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jueves, 5 de enero de 2017

Synecdoche, New York: la obra maestra de Charlie Kaufman


Charlie Kaufman se hizo famoso por brillantes producciones surrealistas del séptimo arte: Being John Malkovich, El ladrón de orquídeas (Adaptation), Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, etc. En el 2008 se animó a escribir y dirigir su primera película, protagonizada por el recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman.

El resultado (Synecdoche, New York) fue una verdadera joyita del cine.

En esta nota quiero encarar esta película y buscar desenredarla un poquito, ya que –como es de esperarse de Kaufman– es un quilombo hermoso. La cinta juega con la metaficción, con la realidad recursiva, con temas de posmodernismo, filosofía existencial y, últimamente, es una volada de peluca (el término más cercano que encuentro para “mindfuck”).

Ah, y se pronuncia (en inglés) "sin-neck-duh-key".

La película recibió críticas polarizantes, pero Roger Ebert (de quien hablé en esta nota) la consideró “la mejor película de los años 2000”.

¿De qué va la historia?

Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) es un director de teatro haciendo lo posible por mantenerse optimista y creativo, a pesar de que su matrimonio se está desmoronando y su vida parece no tener sentido.

Luego de lograr un éxito moderado con su adaptación de La muerte de un viajante (de Arthur Miller), recibe una beca que le va a permitir tener el presupuesto para hacer su obra máxima, un magnum opus por el que desea ser recordado para toda la eternidad.


Su artística visión comienza a llevarse a cabo, incrementándose el número de personas que trabajan en su obra y extendiéndose por varias décadas. Mientras tanto, lucha por mantener relaciones con diferentes mujeres y comienza a aceptar una realidad inevitable: va a morir en algún momento.

***

#SpoilerAlert: lamentablemente, tengo que hacer la aclaración obligada de que se revelan partes fundamentales de la trama. Véanla, y después se vuelven.

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El mundo es un gran teatro

Lo notable de esta trama (relativamente) simple es lo rápido que se convierte en algo tan extraño. Caden contrata a un actor para que actúe de sí mismo y luego extiende lo mismo a las personas que lo rodean. Todo los de su círculo terminan teniendo “copias” que son representaciones de los reales en la obra que él está armando.

La película tiene temáticas metatextuales dado que muestra una obra dentro de una obra, y usualmente fue comparada con la frase de William Shakespeare: “Todo el mundo es un escenario, todos los hombres y mujeres meros actores. Tienen sus salidas y entradas, y un hombre en su vida interpreta muchos roles.”



Muchos pensadores del cine –muchísimo más capaces que yo– han buscado interpretar esta bestia única que es Synecdoche, New York. El problema es que está tan sobrecargada de simbolismo y temas que se hace difícil determinar de qué manera es mejor analizarla.

¡Esta película no tienen ningún sentido!

La interpretación más popular e internamente consistente es que toda la película es una mezcla de memorias (de variable fiabilidad), fantasías y miedos que atraviesa la mente de Caden cuando se aproxima el final de su vida.

Indudablemente, el miedo adulto es un tema fundamental sobre el que se configura esta historia, acercándola por momentos a una historia de terror. ¿Miedo de tener mala salud? Caden constantemente tiene bizarras dolencias. ¿Miedo al cáncer? El protagonista examina su propia mierda en busca de sangre. ¿Miedo a la soledad? Su hija y esposa se van para Alemania sin él, y busca desesperadamente la manera de no estar solo (hasta el punto de crear toda una Nueva York en miniatura donde diferentes actores representan distintas partes de su vida?

Podría seguir: ¿Miedo de no ser adecuado sexualmente? Caden se deprime antes y después del sexo. Miedo a la muerte, miedo a no poder proteger a su hija (de hecho, no lo hace: a los 10 años ella termina llena de tatuaje, luego se convierte en bailarina erótica y finalmente muere sin perdonarlo).

Sí. Synecdoche, New York  es deliberadamente confusa y hay que prestar bastante atención para no perderse en su narrativa. Como toda pieza del cine que es compleja y con muchas capas, uno puede buscar interpretarla de la manera que le llega. Hay, sin embargo, algunas posibles teorías que parecen ser los que tienen más sentido.

Voy a identificar algunas de las ideas más importantes para desentramar la historia, pero antes es necesario definir algunos conceptos. Comencemos por algo básico: la cronología de la película.

La cronología de la película

El tiempo transcurre de formas muy curiosas en esta historia. Por ejemplo, en la escena inicial cuando Caden y su familia están desayunando, varios meses parecen pasar entre plano y plano y uno ni se entera.

Tomemos este primer día como ejemplo: la radio anuncia que es el 22 de septiembre. Caden toma el diario que muestra como fecha el 14 de octubre. Es Navidad cuando el lavado del baño se le rompe, Año nuevo en el viaje a casa (que ocurre segundos más tarde) y marzo en la oficina del oftalmólogo.

Esta es la línea de tiempo basada en lo que nos dice el guión original:

2006 – Comienzo de la película (Caden tiene 40 años).
2009 – Caden obtiene la beca MacArthur y decide utilizarla para su gran obra de teatro.
2015 – Caden compra el almacén donde va a montar su obra.
2025 – Caden elige a Sammy (Tom Noonan) para que actúe de Caden en la obra.
2031 – Caden elige a Millicent (Dianne Wiest) para que interprete a Ellen en la obra.
2032 – Sammy muere.
2035 – Hazel, la asistente de Caden con quien ella tiene una relación en un momento, muere.
2041 – Olive, la hija de Caden, muere.
2048 – Caden elige a Millicent para que lo interprete a él.
2050 – Caden comienza a interpretar a Ellen. La obra todavía sigue en proceso.
2055 – Caden muere a los 89 años. La película termina.

Algunos conceptos clave

¿Qué es la sinécdoque?

En la literatura lingüística, la sinécdoque es un tipo de “metonimia” (es decir, un cambio semántico por el cual se designa una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de alguna relación existente entre ambas) en la que se designa una de estas dos cosas:

(a) El todo por la parte. Por ejemplo: "Argentina jugó bien el partido de fútbol" (en realidad, el equipo de fútbol que representa a Argentina jugó bien el partido de fútbol).
(b) La parte por el todo. Por ejemplo: "Danos hoy nuestro pan de cada día" (en realidad, danos el alimento necesario para poder sobrevivir cada día).

En el contexto de la película, Nueva York es el todo, y es replicada dentro del almacén donde Caden monta su obra de teatro (representando a “la parte”). Al mismo tiempo, Caden busca ser una representación (una parte) de toda la humanidad, con sus fantasías, miedos y memorias.

De algún modo, todo el teatro es una sinécdoque porque a través de una obra chiquita busca representar las ideas, temáticas, valores y problemáticas del mundo entero (el “todo”).

Simulacrum

Otro punto clave es que Caden llama a su obra con este título: “Simulacrum”. Varios críticos han notado que la cinta está parcialmente inspirada en las ideas del filósofo francés Jean Baudrillard.

El pensador examinó los conceptos de hiperrealidad, simulación y simulacros. Para él, el simulacro es un fenómeno que atraviesa hoy a las sociedades contemporáneas y se caracteriza por el surgimiento de la hiperrealidad, la simulación y la confusión entre signo y sentido.

La réplica del protagonista de Nueva York es, una especie de simulación, una representación, que gradualmente se convierte en una sinécdoque de su vida. Los límites entre realidad y ficción comienzan a volverse más difusos, y se vuelve difícil de determinar qué parte de los eventos que se muestran son parte de la vida de Caden o parte de la obra.

La ironía final es que la obra de teatro, que está en proceso durante –literalmente– décadas, nunca llegar a estrenarse ante una audiencia, pero la vida de Caden sí, en la forma de la película que estamos viendo.

El síndrome de Cotard

Un aspecto fascinante de esta película es que cuanto uno más la piensa, más se da cuenta de que nada está colocado al azar. Uno de estos casos es el nombre del protagonista: Caden Cotard.

El síndrome de Cotard es un trastorno mental que hace que las personas crean que están muertas, tanto figurada como literalmente. A veces creen sufrir la putrefacción de sus órganos o simplemente no existir. También es conocido como delirio de negación, ya que hace que quien lo padece cuestione su propia existencia. La preocupación extrema del protagonista por sus enfermedades y por su propia muerte es uno de los leit motivs de la historia.

Los libros de Hazel y su casa eternamente en llamas

Hazel (Samantha Norton) es uno de los personajes más interesantes de la película, y uno de los más significativos para Caden, a quien acompañó por décadas en su ambicioso proyecto. En algún momento de la película tienen una relación amorosa que no tiene éxito.

Dos cuestiones de ella son importantes para lograr interpretar un poco mejor la película.

Lo primero son sus libros. Hazel se muestra leyendo dos libros: el primer volumen de En busca del tiempo perdido (de Marcel Proust) y El proceso (de Franz Kafka), ambos relacionados con las temáticas de la película.

En busca del tiempo perdido” es una obra inmensa y experimental de Proust formada por siete partes, de las que las tres últimas son póstumas.

(Caden tampoco llegó a ver su obra final terminada y estrenada ante una audiencia).

La colosal producción literaria –considerada una de las obras fundamentales de la literatura universal– es la manera en la que el escritor nos recuerda que todo es finito, que únicamente nuestra ilusiones y sueños pueden aspirar a la eternidad.

Habla del amor, de los celos, de la homosexualidad, del tiempo y de la memoria: todos temas que se desarrollan también en Synecdoche, New York.

El proceso” es también una obra literaria que Kafka nunca llegó a ver publicada (nuevamente, igual que Caden). La novela nos habla de un hombre, Josef K, que es arrestado y tiene que padecer un juicio, aunque nunca se le dice de qué fue acusado. El protagonista atraviesa una vasta e incomprensible burocracia legal antes de ser ejecutado sin razón aparente.


Cotard ve el mundo de esa forma también: uno es arrojado a la vida sin razón, y lucha por comprender un mundo complejo, caótico, azaroso, para finalmente morir sin sentido.

El otro aspecto importante que aporta el personaje de Hazel es la casa. En los primeros minutos de la película, Hazel compra una casa que está eternamente prendiéndose fuego. Al principio ella tiene dudas. Le dice a la vendedora: “Me gusta, pero me preocupa morir en un incendio”, a lo que la otra le responde: “es una decisión importante, elegir cómo uno quiere morir”.

De nuevo aparece el tema de la muerte como fuerza impulsora de la historia.


Esta casa en llamas ha sido comparada con la famosa frase del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams:

«Todos vivimos en una casa en llamas, sin tener adónde llamar;
no hay salida, sólo esta esa ventana de arriba para mirar afuera
mientras la casa arde con nosotros atrapados dentro

La casa en llamas es un signo del destino de Hazel (muere, lógicamente, asfixiada) y es también un signo de una realidad inevitable: todos nos dirigimos hasta nuestra ineludible muerte. Hazel se siente atraída por la casa, pero expresa el miedo sobre el peligro de vivir en ella. Sin embargo, acepta su destino y la compra igual.

Del mismo modo, Caden está obsesionado con su muerte, y con dejar algún legado que le permita trascender. Su casa también se cae a pedazos, con tuberías que se rompen y lo lastiman, pérdidas en el baño y un decaimiento general. Mientras que la casa de Caden representa a la muerte progresiva, esa que llega casi naturalmente con el tiempo, la de Hazel nos recuerda que también puede llegar de formas inesperadas y súbitas.

Mi teoría sobre “Synecdoche, New York”

Habiendo recorrido todos estos conceptos (y cinco páginas después) puedo sentarme a dar mi interpretación personal de la historia.

Hay muchas más influencias que se pueden nombrar y que son, indudablemente, fundamentales para analizar la película. Desde lo filosófico, algunos críticos han detectado el concepto del solipsismo como un catalizador de la distancia emocional.

El solipsismo es una corriente filosófica que sostiene que un sujeto que piensa no puede afirmar ninguna existencia salvo la suya propia. Algo del estilo “el mundo deja de funcionar cuando cierro los ojos”.

Estas ideas han sido utilizadas muchísimas veces en la cultura popular. Por ejemplo, en la película Predestination (basada en el cuento Todos ustedes, Zombies de Robert A. Heinlein, que ya reseñé en el blog) sólo hay un personaje real que, al ser el único que existe, es el único que puede crearse a sí mismo una y otra vez.

Otros prefieren encarar Synecdoche, New York desde la psicología de Carl Jung, o desde el desmontaje del "Yo" en la postmodernidad.

Yo creo que tiene que ver con todo eso, que Caden pudo o no haber muerto en algún momento de la película y que lo que vemos son memorias, fantasías y miedos. Pero mientras la veía pensé otra cosa además.

Más allá de que Caden comienza a aceptar la finitud de la vida, me gusta pensar que la película también habla sobre cómo él empieza a aceptar su condición de mujer, que internamente siempre fue una mujer.

¿Caden es una mujer?

Veamos los hechos: en un momento una de sus mujeres le dice a Caden que “huele como si hubiera estado menstruando”. Él se preocupa demasiado por si sangra cuando va al baño. Además, al final de la película una mujer (Ellen) está dirigiendo su obra de teatro e, incluso, dirigiendo su vida. Y él mismo toma el rol de Ellen, limpiando la casa de su ex mujer.

Agreguemos que su primera mujer es una lesbiana que se arrepiente de haber estado con Caden, y que él no logra estar sexualmente con mujeres (siempre siente que hay algo raro).

Me sorprende que en los análisis que leí nadie notó la temática de los géneros. Hay escenas que indican con fuerza que Caden podría ser una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Por ejemplo, la escena de él con su hija en el club de striptease es particularmente interesante. Cuando entra, la gente lo mira muy raro (como diciendo: ¿qué hace una mujer en la fila para un show de strippers?).

El último diálogo de la película refuerza también esta idea.


Caden se sienta a hablar con la mujer que interpretó a la madre de Ellen en un sueño. Le dice “siento que te conozco”. Recordemos que, sobre el final, Caden (casi literalmente) se convierte en Ellen, adoptando su papel de ser la empleada que limpia la casa de su ex–mujer. Mientras tanto, la verdadera Ellen (que ahora hace de Caden) le dicta órdenes por un auricular, como si hubiera una mujer adentro suyo dictando qué debe hacer y cómo debe actuar.

Durante la conversación, Caden se da cuenta de que va a morir (es una realidad inmediata) y se arrepiente de las cosas que no pudo hacer: terminar su proyecto, llevar a su hija al parque. Siente que decepcionó a todos. La mujer, sin embargo, expresa: “No. No. Yo estoy tan orgullosa de vos”.

Caden llora, la abraza y dice: “Todo lo que quiero es que alguien me vea con ternura. Ser la persona más especial del mundo para alguien”.

La mujer (¿la madre?) responde: “Lo sé, chiquito, lo sé. Vas a estar bien”.


Me parece incluso que esta teoría encaja bastante bien con la temática de la sinécdoque, esta idea de que todos somos una sola cosa. Caden podría ser simultáneamente un hombre y una mujer, porque es todas las personas del mundo. O podría estar simultáneamente vivo y muerto, confundiendo ficción con realidad constantemente.

Palabras finales

Hay muchas pistas indicando que Caden podría haber muerto en algún punto de la historia, o quizás antes también. Y creo que eso es lo más maravilloso de esta obra maestra del séptimo arte.

Podés mirarla con cualquiera de las premisas ya presentadas y encontrar evidencias que las soporten. Es tan rica temáticamente, visualmente, técnicamente, que no puedo dejar de asombrarme que no se la escuche nombrar tanto dentro del círculo cinéfilo.

Synecdoche, New York es una historia absolutamente fascinante, un delirio hermoso que merece ser visto y estudiado. De hecho, me quedaron muchísimas cosas y personajes afuera.


► Ambiciosa, contradictoria, simple y simultáneamente compleja, es una obra que va a quedar dando vueltas en la cabeza de cualquiera que se anime a explorarla. Siempre, por supuesto, con apertura mental. Quizás quienes lean esta nota vean la película bajo otra mirada, dispuestos a ser espectadores activos en busca de las respuestas del universo.

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10 comentarios:

  1. Interesante, la primera vez que la escucho. Me la agendé.
    Abrazo!

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  2. Acabo de terminar la película y de leer numerosas críticas y explicaciones posibles a ella, pero ninguna está realizada de manera tan honesta, logica y abierta a las múltiples posibilidades, sin dar una respuesta concreta ya que yo también pienso que esta obra no la tiene.
    Gran trabajo y gracias!!

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    Respuestas
    1. ¡Chas gracias, Miguel! Es una película hermosa para delirarla un buen rato.

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  3. Estoy a punto de verla por tercera vez y me dieron ganas de leer un crítica y la tuya me pareció muy completa y acertada. No encontré otra pelicula que me fascine tanto hasta ahora como esta.

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  4. Honestamente me quedé maravillada con tu profundo, inquisitivo y amable analisis (amable para el lector) con tanto asombro como amor por la cultura y el arte. De gran respeto ,fue un placer leerlo. Pero difiero que la cultura cinéfila no haga mención suficiente de ella. De hecho lo hace. Pero como bien decís (con otras palabras) es tan polisémica que muchos se quedan en la superficie de la lectura e interpretación...
    En mi caso la analize bajo un marco estructural narratologico y no deja de ser fascinante ,transgresora e innovadora a nivel tanto teórico como creativo . Las tramas se proliferan y multiplican creciendo a niveles descomunales , crecen los personajes, los espacios, el tiempo se dilata,vuela , el espacio se destruye,los personajes mueren... vaya metáfora de la vida!
    encontrarme con tu análisis hace el proceso muchísimo más enriquecedor.
    Seguiria escribiendo, pero ya no sería un comentario.En fin, muchas gracias.

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  5. Hola Lupa, muy bueno el artículo que haces. Fíjate que pase por alto que Hazel leía Swanns way, y hasta ahora caigo en cuenta que con the trial se refería a El proceso de Kafka jajajaja. Definitivamente una película muy ambigua y que se puede abordar por muchas direcciones, la parte del genero como mencionas si es muy marcada, yo pienso qué si bien no es una mujer en realidad si tenía problemas de identidad de genero, al final de cuentas encontró la paz y el sentido siendo Ellen. Te podría recomendar Seis personajes en busca de un autor de Luigi Pirandello, una obra de teatro que aborda las mismas temáticas pero e invita mucho a la reflexión como bien lo hace esta película. Saludos desde México!

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    1. ¡Muchas gracias! Este es uno de mis posts favoritos y le metí bastante garra al análisis. Lástima que no sea una película TAN conocida... para mí es un peliculón y la gran obra maestra de Kaufman.

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