Incluso desde la época de Sócrates, el poder de la pregunta para provocar autoreflexión era ampliamente
reconocido.
A veces una simple pregunta, bien armada y bien sincronizada, puede
colapsar todas las defensas mentales de una persona y llenar toda su perspectiva
de incertidumbres.
Ya sea un
villano intentanto reducir a un héroe a su mínima expresión, o el héroe
intentando demostrarle al villano que tan errado estaba, o algún sabio
haciéndonos entrar en conflicto con todo lo que creemos como verdadero, una buena
pregunta perforante corta directo al corazón de la persona que la recibe, y
también impacta en los lectores / espectadores, que se ven enjuiciados por el mismo interrogante.
El célebre soliloquio de Hamlet, por ejemplo, es una
serie de preguntas oportunamente aplicadas a la trama principal que nos
interpelan a nosotros mismos sobre la importancia de la muerte y lo que
significa vivir en este mundo plagado de abobios terrenales, tentaciones, tiranos
y mil ataques naturales.
En la literatura, en el cine y prácticamente en
cualquier medio de difusión, la pregunta perforante es una técnica fundamental
para desarrollar a los personajes y brindarle
profundidad a la narrativa. Se ha usado muchísimo en las parábolas de la Biblia,
en películas pochocleras (¡hasta Transformers las tiene!), en música y en
cómics.
A veces las preguntas son tan simples y poderesas
que la respuesta se vuelve intrascendente, innecesaria, retórica. Pero el solo
hecho de formular la preguntar (y conociendo una respuesta incofesable) nos
lleva a admitir la culpabilidad, a admitir que quizás no tenemos las cosas tan
claras.
Uno de mis ejemplos favoritos se da en la película “Yo, Robot” (2004), basada en la aclamada antología de Isaac Asimov. La película de ciencia ficción, para los que no
recuerden, introduce el concepto de las “Tres
leyes de la robótica” (ya
armé un post respecto a este tema) y presenta una sociedad distópica donde Will Smith (el detective Spooner)
comienza a trabajar junto a un robot (Sonny)
para desenmascar un misterio.
Este diálogo se da al principio de la cinta (la traducción
es propia):
********
Detective Spooner:
Los robots no sienten miedo. No sienten
nada. No comen, no duermen—
Sonny:
Yo sí. Hasta he tenido sueños.
Detective Spooner:
Los humanos
tienen sueños. Incluso los perros tienen sueños. Pero no vos. Sos solamente una
máquina. Una imitación de la vida. ¿Puede un robot escribir una sinfonía?
¿Puede un robot convertir un lienzo en una hermosa obra maestra?
Sonny:
...
¿Podés vos?
********
Recuerdo que uno
de mis shows preferidos, One Tree
Hill, hacía un uso intensivo de las preguntas perforantes, logrando que la
mayoría de los episodios golpearan directamente en el alma del espectador (uno
de los motivos por los cuales me encantaba).
“Matrix”
(1999) contiene otro de mis diálogos
preferidos en cuanto a este tema.
Toda la (primera) cinta de los hermanos Wachowski -ciertamente una de las películas de ciencia ficción más influyentes del mundo- es una seguidilla de cuestiones existenciales que ponen en tela de juicio lo que entendemos como "realidad", pero esto en particular ocurre cuando Neo y Morpheo están
peleando por primera vez:
********
Neo:
¡Sos demasiado veloz!
Morpheus:
¿Creés que el hecho de que yo sea más
rápido o más fuerte tiene algo que ver con mis músculos en este lugar?
[Neo
sacude la cabeza mientras respira pesadamente]
Morpheus:
¿De verdad pensás
que es aire lo que estamos respirando?
********
Esta es una técnica real usada en
psicoterapia, educación, debates y grupos religiosos. La filosofía de Sócrates llevada al extremo absoluto.
Y
es que si el conocimiento filosófico es el conocimiento por las causas, la
primera pregunta surge naturalmente: ¿Por qué? Y con la respuesta a esa
pregunta nace la filosofía.
Para Sócrates filosofar
es preguntar, interpelar, interrogar, más que asegurar o propocionar respuestas
concretas. Las preguntas son un medio de alcanzar nuevos conocimientos y
siempre van buscando el origen de las cosas, se acercan cada vez más a la raíz.
Uno de mis microrelatos es, de hecho, pura y exclusivamente una simple pregunta
perforante.
Y con este narración breve cerramos el post. ¡Hasta la próxima!
► “REVELACIÓN” (microrelato):
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Un día, el Hombre Detrás
del Espejo me dijo:
"Te das cuenta que yo soy el real,
"Te das cuenta que yo soy el real,
y vos nada más que un simple reflejo,
¿no?".
********
► BONUS TRACK: Les Luthiers y las
preguntas: “La gallinita dijo Euroka”. Sin desperdicio.
► EPISODIOS ANTERIORES:
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=>> Otras NOTAS LITERARIAS en el blog: “Las
tres leyes de la robótica de Isaac Asimov”, “Un
repaso por la escritura colaborativa”, “Las
aventuras de Tom Sawyer: nostalgia y juventud”, “El
humor serio de Eduardo Galeano”, “El
misterio de Marie Roget: la controversia de Edgar Allan Poe”. <<==
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Pensé en The Matrix, antes de leer tu mención. Y me pareció que tenía sentido en una película tan filosófica, que recuerda a la alegoría de la caverna, planteada por Platón, discipulo de Socrates.
ResponderEliminarY recuerdo bien ese dialogo de Yo, robot. Como la idea para un comercial que plantea el detective.
La gallina dijo Eureka, jajajaja. Soy fanático de Les Luthiers y este sketch lo vi tantas veces (igual no paro de descostillarme de la risa). Buen post.
ResponderEliminarSaludos, El Ciervo Alado