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sábado, 21 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte VIII: El largo adiós a Ljubljana


Estoy en el tren a Praga (pasando por Viena). Acabo de sufrir una pérdida dura: me dejé “La insoportable levedad del ser” en el tren anterior. Es caótico, en el primer tramo tuvimos que hacer muchas conexiones y nadie nos explicaba nada. En el apuro, dejé el libro sobre el asiento. No era mío. Voy a tener que comprar otro para poder terminarlo y, especialmente, para poder devolverlo. Quizás alguien lo encuentre y sea feliz.

En fin, finalmente dejé Eslovenia. El país me encantó y pasé los puntos más altos de mi viaje ahí. Viene siendo un viaje muy movilizador. Pero dejemos mejor esto para las conclusiones. En mis últimos tres días en Ljubljana pasó lo siguiente:

Día 15.5 18/02 – Recorriendo Ljubljana en el “último día” de Angelito.

Volvimos de Croacia y cambiamos de hostel. Nos pasamos a Hostel Tressor. Está bastante bueno. Ubicado en pleno centro (¡al lado de los Kebab!). Pagamos 14 EUR por la pieza compartida con 10 camas. Las habitaciones son muy amplias, cómodas. ¡Y están calentitas! No recordaba lo que era sentir calor. El lugar es un banco que fue remodelado para convertirse en hostel. 

Como puntos negativos: el wi-fi no llega bien a las piezas y no cuenta con lugar para cocinarte. Hay buenas áreas sociales, pero la mejor de todas (que está en el primer piso) cierra a las 22 hs.

Otra cosa que no me gustó del hostel es que las camas son medio duras, de chapa, ruidosas, y están separadas con cortinas. Eso hace que se pierda un poco la esencia de un hostel, pero se gana en privacidad.


Recorrimos la ciudad. Todavía no había tenido la oportunidad de pasear bien de día. Comimos un Kebad en la calle, compramos unos regalitos y pasamos por algunos lugares muy pintorescos sacando fotos.

Por la tardecita volvimos al hostel ¡y era la muerte! Muy poca gente, y definitivamente nadie interesante. Como personajes a considerar, conocí a Grady (flaco de USA) y a “Tommy” (un francés igual a Tommy de los Power Rangers).

A la mañana siguiente Ángel tenía su vuelo a Turquía, así que no queríamos acostarnos tarde. Salimos a tomar una copa de vino en Daktari Bar (nuestro barcito de cabecera) y luego una copa más en Centrale Station. Ahí nos pusimos a charlar con una brasilera (mientras el novio marcaba territorio). ¡La chica resultó que conocía a Juan, el argentino de Postojna!

Me gustaría que noten que, en el título, “último día” está puesto entre comillas. AMPLIAREMOS.

Personajes bizarros del momento

- Grady, estudiante de 21 años de Michigan. Muy simpático. Estaba muy solo. El viernes salía para Croacia.
- Tommy, ¡el francés igual a Tommy de los Power Rangers!
- La brasilera que conocía a Juan, el tour guide argentino de Postojna + su novio marca terreno.

Día 16 19/02 – Minigolf en Tivoli Park, “Compañeros” y un vuelo cancelado.

Nos levantamos a las 7 am y después de ordenar un poco nos dispusimos a hacer el último mini viaje en el Renault Captur: 20 km hasta el aeropuerto. Lo dejé a Angelito alrededor de las 9 am y volví a dejar el auto de una vez por todas. Me preocupé un poco porque el flaco de la concesionaria chequeó que estuviera todo bien y tardó bastante.

Finalmente solo, me tomé mi tiempo para caminar por las callecitas de Ljubljana. Entré a una librería y compré “The Galley Slave” de Drago Jancar (16 EUR), en inglés, claro. Se podría decir que es una de las tres novelas más famosas de Eslovenia. El autor fue una de los instrumentos clave para la independencia de Eslovenia. Tenía más ganas de comprar “Alamut” (de Vladimir Bartol). Es la novela de ficción histórica más popular del país (pronto va a ser adaptada en Hollywood) y fue la inspiración para los juegos de Assasin´s Creed. ¡El problema es que salía mucho más cara y era inmensa! La última novela súper conocida del país es “Minuet for guitar” (de Vitomil Zupan). De las tres, me resultó la trama más interesante, pero también era un libro demasiado pesado para cargar durante 15 días más.

En el hostel (Tressor) reservé dos noches más, y una noche para Fran (que se quedaba conmigo el viernes a la noche para salir el sábado bien temprano a Praga). Al parecer, reservar directamente con el hostel es dos euros más baratos que hacerlo por booking.com. ¡Tarde me vengo a enterar! Pagué 12 EUR la noche contra los 14 que había pagado por booking.

Resulta que a Ángel se le canceló el vuelo

Así que terminó volviendo en bus. Hay buses cada hora que salen del aeropuerto (a 20 km del centro de Ljubljana) y te dejan en la estación de tren. Cuestan 4 EUR. Él estaba de muy mal humor porque iba a poder viajar a Turquía recién a la noche, ¡para llegar a las 3 am! 

Almorzamos algo (sopa de arvejas con una copa de vino) y esperamos a Fran que llegaba 15:30 hs.

Jugamos un minigolf en Tivoli Park. Estuvo tremendo, ¡y es más difícil de lo que parece! Ganó Ángel con 70 golpes en los 18 holes, yo quedé segundo con 81. Fran apestó con 91. Verdaderamente estuvo muy divertido.

Después caímos a una confitería. Pedí un “hot chocolate”, que pensé que sería una buena chocolatada; terminó siendo una de las peores decisiones de la historia. Te lo sirven en un bol y lo comés con cuchara, como si fuera un postrecito caliente. Un asco. Para peor: ¡el café siempre te lo sirven frío! Si un argentino se aviva y pone una buena cafetería en Eslovenia (que haga también facturas: tortas fritas, medialunas, churros, etc.) se llena de plata. ¡Los eslovenos no saben lo que es bueno!


Cayó más gente a la pieza, pero todos con poca onda. Grady sigue siendo el más copado del lugar.

Tomamos unas birras con Fran y Ángel y los acompañé a ambos a la terminal. A la vuelta me crucé a Erba (la indonesa) que estaba esperando a un amigo. Siempre está esperando a amigos, pero nunca le vi a ninguno. Suspicious. Había mucho frío, pero se veía algo de gente afuera.

Alrededor de las 20 hs el hostel tenía muy poca onda. O por lo menos eso parecía. Estaba por irme a acostar (tipo 20.30 hs) cuando descubrí que en uno de los rincones había un par de extranjeros reunidos. Así que nos unimos a ellos con Grady. Había franceses, un griego, chicas de Eslovaquia y una de Chipre. Eran todos estudiantes de intercambio (Erasmus Mundus). Abrí mi champagne (que me había regalado Damiana, la host-mum de Fran) tomamos algo de vino barato y terminamos todos saliendo a un boliche (“Compañeros”). ¿Quién habría dicho que Eslovenia se ponía un jueves? El lugar era muy chiquito, pero tenía su magia. Y estaba lleno. Volví a casa alrededor de las 3 AM.

Día 17 20/02 – Último día en Eslovenia.

Me levanté tipo 10.30 hs

Desayuné matecito con un croissant. Salí a dar una vueltita por el centro, me compré un buzito. Recorrí los puentes, el mercado central. Me encantó Eslovenia y me sentí un poco triste caminando, sabiendo que estos lugares no los voy a volver a ver en muchísimo tiempo.

Recorrí Tivoli Park. Anduve como una hora por unos increíbles senderos de puro bosque (casi la mitad de Eslovenia está cubierta por bosques). Después me senté en un banquito a almorzar un sanguchito y una ensalada de frutas. Escuchaba música y veía pasar a la gente. Un buen momento de reflexión personal.

Volví al hostel como a las 15:30 hs y me tiré a tomar unos mates y ver una peli de Woody Allen que me encantó (Manhattan Murder Mistery). (En algún momento saldrá mi crítica). A las 17 hs llegó Fran y nos fuimos derecho para la casa de los experimentos, otra de las grandes atracciones que ofrece Ljubljana.

Tenía bastantes ganas de ir, pero no quería ir solo. Fuimos con mi hermano entre las 18 y las 19h. Es realmente muy divertido: hay camas de clavos, muchísimos efectos ópticos, fenómenos físicos y químicos, espejos locos, ¡un cañón de aire! Vimos todo medio rápido porque no teníamos tanto tiempo (cierra a las 19 hs). Cuesta 6 EUR y vale la pena. El flaco que nos acompañó (Matic) era un groso. Se sabía todos los trucos de cada experimento.

Después Fran se bañó y salió con sus amigos que tiene en la capital. Yo cené pizza y cerveza, miré un episodio de Supernatural y salí a dar una última vuelta. ¡Qué fresco estaba! Se te congelaban los pensamientos. Tomé una copa de vino en Daktari, di unas vueltas por Metelkova (había flacos muy ebrios ahí) y volví al hostel. 

Ahí me escribió mi hermano (tipo 23 hs) que su joda había terminado. Lo llevé a Skelet, que es una suerte de boliche. En la pista bailaban cinco gatos locos y en las mesas había algo de gente. Tomamos una cerveza y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente salíamos para Praga.

Impresiones generales de Eslovenia

Me voy de Eslovenia con la impresión de que es un lugar maravilloso para vivir: ordenado, seguro, tranquilo. La gente es un poco fría (las mujeres no hacen eye contact en la calle, por ejemplo) pero son todos muy amables. Es un país que todavía busca su identidad, que aún no tiene demasiadas cosas que pueda considerar “suyas”, propias, autóctonas. Son muy orgullosos de su idioma, de su historia, de sus costumbres.

Vivir en Eslovenia, sin embargo, debe ser complicado. 

Oscurece temprano, los inviernos son helados, la nieve ocupa gran parte del año. Pero la capital (Ljubljana) es hermosa, cautivante, mágica. Como diría en Argentina: tiene ese no-se-qué que me hace sentir un qué-se-yo. La ciudad enamora, en serio.

Ljubljana todavía es considerada una de las gemas mejor escondidas de Europa. En el 2014 fue nombrada “la ciudad más bella” por Tripadvisor. Hoy muchos ya la comparan con Praga, y es probable que en un par de años se convierta en un destino archi-conocido como hoy ya lo es Budapest.

Me voy del país con una imagen hermosa, y deseoso de poder volver algún día para terminar de conocer todas sus maravillas.

Consejos generales

- Hostel Tressor es un buen lugar para parar. Está ubicado en pleno centro y tiene habitaciones compartidas muy económicas. El primer día pagamos 14 EUR porque lo hicimos por booking.com, pero si uno reserva directamente con el hostel se ahorra 2 EUR (la comisión que se lleva la página). Las habitaciones son muy amplias, cómodas. ¡Y están calentitas! El lugar es un banco que fue remodelado para convertirse en hostel. Como puntos negativos: el wi-fi no llega bien a las piezas y no cuenta con lugar para cocinarte. Hay buenas áreas sociales, pero la mejor de todas (que está en el primer piso) cierra a las 22 hs. Otra cosa que no me gustó del hostel es que las camas son medio duras, de chapa, ruidosas, y están separadas con cortinas. Eso hace que se pierda un poco la esencia de un hostel, pero se gana en privacidad.


- En Tivoli Park pueden jugar minigolf. Es una buena forma de pasar las horas. Es económico (3 EUR / persona) y muy divertido. Abre hasta las 18 hs todos los días.
- Tres de las novelas más famosas de Eslovenia pueden conseguirse en inglés fácilmente en cualquier librería de Ljubljana. Una de ellas es “The Galley Slave” de Drago Jancar (16 EUR). “Alamut” (de Vladimir Bartol) es la novela de ficción histórica más popular del país (pronto va a ser adaptada en Hollywood) y fue la inspiración para los juegos de Assasin´s Creed. La última novela súper conocida del país es “Minuet for guitar” (de Vitomil Zupan). De las tres, me resultó la trama más interesante.
- Para llegar al aeropuerto, hay buses que salen cada hora y tardan 40 minutos en dejarte en la estación de tren (última parada). Cuestan 4 EUR.
- La casa de los experimentos es una de las atracciones de Ljubljana. Es realmente muy divertida: hay camas de clavos, muchísimos efectos ópticos, fenómenos físicos y químicos, espejos locos, ¡un cañón de aire! Vimos todo medio rápido porque no teníamos tanto tiempo (cierra a las 19 hs). Cuesta 6 EUR y vale la pena. El flaco que nos acompañó (Matic) era un fenómeno. Se sabía todos los trucos de cada experimento.
 


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