado al detalle y enfocándose en lo que cada personaje hizo luego del final de la tercera temporada (que cerraba genial, en mi opinión).


La verdad es que, al final del día, disfruté muchísimo de la temporada. Mantiene la esencia de la serie y se conserva como una de las más intelectuales y sólidas. Continúa basando su comedia en dobles intenciones, tramas intrincadas, chistes terriblemente desubicados (aunque sutiles), flashbacks, juegos de palabras y callbacks.

La temporada 4 no fue perfecta, el ritmo no fue siempre correcto… pero Arrested Development siguió logrando lo impensable: ir más allá de las fronteras de una sitcom común y corriente. Por eso siempre seguirá siendo legendaria. 

Vamos a ver qué pasa con la temporada 5.

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