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jueves, 12 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte V: "V is for Venice"

En este momento estoy en un tren a Trieste, donde luego vamos a hacer una conexión a Ljubljana (Eslovenia) en bus. Momento ideal para relatar las aventuras de la colorida Venecia.

Día 6.5. 09/02 – Llegada a Mestre, en las afueras de Venecia.

En lugar de parar en Venecia (que es más caro, y está lleno por los carnavales) decidimos parar en las afueras. Así que viajamos desde Florencia a Mestre en tren (2 horas de duración, 45 EUR). Llegamos alrededor de las 7 p.m. Como no conocíamos el lugar, y estábamos a 3.5 km de nuestro hostel, no quedó otra alternativa que tomar un taxi (15 EUR). Para colmo, Ángel se dejó medio vino en la calle, olvidado y triste.

Decidimos quedarnos en Camping Jolly, a las afueras de Venecia (Mestre es la parte terrestre de Venecia). La realidad es que es muy económico: 10 EUR (y 0.20 centavos de EUR de tax fee por día). El lugar está medio alejado, y es mala onda (como todos los hostels en Italia, al parecer). Un colectivo nos lleva al centro de Venecia en unos 15 minutos por 1.30 EUR. Desde Camping Jolly hay un camino bastante derecho para llegar a la parada de colectivo, 15 minutos caminando. La cuestión es que desde ahí podés estar en el centro fantástico de Venecia en unos 30-40 minutos. El colectivo (bus 6) tiene una frecuencia alta (pasa cada 20 minutos), aunque a veces vienen llenos


Camping Jolly tiene su lado positivo, y seguramente explota en verano. Tiene pileta y jacuzzi, lugar para lavar la ropa (4 EUR), un mercadito adentro, un bar y un pequeño restaurant. El bar no tiene demasiada fiesta y antes de 12 de la noche se apaga la luz, pero el lugar es cómodo. El wi-fi llega muy bien al bar, pero no a los dormitorios / bungalows. Se puede acampar o alquilar un bungalow que está bastante completo. Con Ángel pagamos 10 EUR cada uno por un bungalow doble, con calefacción y baño privado. Es que es muy bonito, pero a la noche se puso súper fresco y ni con la calefacción al mango pudimos resistir el frío. Teníamos 3 frazadas y aun así se me enfriaron los piecitos.

Esa vuelta no cenamos. Fuimos al bar, yo escribí un rato, vimos las fotos y tomamos unas cervezas (caras, como en todos los bares italianos). El lugar estaba bastante vacío, pero en un momento dado terminamos hablando con dos chilenas simpáticas, pero no agradables a la vista. Nos comimos sus papas fritas e intercambiamos historias sobre nuestros respectivos viajes. A pesar de que nosotros hemos tomado malas decisiones (y tuvimos un poco de mala suerte también con el clima en Roma) ellas la pasaron peor, les tocó dormir en lugares incómodos, se están cagando de hambre y frío, hicieron compras que no convenían y en general están sufriendo su mes en Europa. El desconocimiento se paga, y caro.

La noche quedó más o menos ahí. Cuando el flaco del bar nos cerró el bar, nos fuimos directamente a dormir. Por cierto, sigo leyendo La insoportable levedad del ser y Dormir al Sol, ambos están entrando rápidamente a mi top-ten de libros favoritos. ¡Mañana: Venecia!

Personajes bizarros del día

- Karina y Crisia, las chilenas que tomaron malas decisiones económicas en su viaje.

Día 7. 10/02 – Venecia, sacada de un cuento de hadas.

Por la mañana tomamos unos tremendos mates con galletas en el bar de Camping Jolly. Luego de caminar unos 15 minutos hasta la parada de colectivo (la gente de hostel nos brindó un mapita con indicaciones) y tomar el bus 6, llegamos a Venecia. Mi primera impresión fue: “Esto es increíble”.

Un detalle previo. El ticket de bus lo pueden comprar en las oficinas (en la Piazzale Centrale de Venecia, por ejemplo) o arriba del bus con un precio incrementado. La primera vez lo compramos arriba del bus y el chofer nos cobró 2.60 EUR a cada uno (el doble). De todas maneras, nadie valida que el ticket se pase al subir. Bien podríamos no haber pagado.

El bus 6 te deja en la plaza central de Venecia y la vista desde ahí ya comienza a ser espectacular. 

Realmente es algo muy diferente a cualquier cosa que podamos haber visto en Argentina. Lo más cercano que yo vi es, quizás, Bocas del Toro (en Panamá) que también son islas flotantes que se conectan con puentes y lanchas.

Cruzamos el primer puente de Piazzale Centrale a la estación de trenes. Este puente es el último y más moderno. Fue creado en el 2008 por el arquitecto español Santiago Calatreva. Personalmente creo que es el que menos encaja con la arquitectura de la ciudad. En la estación revisamos los horarios para llegar a Trieste, lugar desde donde viajaríamos en unos días a Ljubljana (Eslovenia).

Fue muy loco cruzarnos con Leandro, un argentino piola que habíamos conocido en Florencia (en el apestoso Wow Hostel) unos días atrás. Él está viajando con Global Pass. Pagó un valor fijo y tiene trenes gratis durante cierto periodo de tiempo.

El día fue más que nada recorrer, sacar fotos y caminar muchísimo. Uno tiene que estar dispuesto a caminar todo el día, y la verdad es que se disfruta mucho. Venecia es colorida, llena de etnias, de callecitas místicas, de locales. Las góndolas me decepcionaron. Son muy caras (media hora: unos 30 EUR) y la mayoría de los tanos no le ponen onda. ¡Incluso hay góndolas donde el que te lleva ni siquiera es un tano, es un árabe! Tampoco cantan, no vi a ninguno cantar nada. Son lo menos.

Caminábamos sin rumbo cuando vi a una piba con mate. Desubicado como soy, le pedí que me convidara (no habíamos llevado el nuestro esa tarde). La cuestión es que ella tenía muchísimas ganas de charlar, y tomaba sola porque su amiga estaba enferma. Así que terminamos recorriendo los cuatro como dos horas, hasta que llegamos a Piazza di Marco, donde ellas se fueron a comer y nosotros a buscar un McDonald´s (queríamos una buena burguer).

Con mate de por medio, somos todos amigos.



Como estamos en carnavales, en todos lados se veía gente vestida de formas muy exóticas.

En la plaza había un concurso de disfraces. La gente votaba los mejores con un cartel verde (si gustaba) o rojo (si no gustaba). El día acompañó muchísimo porque estaba soleado y despejado, solo con un poquito de frío invernal.

Terminamos comiendo una hamburguesa a las 5 de la tarde porque nos colgamos dando vueltas y mirando cosas para comprar. Por supuesto, nos hicimos con algunos regalitos de vidrio de Murano, que son las artesanías típicas del lugar. En un local muy pituca una italiana muy amable (Carlotta) nos indicó los “bares copados” para salir en Venecia. Ella había nacido ahí. De todas formas, todo cierra entre las 11 y las 12 de la noche, y el último bus que vuelve a Mestre es a la 1 am, así que no creo que haya demasiado noche.

En un supermercado compramos vino y sánguches para la noche. Lamentablemente, fracasé en mi desafío de encontrar un famoso en Venecia. ¡Quiero ver a Bruce Willis! ¡O a un Leonardo! En un momento me pareció ver a alguien muy muy parecido a Jake Gyllenhaal y estuve muy cerca de preguntarle.

El balance del día fue muy positivo. Venecia es como sacada de un cuento,  recorrerla, caminar por sus puentes,  sus pasillos,  es algo increíble. Hay que tomarse el tiempo para recorrerla sin apuros. 

Cada foto es una belleza absoluta. De noche es iluminada, pero se pierde un poco la magia y se vuelve demasiado tranquila, para mi gusto. 

Creo que es importante aprovechar al máximo las horas de sol (17.30 ya comienza a oscurecer). Pese a que está llena de canales que atraviesan la isla, con voluntad y un buen GPS en el celular se puede llegar caminando en 30 minutos a cualquier lado. Es un estilo que uno no ve en ningún otro lugar del mundo. Tengo que aclarar que me dijeron que Pirán (en Eslovenia) tiene una arquitectura muy similar, porque en una época fue una ciudad del reino de venetto.

De vuelta en Camping Jolly, volvimos al bar. Cenamos, chupamos vino y nos fuimos a dormir. 

Mañana queremos recorrer la otra mitad de la isla que nos faltó hoy.

Personajes bizarros de la noche

- Leandro, argento piola que cruzamos en hostel WOW y luego en la estación de Venecia.
- Nadia y Melina, argentinas de Paraná. Nadia solo quería charlar, Melina era un toque amarga, y nada más le interesaba sacar fotos.

Día 8. 11/02 – El festival de Venecia

Nos levantamos temprano y clavamos desayuno continental en el hostel (5 EUR, todo lo que puedas comer: café, juguito, sanguchitos, pan tostado, salchichas, huevo revuelto, etc). Vale la pena para zafar del almuerzo. Tipo mediodía nos dispusimos a recorrer Venecia hasta tarde.

Llegamos desde el bus 6 (como el día anterior) y decidimos tomar un vaporetto (una suerte de bus acuático) que hace un recorrido muy lindo por el gran canal (canal central de Venecia) para dejarte directamente en Piazza San Marco 45 minutos después. Cuesta 7 EUR y vale la pena para tomar algunas lindas fotos y tener la experiencia. De hecho, vale más la pena que las góndolas.

Llegamos a Piazza San Marco. Recorrimos el imponente Palacio Ducal (entrada 17 EUR, no entramos), el campanario (8 EUR para subir en ascensor a la cima, no lo hicimos) y buscamos con mucho esfuerzo el Trono de Piedras donde supuestamente se sentó Atila, el rey de los Hunos, en una época. Debemos haberlo buscado por horas, hasta que por esas casualidades de la vida nos cruzamos a Carlotta (la misma italiana del día anterior) y a sus amigas. Nos confirmaron, para nuestra decepción, que el trono existe, pero está en otra de las islas de Venecia (no en la principal). También ellas nos terminaron de confirmar algo que veníamos sospechando: los italianos entienden muchísimo más el español que el inglés, y hasta lo prefieren. No es necesario saber inglés para manejarse bien en Italia.


Recorrimos mucho. Habremos caminado desde las 12 del mediodía hasta las 20 horas. Hicimos más que nada la parte sur de Venecia, que nos había faltado el día anterior. Como es festival, encontramos muchos disfraces increíbles y tomamos buenas fotos. Venecia tiene un cuadro en cada rincón, cada lugar es una foto. La verdad es que da gusto caminar por ahí, y hay que estar preparado para hacerlo.

El día fue increíble; soleado y apenas fresco. El mejor hasta ahora. Con mate en mano, caminamos sin rumbo. Una italiana que había nacido en argentina nos detuvo y charlamos un rato. Alrededor de las 19 hs, buscamos la zona de los bares (San Paolo) y tomamos unos vinos. Yo tomé una copa de vino blanco de la casa (2 euros) y luego un Spritz, trago típico del lugar. El lugar estaba simpático, pero no era la “gran” fiesta que muchos me habían pronosticado.


El Spritz parece vodka con granadina y un toque de campari, pero en realidad su fórmula es: 1/3 vino blanco, 1/3 soda, 1/3 campari. Fue creado hace algunos años como una forma de rebajar el vino blanco que los adolescentes tomaban sin parar en Venecia y ahora es el trago oficial. Se puede ver a grandes y chicos con uno de estos anaranjados tragos. Los venecianos disfrutan pasar frío, algo que realmente no entiendo. Los bares están ubicados prácticamente afuera, casi sin lugar para sentarse, y ellos se ubican con sus copas afuera.

Nuevamente fallé en encontrar a un famoso en Venecia.

Volvimos al hostel alrededor de las 21 hs, tomamos un vinito para liquidar la noche, charlamos con un par del bar y nos fuimos a preparar las mochilas. ¡Mañana salimos para Eslovenia finalmente!

Día 9.5. 12/02 – Traslado a Trieste y bus a Ljubljana

Con las mochilas armadas, subimos al bus 6 (que estaba hasta las manos) y charlamos con un grupo de  gallegos muy piolas. Entre ellos estaba ¡Kid Rock! (o al menos se le parecía). En serio, nos sentimos como ganado ahí dentro. Sacamos el ticket para Trieste (13 EUR) que salía en una hora y media, así que aprovechamos a recorrer un poquito más y comprar algunas artesanías de vidrio de Murano más. Clavamos una última gran pizza de Italia (yo una vegetariana gigante por 2.5 EUR) y finalmente subimos al bus.

Trieste nos sorprendió mucho. Está sobre la costa y es medio montañesa. Visualmente es hermosa, aunque no llegamos a recorrerla nada. Llegamos alrededor de las 15 hs y sacamos ticket en bus para Ljubjlana a las 17 hs, que tarda 1 hora y media. Pasamos esas horitas de espera con lectura y una cervecita.

El trayecto a Eslovenia en el bus fue tranquilo y pintoresco, vas pasando por bosques, ves Trieste desde arriba... y cuando nos quisimos acordar... ¡había nieve por todos lados! (En Eslovenia nevó muy duro la semana pasada). Llegamos a la hora indicada y llegamos a H2O hostel para comenzar las aventuras en un país en el que no entendemos absolutamente nada. ¡Pero esa historia queda para la próxima!

Impresiones generales de Venecia

Venecia es, como dicen en inglés, breathtaking. Una obra de arquitectura magnífica que sorprende por su belleza, sus puentes, sus tradiciones. Creo que es una visita obligada si uno está en Italia, pero con dos o tres días es más que suficiente para recorrerla. Nosotros estuvimos dos días completos y vimos todo a pie. Quizás un tercer día puede usarse para hacer un tour a Murano para ver cómo hacen las esculturas de vidrio.


Me molesta que en Italia te cobren por todo y que todo sea tan caro. En Venecia pagás 60 centavos de EUR por usar el baño. Es preferible sentarse en un café, tomar un espreso (1 EUR), usar el baño y el wi-fi del lugar. El vaporetto es costoso (7 EUR) pero vale la pena hacerlo una vez para recorrer el canal grande por dentro y tener esa experiencia. Definitivamente es más worthy que un paseo en góndola.

El símbolo de Venecia es el león de San Marco. Se puede ver en todas partes. Proviene de una vieja tradición veneciana. Se dice que un ángel en forma de león se le apareció al santo cuando su barco naufragó por la zona y le dijo que aquel sería el lugar donde su cuerpo descansara por toda la eternidad.

Incluyendo el último y más moderno puente, el cuarto que atraviesa el gran canal y une la Piazzale Centrale con la estación de trenes, Venecia tiene 417 puentes. 72 son privados y unos 300 hechos puramente en roca.

Recorrer Venecia a pie, caminar por sus puentes,  sus pasillos,  es una experiencia maravillosa. Hay que tomarse el tiempo para recorrerla sin apuros. En cada rincón es posible encontrar una foto de belleza absoluta. Creo que una clave es aprovechar bien el sol (17.30 ya comienza a oscurecer) y contar con un buen GPS. Nos faltó tomar una excursión a Murano. Dicen que es muy interesante ver como hacen las esculturas de vidrio. Eso sí, hay que comprarlas en Venecia, porque es mucho más barato.

Quizás febrero no sea el mejor momento para recorrer Italia en general, pero no es mala idea visitar Venecia por esta fecha. Los carnavales son algo realmente exótico que no se ve en todos lados. Tuvimos la suerte de contar con días de sol, pero recomiendo ir abrigados porque el frío después de las 18 hs es bárbaro.

Me voy de Venecia con la idea de que sus noches no son la gran cosa, pero su uno aprovecha el día se puede tener una experiencia única y magnífica. El lugar es absolutamente recomendable.

Algunos consejos generales

- Hospedarse en Venecia es costoso. Los hostels, por ejemplo, rondan los 20-25 EUR. Una buena opción para ahorrar es quedarse en Mestre, a 10 km de Venecia. En Camping Jolly pueden alquilarse bungalows cómodos y muy económicos (nosotros pagamos 10 EUR la noche). No tiene una excelente ubicación (está lejos de todo) pero el bus 6 te lleva a Venecia por 1.30 EUR en unos 15 minutos (hay que caminar otros 15 hasta la parada).

- El vaporetto (bus acuático) es una buena forma de llegar a las zonas claves de Venecia (ejemplo: Plaza San Marco) pero es muy costoso (7 EUR). También es una manera de llegar a las islas cercanas (por ejemplo, a Murano).
- En Venecia hay que estar dispuesto a caminar. No es posible circular en auto y el vaporetto es muy costoso. Con un buen GPS en el celular, y buena predisposición, se puede llegar a cualquier punto en unos 30 minutos, ¡pero también es muy fácil perderse entre las callecitas!

- El trago típico de Venecia se llama Sprint. Es una copa anaranjada que cuesta 2-3 EUR y contiene vino blanco, campagri y soda. No es la gran cosa, pero no pueden irse sin probarlo.

- Para comer algo en Venecia, se puede ahorrar dinero en las pizzerías al paso o en las trattorías. Otra opción es comprar pan y fiambre en los supermercados.

- Venecia se destaca especialmente por sus artesanías hechas con vidrio y cristal de Murano (una isla cercana). Es uno de los pocos lugares donde las van a poder encontrar y son el regalo perfecto. Hay todo tipo de artesanías y son un buen regalo para familia y amigos. Hay tours que te llevan a Murano para ver cómo hacen el vidrio.
- Hay que tomarse el tiempo para recorrerla sin apuros. Cada foto es una belleza absoluta. De noche es iluminada, pero se pierde un poco la magia y se vuelve demasiado tranquila, para mi gusto. Creo que es importante aprovechar al máximo las horas de sol (17.30 ya comienza a oscurecer).
- En general los italianos entienden mucho mejor el español que el inglés, y hasta lo prefieren. Es más fácil comunicarse en castellano y hablarles inglés carece de sentido.

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7 comentarios:

  1. Hola!: Escritor corregime el ..."y aún así pasamos se me enfriaron los piecitos"... por favor, genial los consejos, sigo tu viaje entretenida!!! saludos!

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  2. Parece que no hay suerte con las chicas. Se supone igual que las chilenas nunca leerán esto ¿no?
    Me dejás con una sensación de que para ir a Italia hay que ir con unos buenos morlacos sino no la podés disfrutar en su totalidad.
    Veremos como sigue.
    ¡Buen viaje!
    Para la vuelta, una reseña de "La insoportable levedad del ser" que lo leí hace mil años y está medio borroso ya

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    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. ¡Me viene encantando "La insoportable levedad..."!
      Gracias por seguir ahí, al pie del cañón, siguiendo las aventuras europeas.

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