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miércoles, 20 de marzo de 2013

“El lápiz del carpintero” (novela, 1998)

Autor: Manuel Rivas (España)
Género: novela / realismo mágico / crítica social
Leído: 2002 - 2003

Más de la mitad de las personas amputadas experimentan sensaciones y dolores llamados “fantasmas”, en los miembros que han perdido. La sensación, incluso, tiende a aparecer años más tarde.  Hoy tengo ganas de hablar de este tema –quizás porque ya he hablado de cómo algunos autores plasman temas médicos (como el efecto nocebo) en sus obras–  y de la novela que popularizó el concepto y lo utilizó como leitmotiv para contar una historia.

Me refiero a “El Lápiz del Carpintero”, un interesante ítem que pasa de mano en mano en la novela de 1998 de Manuel Rivas.

La novela es un libro complejo, no por su extensión si no, más que nada, por su enredado léxico (inclusive, el original está en “gallego”). Se lee en cuestiones de horas, pero los constantes cambios de narrador y su estructura fragmentada lo dificultan.  Transcurre en el verano de 1936, cuando un pintor “subversivo” (considerado peligroso por “pintar ideas”) es ejecutado. 

Su lápiz (el aludido lápiz del carpintero) pasa de la víctima al verdugo (Herbal) y se convierte en “portador de almas” e hilo conductor de la novela. 

Lo más loco de la historia es que al villano de turno (Herbal) su víctima lo acompaña desde que le pega un tiro en sien, comunicándose en las largas noches en las garitas de las prisiones, como si el lápiz se hubiera convertido en un transistor de su consciencia. Este es un pequeño elemento mágico que le da un giro interesante al relato.

Como novela de crítica política, me resultó mucho más interesante que la sobrevalorada “Una misma noche”. 

Los acontecimientos que suceden encarnan una naturaleza poética y que rebosa humanismo. La idea de que “se mataba porque se tenía que matar” está muy bien aplicada, y me gustó la metáfora de como “algunos muertos acompañan a sus verdugos”.



El personaje de Herbal es complejo y pluridimensional a lo largo de toda la novela, un villano estupendo. Parece no tener sentimientos pero, en realidad, se trata de todo lo contrario ya que su vida se basa en observar a la mujer de otro hombre (el Doctor Da Barca).

En realidad, recuerdo más este novela por sus reflexiones sobre el dolor fantasma (“la memoria del dolor”) que por otra cosa. Un concepto aplicable a varios ámbitos de la vida. En la novela, frente al vacío que produce la guerra, lo único que queda es llenarlo con el recuerdo. En ese sentido, se recalca lo difícil de olvidar por voluntad.

Fue Descartes el primero en contribuir a la fisiología moderna del dolor. Proponía una teoría para explicar los reflejos nerviosos basándose en una conexión entre la periferia y el cerebro sin solución de continuidad. Lo más sorprendente es que utilizó conceptos de óptica y mecánica muy adelantados a su época.

Se desconoce la causa exacta del “síndrome del miembro fantasma”. Los más románticos afirman que las sensaciones se deben al intento del cerebro por reorganizar la información sensorial que sigue a una amputación. En esencia, es el cerebro en un intento de ajustarse a los cambios del cuerpo, de “renovar el cableado por sí mismo”. 

=> Sea como sea, la memoria del dolor aporta influencias literarias, cinéfilas, filosóficas e, incluso, sociológicas.

Quizás no sea la novela más amena del mundo, pero aporta una temática fascinante y nos enseña que ni siquiera en las situaciones más desesperanzadoras, desaparece el amor, la ilusión y la ternura.


“Oye, pintor, dime una cosa. ¿Tú sabes lo que es el dolor fantasma? (…)
Dicen que es el peor de los dolores. Un dolor que llega a ser insoportable.
La memoria del dolor.”

(Manuel Rivas, “El lápiz del carpintero”)




PROXIMAMENTE en el BLOG: Julio Verne, un adelantado de su tiempo; Bradbury incursiona en el género del terror / fantasía y un viaje fantástico por la tierra del Mago de Oz.

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