A la hora de encarar los vastos desafíos de la
vida, hay muchísimas formas de ver el problema. Pero si buscamos generalizar,
es probable que podamos dividir estas “filosofías de vida” en cuatro: la visión optimista, la realista, la
apática y la cínica. Moviéndose de izquierda a derecha, es algo así como
ver el cielo azul y soleado, parcialmente nublado, grisáceo y directamente
oscuro.
El observador casual puede notar cómo tenemos
diferentes percepciones y posturas respecto a
una misma situación. El optimista
tienden a sonreír y pensar: “La vida es
verdaderamente hermosa”. El realista
es un poco más objetivo y balanceado. Dice: “La vida tiene sus más y sus menos”. El apático tiende más hacia la indiferencia o la neutralidad, rozando el
desinterés: “No creo que la vida sea
mejor que lo que estamos viviendo ahora”. Por su parte, el cínico solo
frunce el ceño mientras acota: “No vale
la pena pensar en la vida. Todos nos vamos a morir”.
Estas cuatro filosofías de vida son interesantes
para estudiar las dinámicas de los
grupos. Es muy probable que, frente a un desafío, las personas tiendan a
tener más predisposición hacia una de ellas. A nivel narrativo, en una
película, una serie o un libro, esta es una base para generar conflictos atrapantes
entre los protagonistas, que hacen de la historia algo más rico.
Pensamos, por ejemplo, en los cuatro Fantásticos. Reed es el optimista (“La ciencia lo
puede arreglar”), Ben es el cínico
(“Eso nunca va a funcionar, Mr. Elástico”). El papel de realista le corresponde
a Sue (“¿Podrían dejar de
pelearse?”) y Johnny es el apático
(“Perdón, me perdí. ¿Qué decían?”). Por supuesto, en algunas ocasiones los
roles se intercambiaban, pero sus distintas formas de pensar un problema
generaba que la dinámica entre ellos resultara atractiva al espectador.
Las cuatro posturas filosóficas están presentes en
muchísimas historias. En la genial
novela gráfica Watchmen, por ejemplo, Night
Owl es el más optimista, El Comediante
y Rorschach son más bien cínicos, Dr. Manhattan es absolutamente apático
y Silk Spectre es realista. En el
grupo de Los Beatles se decía que John Lennon era apático, McCartney un
optimista, Harrison un cínico y Ringo Starr el más realista de todos.
El optimista en la narrativa suele estar asociado
al héroe ideal, al príncipe, al mesías de la historia o al héroe idiota. Se
sacrifica por el grupo, es testarudo, intenta hacer “lo correcto”, tiene
determinación y es leal a sus ideales. El realista es el arquetipo de mentor
del héroe o el soporte del líder del grupo. Sus principales atributos son la
meditación, la objetividad y la disciplina. No tiene problemas en doblar un
poco las reglas para alcanzar un objetivo.
El apático es ese personaje del grupo que se
inclina hacia la neutralidad o la falta de interés. Puede ser porque tenga
objetivos diferentes al grupo, por ser enigmático, misterioso o simplemente
demasiado tonto o loco para importarle el mundo exterior. En la narrativa hace
papel de soporte al protagonista, es tranquilo y, muchas veces, se convierte en
una carta sorpresa en la trama.
Los personajes cínicos, por su parte, tienden a ser
muy complejos y los disfruto bastante.
El cinismo es complejo de definir pero
en la narrativa se caracteriza por la hostilidad, el criticismo y la
precaución. El escepticismo y la falta de compasión también son atributos comunes. Y, por sobre
todo, su moralidad suele ser la más cuestionable del grupo. Es ese personaje al
que amás odiar, el antihéroe.
El cine de animación tiene ejemplos mucho más
claros de estas posturas. Pensemos en “Shrek”. Tenemos a un cínico (Shrek), a un apático (El Gato con Botas), a una chica
realista (Fiona) y al más optimista
de todos: Burro. En “Madagascar”
pasa algo similar con los cuatro protagonistas: Alex (el realista), Gloria (la
cínica), Melman (el apático) y Marty (el optimista).
En la serie de Harry Potter se da un caso curioso.
Cada “casa” de Hogwarts tiene una debilidad hacia una estas posturas y, por lo
tanto, los alumnos de cada casa pueden generalizarse: Gryffindor (optimistas), Ravenclaw
(apáticos), Slytherin (cínicos) y Hufflepuff (realistas).
Algunos han notado que las Chicas Superpoderosas también pueden dividirse bajo estas posturas
generalizadas: Bombón (realista), Burbuja (la optimista), Bellota (la cínica) y
el Profesor Utonio (el apático).
Un último caso, que me pareció llamativo, es el de
los “James Bond” a lo largo del tiempo.
Está claro que el James Bond de Daniel Craig es muy diferente al de Moore, Connery o Brosnan.
Daniel Craig es más bien cínico. Roger Moore fue un Bond optimista y Lazenby,
apático. Sean Connery y Pierce Brosnan caerían en la categoría de “Bond´s
realistas”.
La presencia de estas cuatro posturas es efectiva
porque condimenta al grupo, lo vuelve enérgico. Las visiones de los
protagonistas contrastan, chocan, y ese choque vuelve interesante a la historia
que se está contando. Así que la próxima vez que vean un conjunto de héroes en
series, un montón de amigos en una novela o se encuentran reunidos con otros
tres amigos, vale la pena preguntarse: ¿qué postura tiene cada uno?
¡Hasta la próxima!
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Excelente artículo escribiste, Luciano, la verdad que me deja pensando y con ganas de encontrar más ejemplos para las cuatro posturas filosóficas. El que más me gustó de los que mencionás es el de Watchmen.
ResponderEliminarCreo que los personajes cínicos son los que más disfruto o con los que mayor empatía tengo, suelen tener un grado de profundidad mayor
¡Gracias, querido! Y sí, me pasa lo mismo. Los personajes cínicos suelen ser mucho más complejos e interesantes. ¡Saludos!
EliminarMuy buen articulo ! Bah... mas o menos.. La verdad, es que me da igual. Para alguien de tu altura, podria mejorarse... ( je.. saludos mostruo ! )
ResponderEliminarIntroduciendo a El Realista.
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