En
este momento estoy en un tren a Trieste, donde luego vamos a hacer una conexión
a Ljubljana (Eslovenia) en bus. Momento ideal para relatar las aventuras de la
colorida Venecia.
Día 6.5. 09/02 – Llegada a Mestre, en las afueras de Venecia.
En
lugar de parar en Venecia (que es
más caro, y está lleno por los carnavales) decidimos parar en las afueras. Así
que viajamos desde Florencia a Mestre en tren (2 horas de duración, 45
EUR). Llegamos alrededor de las 7 p.m. Como no conocíamos el lugar, y estábamos
a 3.5 km de nuestro hostel, no quedó otra alternativa que tomar un taxi (15
EUR). Para colmo, Ángel se dejó medio vino en la calle, olvidado y triste.
Decidimos
quedarnos en Camping Jolly, a las
afueras de Venecia (Mestre es la
parte terrestre de Venecia). La realidad es que es muy económico: 10 EUR (y 0.20
centavos de EUR de tax fee por día).
El lugar está medio alejado, y es mala onda (como todos los hostels en Italia,
al parecer). Un colectivo nos lleva al centro de Venecia en unos 15 minutos por
1.30 EUR. Desde Camping Jolly hay un
camino bastante derecho para llegar a la parada de colectivo, 15 minutos
caminando. La cuestión es que desde ahí podés estar en el centro fantástico de
Venecia en unos 30-40 minutos. El colectivo (bus 6) tiene una frecuencia alta
(pasa cada 20 minutos), aunque a veces vienen llenos
Camping Jolly tiene su lado positivo, y
seguramente explota en verano. Tiene pileta y jacuzzi, lugar para lavar la ropa
(4 EUR), un mercadito adentro, un bar y un pequeño restaurant. El bar no tiene demasiada
fiesta y antes de 12 de la noche se apaga la luz, pero el lugar es cómodo. El
wi-fi llega muy bien al bar, pero no a los dormitorios / bungalows. Se puede
acampar o alquilar un bungalow que está bastante completo. Con Ángel pagamos 10
EUR cada uno por un bungalow doble, con calefacción y baño privado. Es que es
muy bonito, pero a la noche se puso súper fresco y ni con la calefacción al
mango pudimos resistir el frío. Teníamos 3 frazadas y aun así se me
enfriaron los piecitos.
Esa
vuelta no cenamos. Fuimos al bar, yo escribí un rato, vimos las fotos y tomamos
unas cervezas (caras, como en todos los bares italianos). El lugar estaba
bastante vacío, pero en un momento dado terminamos hablando con dos chilenas
simpáticas, pero no agradables a la vista. Nos comimos sus papas fritas e
intercambiamos historias sobre nuestros respectivos viajes. A pesar de que nosotros hemos tomado malas decisiones
(y tuvimos un poco de mala suerte también con el clima en Roma) ellas la pasaron peor, les tocó dormir en lugares incómodos,
se están cagando de hambre y frío, hicieron compras que no convenían y en
general están sufriendo su mes en Europa. El desconocimiento se paga, y caro.
La noche quedó más o menos ahí. Cuando el flaco del bar nos cerró
el bar, nos fuimos directamente a dormir. Por cierto, sigo leyendo La insoportable levedad del ser y Dormir al Sol, ambos están entrando
rápidamente a mi top-ten de libros favoritos. ¡Mañana: Venecia!
Personajes bizarros del día
- Karina y Crisia, las chilenas que tomaron malas decisiones económicas en su
viaje.
Día 7. 10/02 – Venecia, sacada de un cuento de hadas.
Por
la mañana tomamos unos tremendos mates con galletas en el bar de Camping Jolly. Luego de caminar unos 15
minutos hasta la parada de colectivo (la gente de hostel nos brindó un mapita
con indicaciones) y tomar el bus 6, llegamos a Venecia. Mi primera impresión
fue: “Esto es increíble”.
Un
detalle previo. El ticket de bus lo pueden comprar en las oficinas (en la Piazzale Centrale de Venecia, por
ejemplo) o arriba del bus con un precio incrementado. La primera vez lo
compramos arriba del bus y el chofer nos cobró 2.60 EUR a cada uno (el doble).
De todas maneras, nadie valida que el ticket se pase al subir. Bien podríamos
no haber pagado.
El
bus 6 te deja en la plaza central de Venecia y la vista desde ahí ya comienza a
ser espectacular.
Realmente es algo muy diferente a cualquier cosa que podamos
haber visto en Argentina. Lo más
cercano que yo vi es, quizás, Bocas del
Toro (en Panamá) que también son islas flotantes que se conectan con
puentes y lanchas.
Cruzamos
el primer puente de Piazzale Centrale
a la estación de trenes. Este puente es el último y más moderno. Fue creado en
el 2008 por el arquitecto español Santiago
Calatreva. Personalmente creo que es el que menos encaja con la
arquitectura de la ciudad. En la estación revisamos los horarios para llegar a
Trieste, lugar desde donde viajaríamos en unos días a Ljubljana (Eslovenia).
Fue
muy loco cruzarnos con Leandro, un
argentino piola que habíamos conocido en Florencia (en el apestoso Wow Hostel) unos días atrás. Él está
viajando con Global Pass. Pagó un valor fijo y tiene trenes gratis durante
cierto periodo de tiempo.
El
día fue más que nada recorrer, sacar fotos y caminar muchísimo. Uno tiene que
estar dispuesto a caminar todo el día, y la verdad es que se disfruta mucho. Venecia es colorida, llena de etnias, de
callecitas místicas, de locales. Las góndolas me decepcionaron. Son muy caras
(media hora: unos 30 EUR) y la mayoría de los tanos no le ponen onda. ¡Incluso
hay góndolas donde el que te lleva ni siquiera es un tano, es un árabe! Tampoco cantan, no
vi a ninguno cantar nada. Son lo menos.
Caminábamos
sin rumbo cuando vi a una piba con mate. Desubicado como soy, le pedí que me
convidara (no habíamos llevado el nuestro esa tarde). La cuestión es que ella
tenía muchísimas ganas de charlar, y tomaba sola porque su amiga estaba
enferma. Así que terminamos recorriendo los cuatro como dos horas, hasta que
llegamos a Piazza di Marco, donde
ellas se fueron a comer y nosotros a buscar un McDonald´s (queríamos una buena burguer).
Con mate de por medio, somos todos amigos.
En la plaza había un concurso de disfraces. La gente votaba los
mejores con un cartel verde (si gustaba) o rojo (si no gustaba). El día
acompañó muchísimo porque estaba soleado y despejado, solo con un poquito de
frío invernal.
Terminamos
comiendo una hamburguesa a las 5 de la tarde porque nos colgamos dando vueltas
y mirando cosas para comprar. Por supuesto, nos hicimos con algunos regalitos
de vidrio de Murano, que son las
artesanías típicas del lugar. En un local muy pituca una italiana muy amable (Carlotta) nos indicó los “bares copados”
para salir en Venecia. Ella había nacido ahí. De todas formas, todo cierra
entre las 11 y las 12 de la noche, y el último bus que vuelve a Mestre es a la
1 am, así que no creo que haya demasiado noche.
En
un supermercado compramos vino y sánguches para la noche. Lamentablemente, fracasé
en mi desafío de encontrar un famoso en Venecia. ¡Quiero ver a Bruce Willis! ¡O
a un Leonardo! En un momento me pareció ver a alguien muy muy parecido a Jake
Gyllenhaal y estuve muy cerca de preguntarle.
El
balance del día fue muy positivo. Venecia
es como sacada de un cuento, recorrerla, caminar por sus puentes,
sus pasillos, es algo increíble. Hay que tomarse el tiempo para
recorrerla sin apuros.
Cada foto es una belleza absoluta. De noche es
iluminada, pero se pierde un poco la magia y se vuelve demasiado tranquila,
para mi gusto.
Creo que es importante aprovechar al máximo las horas de sol
(17.30 ya comienza a oscurecer). Pese a que está llena de canales que
atraviesan la isla, con voluntad y un buen GPS en el celular se puede llegar
caminando en 30 minutos a cualquier lado. Es un estilo que uno no ve en ningún
otro lugar del mundo. Tengo que aclarar que me dijeron que Pirán (en Eslovenia) tiene una arquitectura muy similar, porque en
una época fue una ciudad del reino de venetto.
De
vuelta en Camping Jolly, volvimos al
bar. Cenamos, chupamos vino y nos fuimos a dormir.
Mañana queremos recorrer la
otra mitad de la isla que nos faltó hoy.
Personajes bizarros de la noche
- Leandro, argento piola que cruzamos en
hostel WOW y luego en la estación de Venecia.
- Nadia y Melina, argentinas de Paraná. Nadia solo quería charlar, Melina era
un toque amarga, y nada más le interesaba sacar fotos.
Día 8. 11/02 – El festival de Venecia
Nos
levantamos temprano y clavamos desayuno continental en el hostel (5 EUR, todo
lo que puedas comer: café, juguito, sanguchitos, pan tostado, salchichas, huevo
revuelto, etc). Vale la pena para zafar del almuerzo. Tipo mediodía nos
dispusimos a recorrer Venecia hasta
tarde.
Llegamos
desde el bus 6 (como el día anterior) y decidimos tomar un vaporetto (una suerte de bus acuático) que hace un recorrido muy
lindo por el gran canal (canal
central de Venecia) para dejarte directamente en Piazza San Marco 45 minutos después. Cuesta 7 EUR y vale la pena
para tomar algunas lindas fotos y tener la experiencia. De hecho, vale más la
pena que las góndolas.
Llegamos
a Piazza San Marco. Recorrimos el imponente Palacio Ducal (entrada 17 EUR, no entramos), el campanario (8 EUR
para subir en ascensor a la cima, no lo hicimos) y buscamos con mucho esfuerzo
el Trono de Piedras donde supuestamente se sentó Atila, el rey de los Hunos, en una época. Debemos haberlo buscado
por horas, hasta que por esas casualidades de la vida nos cruzamos a Carlotta (la misma italiana del día
anterior) y a sus amigas. Nos confirmaron, para nuestra decepción, que el trono
existe, pero está en otra de las islas de Venecia (no en la principal). También
ellas nos terminaron de confirmar algo que veníamos sospechando: los italianos
entienden muchísimo más el español que el inglés, y hasta lo prefieren. No es
necesario saber inglés para manejarse bien en Italia.
Recorrimos
mucho. Habremos caminado desde las 12 del mediodía hasta las 20 horas. Hicimos
más que nada la parte sur de Venecia, que nos había faltado el día anterior.
Como es festival, encontramos muchos disfraces increíbles y tomamos buenas
fotos. Venecia tiene un cuadro en cada
rincón, cada lugar es una foto. La verdad es que da gusto caminar por ahí,
y hay que estar preparado para hacerlo.
El
día fue increíble; soleado y apenas fresco. El mejor hasta ahora. Con mate en
mano, caminamos sin rumbo. Una italiana que había nacido en argentina nos
detuvo y charlamos un rato. Alrededor de las 19 hs, buscamos la zona de los
bares (San Paolo) y tomamos unos
vinos. Yo tomé una copa de vino blanco de la casa (2 euros) y luego un Spritz, trago típico del lugar. El lugar
estaba simpático, pero no era la “gran” fiesta que muchos me habían
pronosticado.
El
Spritz parece vodka con granadina y
un toque de campari, pero en realidad su fórmula es: 1/3 vino blanco, 1/3 soda,
1/3 campari. Fue creado hace algunos años como una forma de rebajar el vino
blanco que los adolescentes tomaban sin parar en Venecia y ahora es el trago
oficial. Se puede ver a grandes y chicos con uno de estos anaranjados tragos.
Los venecianos disfrutan pasar frío, algo que realmente no entiendo. Los bares
están ubicados prácticamente afuera, casi sin lugar para sentarse, y ellos se
ubican con sus copas afuera.
Nuevamente
fallé en encontrar a un famoso en Venecia.
Volvimos
al hostel alrededor de las 21 hs, tomamos un vinito para liquidar la noche,
charlamos con un par del bar y nos fuimos a preparar las mochilas. ¡Mañana salimos para Eslovenia finalmente!
Día 9.5. 12/02 – Traslado a Trieste y bus a Ljubljana
Con
las mochilas armadas, subimos al bus 6 (que estaba hasta las manos) y charlamos
con un grupo de gallegos muy piolas. Entre ellos estaba ¡Kid Rock! (o al menos se le parecía). En
serio, nos sentimos como ganado ahí dentro. Sacamos el ticket para Trieste (13 EUR) que salía en una hora y
media, así que aprovechamos a recorrer un poquito más y comprar algunas
artesanías de vidrio de Murano más. Clavamos una última gran pizza de Italia
(yo una vegetariana gigante por 2.5 EUR) y finalmente subimos al bus.
Trieste nos sorprendió mucho. Está sobre la costa y es
medio montañesa. Visualmente es hermosa, aunque no llegamos a recorrerla nada.
Llegamos alrededor de las 15 hs y sacamos ticket en bus para Ljubjlana a las 17 hs, que tarda 1 hora
y media. Pasamos esas horitas de espera con lectura y una cervecita.
El
trayecto a Eslovenia en el bus fue
tranquilo y pintoresco, vas pasando por bosques, ves Trieste desde arriba... y cuando nos quisimos acordar... ¡había
nieve por todos lados! (En Eslovenia nevó muy duro la semana pasada). Llegamos
a la hora indicada y llegamos a H2O
hostel para comenzar las aventuras en un país en el que no entendemos
absolutamente nada. ¡Pero esa historia queda para la próxima!
Impresiones generales de Venecia
Venecia
es, como dicen en inglés, breathtaking.
Una obra de arquitectura magnífica que sorprende por su belleza, sus puentes,
sus tradiciones. Creo que es una visita obligada si uno está en Italia, pero
con dos o tres días es más que suficiente para recorrerla. Nosotros estuvimos
dos días completos y vimos todo a pie. Quizás un tercer día puede usarse para
hacer un tour a Murano para ver cómo
hacen las esculturas de vidrio.
Me
molesta que en Italia te cobren por todo y que todo sea tan caro. En Venecia
pagás 60 centavos de EUR por usar el baño. Es preferible sentarse en un café,
tomar un espreso (1 EUR), usar el baño y el wi-fi del lugar. El vaporetto es costoso (7 EUR) pero vale
la pena hacerlo una vez para recorrer el canal grande por dentro y tener esa experiencia.
Definitivamente es más worthy que un
paseo en góndola.
El
símbolo de Venecia es el león de San
Marco. Se puede ver en todas partes. Proviene de una vieja tradición
veneciana. Se dice que un ángel en forma de león se le apareció al santo cuando
su barco naufragó por la zona y le dijo que aquel sería el lugar donde su
cuerpo descansara por toda la eternidad.
Incluyendo
el último y más moderno puente, el cuarto que atraviesa el gran canal y une la Piazzale Centrale con la estación de
trenes, Venecia tiene 417 puentes. 72 son privados y unos 300 hechos puramente
en roca.
Recorrer
Venecia a pie, caminar por sus puentes, sus pasillos, es una
experiencia maravillosa. Hay que tomarse el tiempo para recorrerla sin
apuros. En cada rincón es posible encontrar una foto de belleza absoluta. Creo
que una clave es aprovechar bien el sol (17.30 ya comienza a oscurecer) y
contar con un buen GPS. Nos faltó tomar una excursión a Murano. Dicen que es muy interesante ver como hacen las
esculturas de vidrio. Eso sí, hay que comprarlas en Venecia, porque es mucho más
barato.
Quizás
febrero no sea el mejor momento para recorrer Italia en general, pero no es
mala idea visitar Venecia por esta fecha. Los
carnavales son algo realmente exótico que no se ve en todos lados. Tuvimos
la suerte de contar con días de sol, pero recomiendo ir abrigados porque el
frío después de las 18 hs es bárbaro.
Me
voy de Venecia con la idea de que sus noches no son la gran cosa, pero su uno
aprovecha el día se puede tener una experiencia única y magnífica. El lugar es
absolutamente recomendable.
Algunos consejos generales
- Hospedarse en Venecia es
costoso. Los hostels, por ejemplo, rondan los 20-25 EUR. Una buena opción para
ahorrar es quedarse en Mestre, a 10
km de Venecia. En Camping Jolly
pueden alquilarse bungalows cómodos y muy económicos (nosotros pagamos 10 EUR
la noche). No tiene una excelente ubicación (está lejos de todo) pero el bus 6
te lleva a Venecia por 1.30 EUR en unos 15 minutos (hay que caminar otros 15 hasta
la parada).
- El vaporetto (bus acuático)
es una buena forma de llegar a las zonas claves de Venecia (ejemplo: Plaza San Marco) pero es muy costoso (7
EUR). También es una manera de llegar a las islas cercanas (por ejemplo, a Murano).
- En Venecia hay que estar
dispuesto a caminar. No es posible circular en auto y el vaporetto es muy costoso. Con un buen
GPS en el celular, y buena predisposición, se puede llegar a cualquier punto en
unos 30 minutos, ¡pero también es muy fácil perderse entre las callecitas!
- El trago típico de Venecia se
llama Sprint. Es una copa
anaranjada que cuesta 2-3 EUR y contiene vino blanco, campagri y soda. No es la
gran cosa, pero no pueden irse sin probarlo.
- Para comer algo en Venecia, se
puede ahorrar dinero en las pizzerías al paso o en las trattorías. Otra
opción es comprar pan y fiambre en los supermercados.
- Venecia se destaca especialmente por sus artesanías hechas con vidrio y cristal de Murano (una isla
cercana). Es uno de los pocos lugares donde las van a poder encontrar y son el
regalo perfecto. Hay todo tipo de artesanías y son un buen regalo para familia
y amigos. Hay tours que te llevan a Murano para ver cómo hacen el vidrio.
- Hay que
tomarse el tiempo para recorrerla sin apuros. Cada foto es una belleza
absoluta. De noche es iluminada, pero se pierde un poco la magia y se vuelve
demasiado tranquila, para mi gusto. Creo que es importante aprovechar al máximo las horas de sol (17.30 ya comienza a
oscurecer).
- En general los italianos entienden mucho mejor el español que el inglés, y hasta lo
prefieren. Es más fácil comunicarse en castellano y hablarles inglés carece de
sentido.
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Good Trip ! Regars...
ResponderEliminarThanks, Bruce!
EliminarHola!: Escritor corregime el ..."y aún así pasamos se me enfriaron los piecitos"... por favor, genial los consejos, sigo tu viaje entretenida!!! saludos!
ResponderEliminar¡Corregido! ¡Gracias por el detalle!
EliminarParece que no hay suerte con las chicas. Se supone igual que las chilenas nunca leerán esto ¿no?
ResponderEliminarMe dejás con una sensación de que para ir a Italia hay que ir con unos buenos morlacos sino no la podés disfrutar en su totalidad.
Veremos como sigue.
¡Buen viaje!
Para la vuelta, una reseña de "La insoportable levedad del ser" que lo leí hace mil años y está medio borroso ya
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar¡Me viene encantando "La insoportable levedad..."!
EliminarGracias por seguir ahí, al pie del cañón, siguiendo las aventuras europeas.